En un estudio, descubren que más adultos tienen artritis en los EE. UU. de lo que se creía antes
La artritis podría ser mucho más frecuente en los Estados Unidos de lo que se pensaba antes, en especial entre adultos menores de 65 años. Así lo indica un nuevo estudio publicado por Internet en la revista Arthritis & Rheumatology en noviembre.
Los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (BUSM) llevaron a cabo el estudio porque sospechaban que el cálculo actual de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), según el cual la cantidad de adultos con artritis en los EE. UU. ronda los 54 millones, podría ser demasiado bajo.
Ese cálculo se basa en una única pregunta incluida en la Encuesta Nacional de Salud (NHIS), en la que los participantes deben responder si "alguna vez un médico u otro profesional sanitario les dijeron que tienen alguna forma de artritis, artritis reumatoide, gota, lupus o fibromialgia". (Los CDC emplean los datos recopilados por la NHIS para evaluar la salud y la prevalencia de ciertas afecciones en el país).
Los investigadores desarrollaron lo que ellos consideran un método más exacto para registrar la prevalencia de la artritis, teniendo en cuenta dos preguntas adicionales de la encuesta. En una, los participantes deben responder si han tenido rigidez o dolor articular en los últimos 30 días, y en la segunda, si los síntomas duraron tres meses o más. Cuando los investigadores analizaron los datos de la NHIS de 2015, que eran los más recientes en ese momento, empleando las tres preguntas (una sobre la artritis diagnosticada por un médico y las otras dos sobre los síntomas articulares informados por los participantes), descubrieron que el número de personas que pensaban que tenían artritis era un 68% mayor que la cifra de prevalencia notificada anteriormente.
De los más de 33,500 participantes, el 19% de los hombres y el 17% de las mujeres de 18 a 64 años sin artritis diagnosticada por un médico dijeron que tenían síntomas articulares. En el caso de los hombres y las mujeres mayores de 65 años, las proporciones eran del 16% y del 14%, respectivamente (los números están redondeados). Teniendo en cuenta estos resultados, los investigadores de Boston calcularon que aproximadamente el 30% de los hombres y mujeres de los EE. UU. de 18 a 64 años tienen artritis, además del 56% de los hombres y el 69% de las mujeres mayores de 65 años. En general, según los investigadores, eso suma en total 91 millones de adultos con artritis en los EE. UU., un gran aumento con respecto al cálculo actual de 54 millones.
Estas cifras nuevas deben analizarse con cautela por varios motivos. Una advertencia es que la información facilitada por los participantes a menudo no es fiable. El autor principal del estudio, S. Reza Jafarzadeh, PhD, investigador y profesor adjunto de la BUSM, afirma que estaban conscientes de que lo que informan las personas en las encuestas puede no ser exacto y que tomaron medidas en el análisis para tener eso en cuenta. Explica que el modelo empleado en el estudio "se adapta de manera explícita a la exactitud imperfecta de cada criterio".
Jeffrey N. Katz, MD, profesor de epidemiología y salud ambiental de
la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y reumatólogo del Brigham and Women's Hospital, ambas instituciones de Boston, no participó en el estudio, pero escribió un editorial al respecto. El Dr. Katz, que ha sido coautor de otros estudios sobre la prevalencia de la artritis, afirma: "El trabajo de los Dres. Jafarzadeh y Felson significa un gran paso adelante para nuestro campo.…". Y considera que sus cálculos de prevalencia ajustados "son lo suficientemente sólidos y preocupantes.…".
Sin embargo, el Dr. Katz también señala algunas de las limitaciones. Por ejemplo, los métodos que utilizaron los investigadores para verificar las respuestas y luego generalizarlas con respecto a la población más grande se basaban en información de un pequeño subgrupo de personas, la mayoría de raza blanca. La cantidad limitada de participantes y su composición racial significan que los datos tal vez sean menos aplicables a las personas que respondieron el cuestionario de la NHIS, que reflejan mejor la composición racial/étnica del país como un todo. (Casi el 25% de la población de los EE. UU. no es de raza blanca, según las cifras de 2016 proporcionadas por la Oficina del Censo de los EE. UU.).
Bei Wu, PhD, profesora de salud global de la Facultad de Enfermería Rory Meyers de la NYU y codirectora del proyecto sobre envejecimiento Aging Incubator de dicha institución, también pide cautela y menciona la cuestión de la información facilitada por los participantes. "Necesitamos tener cuidado con respecto a la prevalencia calculada, porque el dolor como síntoma no equivale a tener artritis", explica.
Sin embargo, Wu, que no participó en el estudio, comenta que es interesante porque trata de evitar las dificultades que implica basar la prevalencia en una sola pregunta sobre la enfermedad diagnosticada por un médico. "Es menos probable que personas sin seguro médico y de bajos ingresos consulten a un médico. Por lo tanto, es posible que su enfermedad esté infradiagnosticada", señala.
Otras personas excluidas del cálculo de los CDC, y del de los investigadores de Boston, son dos grupos que, según se sabe, tienen una tasa elevada de artritis: las personas en residencias de ancianos y los miembros activos de las fuerzas armadas, ya que la NHIS está limitada a la "población civil y no internada".
Además, el cálculo actual excluye a las personas que posiblemente tengan artritis, pero no lo suficientemente grave para justificar una visita al médico en busca de un diagnóstico.
La artritis es una de las principales causas de discapacidad en los EE. UU., y según la Arthritis Foundation, aunque la prevalencia de la enfermedad es importante, el hecho de conocer la cifra exacta no cambia la urgencia de su misión. "No dediquemos tiempo a determinar si 91 millones es una cifra exacta. En lugar de eso, creo que esto nos indica que los números originales son conservadores y probablemente representen el piso y no el techo", opina Guy Eakin, PhD, vicepresidente sénior de Estrategia Científica de la Arthritis Foundation.
"Este estudio representa un avance importante en pos de entender el amplio alcance de la artritis en nuestras comunidades", afirma Eakin y observa que incluso el cálculo actual y más bajo de la prevalencia de la artritis muestra que los costos personales y sociales de la enfermedad son muy elevados.
"Si hay muchas más personas que, de hecho, tienen artritis, eso debería tener un efecto considerable en nuestra forma de pensar con respecto al costo total de la artritis. Necesitamos considerar los números actuales, en términos de la carga médica de la artritis y del costo de atención, como cálculos conservadores", indica Eakin.
Según Jafarzadeh: "el impacto de la artritis en la salud pública es considerable si se tienen en cuenta los costos directos de atención sanitaria, además de la discapacidad y la pérdida de productividad".
Es más, en un estudio publicado por Internet en la revista Arthritis Care & Research en septiembre de 2017, los CDC informaron que los costos médicos y las pérdidas de ingresos totales a causa de la artritis ascendieron a casi $304 mil millones en 2013, aproximadamente el 1% del producto bruto interno de los EE. UU. de ese año. Las pérdidas de ingresos fueron ligeramente mayores que los costos médicos.
Jafarzadeh explica que el método ideado por él y por el coautor del estudio, David T. Felson, MD, profesor de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston y profesor de epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la misma universidad, no tiene por objeto diagnosticar la artritis en pacientes individuales. Pero afirma que el estudio puede resultar útil para los pacientes de varias maneras. Por un lado, podría impulsar a los médicos a prestar más atención a la artritis en adultos más jóvenes.
Si los investigadores están en lo correcto, el 30% de las personas de 18 a 64 años tienen alguna enfermedad articular. Este hallazgo está respaldado en parte por otros estudios que muestran que la tasa de cirugía de reemplazo articular está creciendo con mayor rapidez en personas más jóvenes que en los pacientes mayores. "Ya no debería percibirse la artritis como una enfermedad que afecta [solo a las personas mayores]", dice Jafarzadeh.
Según el Dr. Katz, la idea de que la artritis pueda ser más prevalente de lo que se pensaba hace que la prevención en general, y la prevención del empeoramiento de la enfermedad, sea más crucial que nunca. Y eso empieza con cambios de estilo de vida sencillos y económicos que casi cualquier persona puede hacer.
"El control del peso probablemente sea la estrategia preventiva más importante que tenemos", explica el Dr. Katz. Es algo particularmente oportuno dado que dos tercios de los estadounidenses tienen sobrepeso u obesidad, y las personas con sobrepeso u obesas tienen artritis con mayor frecuencia que las personas cuyo índice de masa corporal se encuentra en el intervalo "normal".
También se cree que otros factores del estilo de vida pueden ayudar a prevenir o disminuir el ritmo de progresión de la artritis, por ejemplo, hacer actividad física a diario y tener una alimentación saludable.
En su editorial, el Dr. Katz recomienda "formular una política que aliente mayores inversiones de recursos escasos en la patogenia, en la prevención y en el tratamiento de la artritis".
Eakin también señala la necesidad de invertir más dinero en la investigación para el control y la eliminación de la artritis. "Lo que nuestro gobierno invierte en investigación realmente no refleja la gravedad ni la amplitud de este problema", dice. "Incluso si analizamos estas cifras nuevas y afirmamos que hay un intervalo de gravedad, desde las personas muy afectadas hasta las que tienen menos síntomas que no las afectan a diario, tenemos que considerar que estas 37 millones de personas adicionales van camino de sufrir artritis. Tal vez no estén gravemente afectadas hoy, pero en unos años, sus síntomas pueden volverse debilitantes, y eso debe ser motivo de preocupación sabiendo que no hay ninguna cura".
Autora: Linda Rath
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Los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (BUSM) llevaron a cabo el estudio porque sospechaban que el cálculo actual de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), según el cual la cantidad de adultos con artritis en los EE. UU. ronda los 54 millones, podría ser demasiado bajo.
Ese cálculo se basa en una única pregunta incluida en la Encuesta Nacional de Salud (NHIS), en la que los participantes deben responder si "alguna vez un médico u otro profesional sanitario les dijeron que tienen alguna forma de artritis, artritis reumatoide, gota, lupus o fibromialgia". (Los CDC emplean los datos recopilados por la NHIS para evaluar la salud y la prevalencia de ciertas afecciones en el país).
Los investigadores desarrollaron lo que ellos consideran un método más exacto para registrar la prevalencia de la artritis, teniendo en cuenta dos preguntas adicionales de la encuesta. En una, los participantes deben responder si han tenido rigidez o dolor articular en los últimos 30 días, y en la segunda, si los síntomas duraron tres meses o más. Cuando los investigadores analizaron los datos de la NHIS de 2015, que eran los más recientes en ese momento, empleando las tres preguntas (una sobre la artritis diagnosticada por un médico y las otras dos sobre los síntomas articulares informados por los participantes), descubrieron que el número de personas que pensaban que tenían artritis era un 68% mayor que la cifra de prevalencia notificada anteriormente.
De los más de 33,500 participantes, el 19% de los hombres y el 17% de las mujeres de 18 a 64 años sin artritis diagnosticada por un médico dijeron que tenían síntomas articulares. En el caso de los hombres y las mujeres mayores de 65 años, las proporciones eran del 16% y del 14%, respectivamente (los números están redondeados). Teniendo en cuenta estos resultados, los investigadores de Boston calcularon que aproximadamente el 30% de los hombres y mujeres de los EE. UU. de 18 a 64 años tienen artritis, además del 56% de los hombres y el 69% de las mujeres mayores de 65 años. En general, según los investigadores, eso suma en total 91 millones de adultos con artritis en los EE. UU., un gran aumento con respecto al cálculo actual de 54 millones.
Cuando se les preguntó si deseaban hacer algún comentario acerca de los resultados del estudio, desde el organismo dijeron que, según la política de los CDC, no hacen comentarios sobre estudios externos.
Cautela con los números
Estas cifras nuevas deben analizarse con cautela por varios motivos. Una advertencia es que la información facilitada por los participantes a menudo no es fiable. El autor principal del estudio, S. Reza Jafarzadeh, PhD, investigador y profesor adjunto de la BUSM, afirma que estaban conscientes de que lo que informan las personas en las encuestas puede no ser exacto y que tomaron medidas en el análisis para tener eso en cuenta. Explica que el modelo empleado en el estudio "se adapta de manera explícita a la exactitud imperfecta de cada criterio".
Jeffrey N. Katz, MD, profesor de epidemiología y salud ambiental de
la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y reumatólogo del Brigham and Women's Hospital, ambas instituciones de Boston, no participó en el estudio, pero escribió un editorial al respecto. El Dr. Katz, que ha sido coautor de otros estudios sobre la prevalencia de la artritis, afirma: "El trabajo de los Dres. Jafarzadeh y Felson significa un gran paso adelante para nuestro campo.…". Y considera que sus cálculos de prevalencia ajustados "son lo suficientemente sólidos y preocupantes.…".
Sin embargo, el Dr. Katz también señala algunas de las limitaciones. Por ejemplo, los métodos que utilizaron los investigadores para verificar las respuestas y luego generalizarlas con respecto a la población más grande se basaban en información de un pequeño subgrupo de personas, la mayoría de raza blanca. La cantidad limitada de participantes y su composición racial significan que los datos tal vez sean menos aplicables a las personas que respondieron el cuestionario de la NHIS, que reflejan mejor la composición racial/étnica del país como un todo. (Casi el 25% de la población de los EE. UU. no es de raza blanca, según las cifras de 2016 proporcionadas por la Oficina del Censo de los EE. UU.).
Bei Wu, PhD, profesora de salud global de la Facultad de Enfermería Rory Meyers de la NYU y codirectora del proyecto sobre envejecimiento Aging Incubator de dicha institución, también pide cautela y menciona la cuestión de la información facilitada por los participantes. "Necesitamos tener cuidado con respecto a la prevalencia calculada, porque el dolor como síntoma no equivale a tener artritis", explica.
Sin embargo, Wu, que no participó en el estudio, comenta que es interesante porque trata de evitar las dificultades que implica basar la prevalencia en una sola pregunta sobre la enfermedad diagnosticada por un médico. "Es menos probable que personas sin seguro médico y de bajos ingresos consulten a un médico. Por lo tanto, es posible que su enfermedad esté infradiagnosticada", señala.
Otras personas excluidas del cálculo de los CDC, y del de los investigadores de Boston, son dos grupos que, según se sabe, tienen una tasa elevada de artritis: las personas en residencias de ancianos y los miembros activos de las fuerzas armadas, ya que la NHIS está limitada a la "población civil y no internada".
Además, el cálculo actual excluye a las personas que posiblemente tengan artritis, pero no lo suficientemente grave para justificar una visita al médico en busca de un diagnóstico.
Más allá de las cifras
La artritis es una de las principales causas de discapacidad en los EE. UU., y según la Arthritis Foundation, aunque la prevalencia de la enfermedad es importante, el hecho de conocer la cifra exacta no cambia la urgencia de su misión. "No dediquemos tiempo a determinar si 91 millones es una cifra exacta. En lugar de eso, creo que esto nos indica que los números originales son conservadores y probablemente representen el piso y no el techo", opina Guy Eakin, PhD, vicepresidente sénior de Estrategia Científica de la Arthritis Foundation.
"Este estudio representa un avance importante en pos de entender el amplio alcance de la artritis en nuestras comunidades", afirma Eakin y observa que incluso el cálculo actual y más bajo de la prevalencia de la artritis muestra que los costos personales y sociales de la enfermedad son muy elevados.
"Si hay muchas más personas que, de hecho, tienen artritis, eso debería tener un efecto considerable en nuestra forma de pensar con respecto al costo total de la artritis. Necesitamos considerar los números actuales, en términos de la carga médica de la artritis y del costo de atención, como cálculos conservadores", indica Eakin.
Según Jafarzadeh: "el impacto de la artritis en la salud pública es considerable si se tienen en cuenta los costos directos de atención sanitaria, además de la discapacidad y la pérdida de productividad".
Es más, en un estudio publicado por Internet en la revista Arthritis Care & Research en septiembre de 2017, los CDC informaron que los costos médicos y las pérdidas de ingresos totales a causa de la artritis ascendieron a casi $304 mil millones en 2013, aproximadamente el 1% del producto bruto interno de los EE. UU. de ese año. Las pérdidas de ingresos fueron ligeramente mayores que los costos médicos.
Jafarzadeh explica que el método ideado por él y por el coautor del estudio, David T. Felson, MD, profesor de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston y profesor de epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la misma universidad, no tiene por objeto diagnosticar la artritis en pacientes individuales. Pero afirma que el estudio puede resultar útil para los pacientes de varias maneras. Por un lado, podría impulsar a los médicos a prestar más atención a la artritis en adultos más jóvenes.
Si los investigadores están en lo correcto, el 30% de las personas de 18 a 64 años tienen alguna enfermedad articular. Este hallazgo está respaldado en parte por otros estudios que muestran que la tasa de cirugía de reemplazo articular está creciendo con mayor rapidez en personas más jóvenes que en los pacientes mayores. "Ya no debería percibirse la artritis como una enfermedad que afecta [solo a las personas mayores]", dice Jafarzadeh.
Según el Dr. Katz, la idea de que la artritis pueda ser más prevalente de lo que se pensaba hace que la prevención en general, y la prevención del empeoramiento de la enfermedad, sea más crucial que nunca. Y eso empieza con cambios de estilo de vida sencillos y económicos que casi cualquier persona puede hacer.
"El control del peso probablemente sea la estrategia preventiva más importante que tenemos", explica el Dr. Katz. Es algo particularmente oportuno dado que dos tercios de los estadounidenses tienen sobrepeso u obesidad, y las personas con sobrepeso u obesas tienen artritis con mayor frecuencia que las personas cuyo índice de masa corporal se encuentra en el intervalo "normal".
También se cree que otros factores del estilo de vida pueden ayudar a prevenir o disminuir el ritmo de progresión de la artritis, por ejemplo, hacer actividad física a diario y tener una alimentación saludable.
En su editorial, el Dr. Katz recomienda "formular una política que aliente mayores inversiones de recursos escasos en la patogenia, en la prevención y en el tratamiento de la artritis".
Eakin también señala la necesidad de invertir más dinero en la investigación para el control y la eliminación de la artritis. "Lo que nuestro gobierno invierte en investigación realmente no refleja la gravedad ni la amplitud de este problema", dice. "Incluso si analizamos estas cifras nuevas y afirmamos que hay un intervalo de gravedad, desde las personas muy afectadas hasta las que tienen menos síntomas que no las afectan a diario, tenemos que considerar que estas 37 millones de personas adicionales van camino de sufrir artritis. Tal vez no estén gravemente afectadas hoy, pero en unos años, sus síntomas pueden volverse debilitantes, y eso debe ser motivo de preocupación sabiendo que no hay ninguna cura".
Autora: Linda Rath
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