Retomar la jardinería
Por Dina Pittman, una aficionada de la jardinería con artrosis, quien en su sitio web, www.disabledgardener.com, se autodefine como «demasiada terca para rendirse cuando el dolor persiste».
Hace diez años, cuando por fin pude comprar la propiedad de mis sueños y ampliar mi espacio de jardinería, de una típica parcela suburbana a un terreno boscoso de 1.5 acres, pensaba que mi mayor reto sería hacer un jardín a la sombra.
¡Pero resultó ser el dolor crónico!
Soñaba con tener hermosos jardines a la sombra entre los robles. Habría un jardín de hierbas aromáticas, y rosas; además, encontraría la forma de que las largas hileras de hortalizas recibieran suficiente sol. No había jardines allí, así que podía planificar todo a mi antojo y armar los canteros con las rocas que había en la propiedad, cubriéndolos con astillas y hojas de los árboles.
Pero, cada vez que intentaba armar un nuevo cantero, terminaba lesionada durante días. Acudí a varios médicos y la respuesta siempre era la misma: «Tiene artrosis». ¿Cómo pudo pasar? ¿Cómo es que de repente tengo artritis en todas las articulaciones de mi cuerpo? Seguí buscando respuestas e intentando obligar a mi adolorido cuerpo a construir el jardín de mis sueños. Como el dolor persistía, lo dejé a un lado. Me deprimí y comencé a rendirme.
Cuando hablé de mi diagnóstico con amigos y médicos, las reacciones fueron: «A todo el mundo le da artritis cuando envejece». Eso me confundía porque mi madre no tenía artritis en todas sus articulaciones, ¡y tenía 80 años! Yo solo tenía 50 años. No podía creer que me estuviera ocurriendo esto, y todos los demás lo consideraban como algo normal del envejecimiento. La artritis había trastornado mi vida y amenazaba mi sueño.
Me sentí destrozada. Después de años de arduo trabajo y de criar a mis hijos, era mi momento, pero parecía que ya no podía alcanzar físicamente mi sueño.
Entré en un círculo vicioso emocional, y pensé que sería mejor vender el lugar. Pero algo me hizo continuar. Después de reflexionar profundamente y recibir asesoramiento, decidí que tenía que aceptar que sí tenía artritis en todas las articulaciones de mi cuerpo y que eso también estaba bien.
Cuando dejé de resistirme al hecho de que tenía artritis, comencé a pensar en las formas en que podía seguir dedicándome a la jardinería como quería, pero con poco dolor y sin lesiones.
Me propuse retomar la jardinería y, para ello, necesité seguir estos seis pasos:
El camino que he recorrido a través de estos pasos ha hecho que regrese al jardín. El jardín me está enseñando a crecer por medio de la artritis en lugar de oponerme a ella.
Mientras paseaba por el jardín con mis nietos trillizos (¡tres niños de 3 años!), me sentí muy agradecida por haber perseverado en mi búsqueda. La jardinería es una actividad que nos beneficia tanto física como emocionalmente, pero también es mi legado para mis hijos y nietos. Siempre me identificarán por mis plantas, no por mi artritis.
Los invito a que se unan a esta conversación y nos ayuden a seguir haciendo lo que nos llena de alegría por muchos años: ¡la jardinería!
Hace diez años, cuando por fin pude comprar la propiedad de mis sueños y ampliar mi espacio de jardinería, de una típica parcela suburbana a un terreno boscoso de 1.5 acres, pensaba que mi mayor reto sería hacer un jardín a la sombra.
¡Pero resultó ser el dolor crónico!
Soñaba con tener hermosos jardines a la sombra entre los robles. Habría un jardín de hierbas aromáticas, y rosas; además, encontraría la forma de que las largas hileras de hortalizas recibieran suficiente sol. No había jardines allí, así que podía planificar todo a mi antojo y armar los canteros con las rocas que había en la propiedad, cubriéndolos con astillas y hojas de los árboles.
Pero, cada vez que intentaba armar un nuevo cantero, terminaba lesionada durante días. Acudí a varios médicos y la respuesta siempre era la misma: «Tiene artrosis». ¿Cómo pudo pasar? ¿Cómo es que de repente tengo artritis en todas las articulaciones de mi cuerpo? Seguí buscando respuestas e intentando obligar a mi adolorido cuerpo a construir el jardín de mis sueños. Como el dolor persistía, lo dejé a un lado. Me deprimí y comencé a rendirme.
Cuando hablé de mi diagnóstico con amigos y médicos, las reacciones fueron: «A todo el mundo le da artritis cuando envejece». Eso me confundía porque mi madre no tenía artritis en todas sus articulaciones, ¡y tenía 80 años! Yo solo tenía 50 años. No podía creer que me estuviera ocurriendo esto, y todos los demás lo consideraban como algo normal del envejecimiento. La artritis había trastornado mi vida y amenazaba mi sueño.
Me sentí destrozada. Después de años de arduo trabajo y de criar a mis hijos, era mi momento, pero parecía que ya no podía alcanzar físicamente mi sueño.
Entré en un círculo vicioso emocional, y pensé que sería mejor vender el lugar. Pero algo me hizo continuar. Después de reflexionar profundamente y recibir asesoramiento, decidí que tenía que aceptar que sí tenía artritis en todas las articulaciones de mi cuerpo y que eso también estaba bien.
Cuando dejé de resistirme al hecho de que tenía artritis, comencé a pensar en las formas en que podía seguir dedicándome a la jardinería como quería, pero con poco dolor y sin lesiones.
Me propuse retomar la jardinería y, para ello, necesité seguir estos seis pasos:
- Controlar la mente: sabía que mi manera de pensar sobre el dolor me impedía encontrar soluciones. Recibí un excelente asesoramiento y entrenamiento, y comencé a escribir mi blog: disabledgardener.com. También comencé a escuchar pódcast mientras cultivaba y buscaba información. ¡Uno de mis favoritos es Live Yes With Arthritis!
- Ejercitarse: si bien la jardinería es un tipo de ejercicio, mantener los ejercicios de fisioterapia hace que las zonas afectadas estén más fuertes para el trabajo que esta exige.
- Cuidar la nutrición: aproveche su huerto para motivarse a comer más sano. Todos los años, pruebo vegetales nuevos para motivarme a cultivar un arcoíris de nutrición.
- Métodos de jardinería: cambie la forma en que cultiva. He descubierto que hay formas más fáciles de cultivar que mis antiguos métodos, que exigían mucho trabajo. Estoy aprendiendo sobre canteros elevados, contenedores, permacultura y métodos de plantación intensiva tanto para los huertos como para las flores.
- Apoyo: asegúrese de proteger sus articulaciones más propensas a las lesiones con aparatos ortopédicos que le permitan moverse convenientemente. Incluso la ropa y el calzado que utilice para trabajar en el jardín son importantes. Utilice herramientas adecuadas que causen menos tensión en sus articulaciones. El cuidado personal es importante. Conozca su cuerpo y respete sus límites.
- Complementos para el alivio del dolor: busque productos que puedan disminuir la dependencia de los medicamentos con receta para aliviar el dolor. Averigüe qué productos ofrecen resultados reales y aprenda cómo reconocer los productos falsos.
El camino que he recorrido a través de estos pasos ha hecho que regrese al jardín. El jardín me está enseñando a crecer por medio de la artritis en lugar de oponerme a ella.
Mientras paseaba por el jardín con mis nietos trillizos (¡tres niños de 3 años!), me sentí muy agradecida por haber perseverado en mi búsqueda. La jardinería es una actividad que nos beneficia tanto física como emocionalmente, pero también es mi legado para mis hijos y nietos. Siempre me identificarán por mis plantas, no por mi artritis.
Los invito a que se unan a esta conversación y nos ayuden a seguir haciendo lo que nos llena de alegría por muchos años: ¡la jardinería!