La artrosis de rodilla es más frecuente ahora que en los últimos 6,000 años
Un equipo de investigadores de los Estados Unidos y Finlandia descubrió que las tasas de artrosis de rodilla son más altas ahora que en el pasado, probablemente no por las razones que usted piensa.
En un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores informan que la artrosis de rodilla es más del doble de común hoy, en la era posindustrial, que en cualquier momento anterior, desde la prehistoria. Las personas del siglo XXI también tienen más probabilidades de tener artritis en ambas rodillas que las personas del pasado.
Pero ¿cómo estudiaron los investigadores la artritis en personas que vivieron hace cientos o incluso miles de años? Según el coautor del estudio Daniel Lieberman, PhD, profesor de Biología Evolutiva Humana en Harvard, examinaron esqueletos de personas mayores de 50 años que estaban en museos o habían sido donados para investigación médica. En total, se examinaron 2,576 esqueletos de varios lugares de los Estados Unidos. Los esqueletos más antiguos eran de cazadores-recolectores que murieron hace 6,000 años; los más recientes eran de personas que murieron en Tennessee y New Mexico entre 1976 y 2015. También examinaron los esqueletos de granjeros que murieron hace entre 300 y 800 años y los esqueletos de personas que murieron a principios del siglo XX.
Los investigadores dicen que esta gran perspectiva histórica fue importante porque les permitió estudiar los factores de riesgo conocidos, especialmente la edad y la obesidad, en diversas condiciones. Algunos expertos creen que el alto porcentaje de personas que actualmente tienen artrosis se debe a una combinación de altas tasas de obesidad y una mayor esperanza de vida, lo que crea más oportunidades para el desgaste de las articulaciones. Entonces, el equipo de investigación quería analizar específicamente esos factores.
Si bien solo el 1 por ciento de los cazadores-recolectores eran obesos, en comparación con el 25 por ciento de las personas en la actualidad, sus rodillas sufrían golpes porque siempre estaban en movimiento, recogiendo bayas y persiguiendo animales. Por esa razón, los investigadores asumieron que encontrarían mucha artrosis en nuestros primeros ancestros, así como en los trabajadores de la era industrial (1905-1940), que solían tener trabajos físicamente exigentes.
Pero no fue así. Cuando los investigadores eliminaron la edad y el peso de la ecuación, aún encontraron que los humanos del siglo XXI tenían el doble de la tasa de artrosis que sus antepasados: solo el 8 por ciento de los primeros humanos y el 6 por ciento de los trabajadores del siglo XX mostraron evidencia de artrosis, en comparación con 16 por ciento de los estadounidenses en la actualidad.
Lieberman dice que eso significa que otros factores deben estar impulsando el aumento, pero su equipo no analizó cuáles podrían ser. Sin embargo, su mejor conjetura es la falta de actividad física. Lieberman señala que el mayor cambio entre ahora e incluso hace algunas décadas es que los adultos y los niños se han vuelto extremadamente sedentarios, lo que puede afectar la salud de las articulaciones. La falta de actividad física puede provocar que los cartílagos se vuelvan más delgados y menos resistentes y que los músculos, que sostienen y protegen las articulaciones, se vuelvan más débiles. Si el sedentarismo es el culpable, entonces, la artrosis se puede prevenir casi por completo, señalan él y sus colegas en el artículo.
Karmela Kim Chan, MD, reumatóloga del Hospital for Special Surgery y profesora asistente del Weill Cornell Medical College, ambos en New York City, está de acuerdo.
"Hay muchos factores que un estudio como este no podría tener en cuenta [como la dieta y las lesiones]. Pero parece justo suponer que en la era posindustrial somos más sedentarios que los humanos de la era preindustrial. La modernidad nos ha facilitado mucho las cosas. Pero eso también significa que ya no somos tan activos como, evolutivamente, estábamos destinados a ser", dice.
Al igual que Lieberman, la Dra. Chan enfatiza que la actividad es buena para las rodillas y las articulaciones en general.
"Existe buena evidencia de que en pacientes con rodillas sanas, la actividad física parece retrasar el desarrollo de la artritis. Es muy probable que haya razones biomecánicas dentro de la rodilla que expliquen esto, es decir, cómo responden el cartílago y el hueso a la estimulación que produce la actividad", explica. "Además, el ejercicio mejora la fuerza muscular, lo que probablemente hace que la artritis sea menos sintomática".
La Dra. Chan recomienda andar en bicicleta, ya sea al aire libre o en una bicicleta fija, para ayudar a desarrollar los cuádriceps (los músculos en la parte delantera del muslo que actúan como amortiguadores de la rodilla).
"Si [usted] no disfruta andar en bicicleta, entonces, la máquina elíptica o de remo pueden ser adecuados", dice. "En pacientes con artritis más avanzada a los que les resulta difícil mantenerse erguidos durante períodos prolongados, hacer ejercicio en el agua es una excelente forma de ejercitar esos músculos sin generar tensión en las articulaciones. Incluso caminar en una piscina de un extremo al otro ayuda. El agua no solo soporta el peso del paciente, sino que proporciona resistencia para que los músculos trabajen más".
Autora: Linda Rath para la Arthritis Foundation
En un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores informan que la artrosis de rodilla es más del doble de común hoy, en la era posindustrial, que en cualquier momento anterior, desde la prehistoria. Las personas del siglo XXI también tienen más probabilidades de tener artritis en ambas rodillas que las personas del pasado.
Pero ¿cómo estudiaron los investigadores la artritis en personas que vivieron hace cientos o incluso miles de años? Según el coautor del estudio Daniel Lieberman, PhD, profesor de Biología Evolutiva Humana en Harvard, examinaron esqueletos de personas mayores de 50 años que estaban en museos o habían sido donados para investigación médica. En total, se examinaron 2,576 esqueletos de varios lugares de los Estados Unidos. Los esqueletos más antiguos eran de cazadores-recolectores que murieron hace 6,000 años; los más recientes eran de personas que murieron en Tennessee y New Mexico entre 1976 y 2015. También examinaron los esqueletos de granjeros que murieron hace entre 300 y 800 años y los esqueletos de personas que murieron a principios del siglo XX.
Los investigadores dicen que esta gran perspectiva histórica fue importante porque les permitió estudiar los factores de riesgo conocidos, especialmente la edad y la obesidad, en diversas condiciones. Algunos expertos creen que el alto porcentaje de personas que actualmente tienen artrosis se debe a una combinación de altas tasas de obesidad y una mayor esperanza de vida, lo que crea más oportunidades para el desgaste de las articulaciones. Entonces, el equipo de investigación quería analizar específicamente esos factores.
Si bien solo el 1 por ciento de los cazadores-recolectores eran obesos, en comparación con el 25 por ciento de las personas en la actualidad, sus rodillas sufrían golpes porque siempre estaban en movimiento, recogiendo bayas y persiguiendo animales. Por esa razón, los investigadores asumieron que encontrarían mucha artrosis en nuestros primeros ancestros, así como en los trabajadores de la era industrial (1905-1940), que solían tener trabajos físicamente exigentes.
Pero no fue así. Cuando los investigadores eliminaron la edad y el peso de la ecuación, aún encontraron que los humanos del siglo XXI tenían el doble de la tasa de artrosis que sus antepasados: solo el 8 por ciento de los primeros humanos y el 6 por ciento de los trabajadores del siglo XX mostraron evidencia de artrosis, en comparación con 16 por ciento de los estadounidenses en la actualidad.
Lieberman dice que eso significa que otros factores deben estar impulsando el aumento, pero su equipo no analizó cuáles podrían ser. Sin embargo, su mejor conjetura es la falta de actividad física. Lieberman señala que el mayor cambio entre ahora e incluso hace algunas décadas es que los adultos y los niños se han vuelto extremadamente sedentarios, lo que puede afectar la salud de las articulaciones. La falta de actividad física puede provocar que los cartílagos se vuelvan más delgados y menos resistentes y que los músculos, que sostienen y protegen las articulaciones, se vuelvan más débiles. Si el sedentarismo es el culpable, entonces, la artrosis se puede prevenir casi por completo, señalan él y sus colegas en el artículo.
Karmela Kim Chan, MD, reumatóloga del Hospital for Special Surgery y profesora asistente del Weill Cornell Medical College, ambos en New York City, está de acuerdo.
"Hay muchos factores que un estudio como este no podría tener en cuenta [como la dieta y las lesiones]. Pero parece justo suponer que en la era posindustrial somos más sedentarios que los humanos de la era preindustrial. La modernidad nos ha facilitado mucho las cosas. Pero eso también significa que ya no somos tan activos como, evolutivamente, estábamos destinados a ser", dice.
Al igual que Lieberman, la Dra. Chan enfatiza que la actividad es buena para las rodillas y las articulaciones en general.
"Existe buena evidencia de que en pacientes con rodillas sanas, la actividad física parece retrasar el desarrollo de la artritis. Es muy probable que haya razones biomecánicas dentro de la rodilla que expliquen esto, es decir, cómo responden el cartílago y el hueso a la estimulación que produce la actividad", explica. "Además, el ejercicio mejora la fuerza muscular, lo que probablemente hace que la artritis sea menos sintomática".
La Dra. Chan recomienda andar en bicicleta, ya sea al aire libre o en una bicicleta fija, para ayudar a desarrollar los cuádriceps (los músculos en la parte delantera del muslo que actúan como amortiguadores de la rodilla).
"Si [usted] no disfruta andar en bicicleta, entonces, la máquina elíptica o de remo pueden ser adecuados", dice. "En pacientes con artritis más avanzada a los que les resulta difícil mantenerse erguidos durante períodos prolongados, hacer ejercicio en el agua es una excelente forma de ejercitar esos músculos sin generar tensión en las articulaciones. Incluso caminar en una piscina de un extremo al otro ayuda. El agua no solo soporta el peso del paciente, sino que proporciona resistencia para que los músculos trabajen más".
Autora: Linda Rath para la Arthritis Foundation