Los consejos de Gerica para la nueva normalidad
A estas alturas, quienes estén leyendo esto probablemente estén experimentando una orden de aislamiento, la cancelación de las clases en las escuelas, u otras situaciones de distanciamiento social en sus propias comunidades debido a la pandemia global de COVID-19. Aquí en California, nuestro estado ha dictado la orden de permanecer en aislamiento y estoy en la semana 2 de 4. Las escuelas de mis hijos están pasando a una nueva etapa de "educación a distancia". Algunos distritos de nuestra zona ya han anunciado que esta medida continuará durante el resto del año escolar. Si es como yo, este cambio repentino y masivo ha sacudido su unidad familiar y está tratando de navegar por terreno desconocido.
Hace dos semanas, no tenía ni idea de que iba a comenzar un trabajo de enseñanza en casa a tiempo completo. Ahora me encuentro desempeñando los papeles de esposa, madre, profesora, cocinera, terapeuta, artista y, para ser realistas, a veces de celadora. Por suerte, como vamos a estar en casa por un buen tiempo, puedo tachar "chófer" de esa lista. Honestamente, siento el peso del mundo sobre mis hombros. Todos lo sentimos. Si se añade el miedo y la incertidumbre de que usted o su hijo estén inmunodeprimidos, todo se vuelve más intenso. Quiero compartir algunas sugerencias que están funcionando (y algunas que no) en nuestra familia con la esperanza de ayudarlo e inspirarlo mientras todos damos lo mejor de nosotros para vivir de forma positiva en esta nueva normalidad.
Pero primero, les voy a contar un poco sobre mí. Soy una madre que se queda en casa para ocuparse de tres hijos, de 6 a 13 años. A mi hija mayor se le diagnosticó artritis juvenil a los 18 meses. Ha estado tomando algún tipo de medicación inmunodepresora desde su diagnóstico. Afortunadamente, cuenta con un maravilloso equipo de médicos que ha estado dispuesto a responder a mis preguntas y preocupaciones a medida que se desarrolla esta pandemia. Mi primer consejo, si no lo ha hecho ya, es que se ponga en contacto con su equipo médico. Ellos podrán aconsejarlo con precisión sobre su situación específica. Nuestros médicos nos han dado mucha información sobre cómo mitigar el riesgo de exposición de mi hija al COVID-19. Ha pasado años desarrollando una sólida relación de trabajo con su equipo médico, confíe en ellos durante este tiempo.
Ahora le compartiré algunas ideas para administrar la vida en casa. En casa, cada uno sabe qué debe hacer. Nuestra vida es organizada, bien planificada y predecible. Un entorno controlado me da felicidad. La pandemia mundial ha hecho que mi ansiedad por la crianza de los hijos aumente. Creo que lo que más me cuesta es el miedo a lo desconocido. En un día normal, tengo tres hijos que asisten a tres escuelas diferentes. Sé que tengo desde las 9:00 de la mañana hasta las 1:30 de la tarde cada día para hacer todas las cosas que hay que hacer para los niños. Sé que los deberes y la cena se deben hacer a tiempo para que lleguen a sus entrenamientos y actividades. Y ahora, de la nada, todo eso no está más.
Antes del primer día de nuestra "Academia de enseñanza en el hogar por el COVID" me tomé el tiempo para desarrollar un cronograma diario. Me esforcé por evitar distracciones. Para ello, establecí temporizadores y me aseguré de que todo se desarrollara según MI plan estratégico. El primer día fue genial. Sin embargo, el día 2 hubo cierta resistencia y para el día 3, 3 de los 5 miembros de mi familia tuvieron una crisis de lágrimas, entre ellos, yo misma. Ahora me he dado cuenta de que lo que funciona un día, puede no funcionar otro. Y lo que funciona para un niño, puede que no funcione para otro. Ahora todos estamos de acuerdo en que aborrecemos la palabra "cronograma"; nos dimos cuenta de que "rutina" es más adecuada para nosotros.
Mi hija mayor es muy buena trabajando de forma independiente. Es muy buena planeando tareas, como su madre, y hace lo que tiene que hacer. No hace falta nada más que consultarle si está todo bien de vez en cuando y darle un sándwich cerca del mediodía; ella se desenvuelve bien por su cuenta. Mi hija del medio necesita más estructura. Nos centramos en diferentes temas en momentos concretos a lo largo del día, y empezamos siempre por lo que más le disgusta a primera hora de la mañana. Créame, sáquese de encima ese sufrimiento a primera hora del día y las cosas solo podrán mejorar a partir de ahí. Necesita que se la controle más sobre el tiempo que dedica a cada tarea, pero ha encontrado su ritmo. Y por último está el más pequeño. Está en el jardín de infantes y en sus mejores días se lo puede describir como salvaje. He aprendido que los niños de seis años nunca dejan de hablar. Nunca. Sus conjuntos de tareas escolares se hacen en 15 minutos cada uno y luego se lo suelta en el patio trasero para que queme algo de energía. Combinamos las hojas de actividades con el tiempo en la computadora, la lectura de cuentos y el aprendizaje práctico, como la construcción con bloques o la cocina. Después de todo, son tres niños distintos con tres estilos de aprendizaje y necesidades muy diferentes. Si un cronograma fijo funciona para su familia, ¡genial! Pero tómese este tiempo para escuchar y observar cuáles son las necesidades de sus hijos e idear su propia rutina familiar.
Como toda persona que viva con artritis sabe, mover el cuerpo es importante. Con las recomendaciones adecuadas de su médico, el movimiento puede ayudar a aflojar las articulaciones y levantar el ánimo. Según su situación actual, puede que no tenga acceso a sus rutinas de ejercicio habituales, pero mover el cuerpo debe seguir siendo una prioridad. Mi hija con artritis juvenil y su hermana son nadadoras de competición durante todo el año. Ahora no tienen acceso a una piscina de entrenamiento y los encuentros se cancelan al menos hasta fines de abril. Perder una actividad que les gusta no solo las ha afectado a nivel físico, sino también mental. Sus entrenadores nos han proporcionado ejercicios en "tierra firme" que intentamos hacer en familia. Desempolvamos la máquina de remo que estaba en nuestro garaje e invertimos en una bicicleta fija con clases en vivo.
Todos estamos encontrando nuevas formas de mover nuestros cuerpos. Mi favorita es simplemente pasear al perro. Esta solía ser una tarea que hacía sola mientras los niños estaban en el colegio, pero ahora vamos en familia. Hablamos, nos reímos, disfrutamos de todo el arte de las aceras a lo largo del camino y nuestro perro disfruta cada minuto. El movimiento es bueno para el cuerpo y para el alma. Encuentre lo que funciona para usted y comprométase a hacer actividad física durante al menos 20 minutos cada día.
El distanciamiento social no es fácil. Soy una persona social, me gusta estar con gente. Me gusta dar abrazos, al igual que a mi familia. Nos abrazamos cuando nos vemos con amigos y familia. Nos reunimos con frecuencia y somos más felices cuando nuestra casa está llena de amigos. Lo que más extrañamos ahora es la conexión. Está ahí, solo tenemos que ser creativos en la forma de encontrarla. Aunque odie admitirlo, mi uso de las redes sociales ha aumentado. Pero dadas las circunstancias, eso no es necesariamente algo malo. Las redes sociales me permiten ver lo que hacen mis amigos y familiares y cómo se mantienen ocupados. Y, desde luego, abundan los memes divertidos que nos hacen reír. Me encanta ver publicaciones de personas de la comunidad con artritis con el hashtag #WeLiveYes. Allí muestran cómo estamos aprendiendo a vivir en nuestra nueva normalidad. Hemos tenido que relajarnos con el uso de la tecnología y dar a los niños la oportunidad de conectarse con sus amigos y compañeros de equipo. Hace unos días, mis hijas tuvieron una videollamada grupal con sus amigos de natación que les levantó el ánimo. Ayer, mi hijo tuvo una llamada por Zoom con una maestra y sus compañeros de clase. Las videollamadas con estudiantes de jardín de infantes son tan tiernas. La cuestión es que el distanciamiento social no tiene que ser sinónimo de aislamiento social. Como grupo de personas inmunodeprimidas, tenemos que extremar las precauciones y, al mismo tiempo, ser conscientes de lo importante que es la conexión humana. Llame por teléfono, planifique una videollamada, juegue a un juego en línea con alguien, organice una cena virtual. En estos tiempos inciertos, no sabemos cuánto durarán estas circunstancias. Tómese el tiempo, organícese y conéctese con otras personas.
Al final de la primera semana, sentía que la monotonía me deprimía. Sentía que no iba a poder ayudar con otra hoja de tareas, hacer otro rompecabezas o pintar otra roca. Estaba deprimida y no quería que esa sensación se extendiera a mi marido y a mis hijos. Tuve que tomar la decisión de disfrutar y agradecer por algo cada día. Hace un mes, miré mi calendario familiar y, cuando me pregunté cómo iba a sobrevivir al mes de marzo, me invadió una ansiedad aplastante. Además de la agenda de viajes por trabajo de mi marido y nuestra rutina normal de escuela y natación, íbamos a viajar por dos encuentros de natación, teníamos un viaje sorpresa de cumpleaños para mi hija e iba a viajar a Washington DC para representarlos a todos ustedes en el Retiro de liderazgo de defensa de la Arthritis Foundation. Todos eran grandes eventos por los que estoy agradecida, pero eran demasiadas cosas en un corto período de tiempo. De golpe, todo cambió y nuestros calendarios se vaciaron durante semanas. He disfrutado mucho este regalo del tiempo. Aquí en el norte de California estamos en el día 10 de cuarentena. He aprendido que mi hija mayor es una artista increíble. Siempre supe que le gustaba dibujar, pero ahora que tiene tiempo, ha creado preciosas obras de arte y dibujos con tiza en la acera. En estos días, he aprendido que a mi hija del medio le encanta cocinar y ha hecho galletas, pretzels blandos, tarta de queso y malvaviscos caseros. Con mis más de 40 años, ni siquiera sabía que existían los malvaviscos caseros. Mi marido no está de viaje y ha tenido tiempo de jugar con mi hijo, quien está a punto de andar en bicicleta con solo dos ruedas. Me encanta acurrucarme con él para leer. Leer no para aprender ni para llevar un registro de lectura. Leer por el simple placer de leer. Todas estas cosas sucedieron gracias a nuestra cuarentena familiar. No me enorgullece admitir que nunca había visto estas cosas porque no teníamos tiempo. No me malinterprete, la vida era buena, solo que era muy ajetreada. El tiempo es curioso. En exceso puede ser una bendición o una maldición. Con todo este tiempo que tenemos, lo invito a que elija bendición.
Por último, como he mencionado antes, todos nos sentimos abrumados por esta situación. No debemos olvidar cuidarnos a nosotros mismos. Lo ha escuchado durante años en los aviones, debe ponerse su propia máscara antes de ponerse a ver las noticias.
Todos intentamos mantener a nuestras familias a flote, pero no podemos perdernos en el proceso. Tómese tiempo para usted. Encuentre algo que le guste y lo haga feliz, e inclúyalo en su rutina diaria. En mi caso, a pesar de estar cansada, me levanto una hora antes que los demás en mi casa. Disfruto de mi café (y del silencio) y me preparo mentalmente para el día. Usted puede que prefiera leer ese libro del que ha oído hablar, encerrarse en el baño para hacerse una mascarilla y una pedicura, probar una nueva receta o reparar algo en el garaje. Este tiempo debe ser para usted. Lo ayudará, como mínimo, a centrarse y juntar fuerzas. A medida que vaya encontrando su manera de sobrellevar este momento de incertidumbre, compártalo en las redes sociales con el hashtag #WeLiveYes!
Estos son tiempos difíciles, no se castigue. Sea amable consigo mismo y con su familia. Si le funciona mantener una semana de "trabajo" normal de lunes a viernes, hágalo. Si solo puede aguantar dos días y luego necesita un descanso, también está bien. Encuentre su rutina, encuentre su equilibrio. Saldremos adelante. Como familia. Como comunidad. Como país. Como planeta.
En la situación actual de nuestro país, las organizaciones benéficas se ven especialmente afectadas. Ahora, quizás más que nunca, la Arthritis Foundation necesita su apoyo. El trabajo continuo de la fundación es fundamental para ayudar a quienes viven con artritis. Debemos seguir apoyando la misión de la manera que sea posible, ya sea con una donación monetaria, convirtiéndose en defensor o uniéndose
a la Red para la Artritis de Live Yes.
También puede compartir su historia de resiliencia y cómo está buscando su positividad en estos tiempos inciertos en este archivo de historias. Comparta su historia hoy mismo.
Hace dos semanas, no tenía ni idea de que iba a comenzar un trabajo de enseñanza en casa a tiempo completo. Ahora me encuentro desempeñando los papeles de esposa, madre, profesora, cocinera, terapeuta, artista y, para ser realistas, a veces de celadora. Por suerte, como vamos a estar en casa por un buen tiempo, puedo tachar "chófer" de esa lista. Honestamente, siento el peso del mundo sobre mis hombros. Todos lo sentimos. Si se añade el miedo y la incertidumbre de que usted o su hijo estén inmunodeprimidos, todo se vuelve más intenso. Quiero compartir algunas sugerencias que están funcionando (y algunas que no) en nuestra familia con la esperanza de ayudarlo e inspirarlo mientras todos damos lo mejor de nosotros para vivir de forma positiva en esta nueva normalidad.
Pero primero, les voy a contar un poco sobre mí. Soy una madre que se queda en casa para ocuparse de tres hijos, de 6 a 13 años. A mi hija mayor se le diagnosticó artritis juvenil a los 18 meses. Ha estado tomando algún tipo de medicación inmunodepresora desde su diagnóstico. Afortunadamente, cuenta con un maravilloso equipo de médicos que ha estado dispuesto a responder a mis preguntas y preocupaciones a medida que se desarrolla esta pandemia. Mi primer consejo, si no lo ha hecho ya, es que se ponga en contacto con su equipo médico. Ellos podrán aconsejarlo con precisión sobre su situación específica. Nuestros médicos nos han dado mucha información sobre cómo mitigar el riesgo de exposición de mi hija al COVID-19. Ha pasado años desarrollando una sólida relación de trabajo con su equipo médico, confíe en ellos durante este tiempo.
Ahora le compartiré algunas ideas para administrar la vida en casa. En casa, cada uno sabe qué debe hacer. Nuestra vida es organizada, bien planificada y predecible. Un entorno controlado me da felicidad. La pandemia mundial ha hecho que mi ansiedad por la crianza de los hijos aumente. Creo que lo que más me cuesta es el miedo a lo desconocido. En un día normal, tengo tres hijos que asisten a tres escuelas diferentes. Sé que tengo desde las 9:00 de la mañana hasta las 1:30 de la tarde cada día para hacer todas las cosas que hay que hacer para los niños. Sé que los deberes y la cena se deben hacer a tiempo para que lleguen a sus entrenamientos y actividades. Y ahora, de la nada, todo eso no está más.
Antes del primer día de nuestra "Academia de enseñanza en el hogar por el COVID" me tomé el tiempo para desarrollar un cronograma diario. Me esforcé por evitar distracciones. Para ello, establecí temporizadores y me aseguré de que todo se desarrollara según MI plan estratégico. El primer día fue genial. Sin embargo, el día 2 hubo cierta resistencia y para el día 3, 3 de los 5 miembros de mi familia tuvieron una crisis de lágrimas, entre ellos, yo misma. Ahora me he dado cuenta de que lo que funciona un día, puede no funcionar otro. Y lo que funciona para un niño, puede que no funcione para otro. Ahora todos estamos de acuerdo en que aborrecemos la palabra "cronograma"; nos dimos cuenta de que "rutina" es más adecuada para nosotros.
Mi hija mayor es muy buena trabajando de forma independiente. Es muy buena planeando tareas, como su madre, y hace lo que tiene que hacer. No hace falta nada más que consultarle si está todo bien de vez en cuando y darle un sándwich cerca del mediodía; ella se desenvuelve bien por su cuenta. Mi hija del medio necesita más estructura. Nos centramos en diferentes temas en momentos concretos a lo largo del día, y empezamos siempre por lo que más le disgusta a primera hora de la mañana. Créame, sáquese de encima ese sufrimiento a primera hora del día y las cosas solo podrán mejorar a partir de ahí. Necesita que se la controle más sobre el tiempo que dedica a cada tarea, pero ha encontrado su ritmo. Y por último está el más pequeño. Está en el jardín de infantes y en sus mejores días se lo puede describir como salvaje. He aprendido que los niños de seis años nunca dejan de hablar. Nunca. Sus conjuntos de tareas escolares se hacen en 15 minutos cada uno y luego se lo suelta en el patio trasero para que queme algo de energía. Combinamos las hojas de actividades con el tiempo en la computadora, la lectura de cuentos y el aprendizaje práctico, como la construcción con bloques o la cocina. Después de todo, son tres niños distintos con tres estilos de aprendizaje y necesidades muy diferentes. Si un cronograma fijo funciona para su familia, ¡genial! Pero tómese este tiempo para escuchar y observar cuáles son las necesidades de sus hijos e idear su propia rutina familiar.
Como toda persona que viva con artritis sabe, mover el cuerpo es importante. Con las recomendaciones adecuadas de su médico, el movimiento puede ayudar a aflojar las articulaciones y levantar el ánimo. Según su situación actual, puede que no tenga acceso a sus rutinas de ejercicio habituales, pero mover el cuerpo debe seguir siendo una prioridad. Mi hija con artritis juvenil y su hermana son nadadoras de competición durante todo el año. Ahora no tienen acceso a una piscina de entrenamiento y los encuentros se cancelan al menos hasta fines de abril. Perder una actividad que les gusta no solo las ha afectado a nivel físico, sino también mental. Sus entrenadores nos han proporcionado ejercicios en "tierra firme" que intentamos hacer en familia. Desempolvamos la máquina de remo que estaba en nuestro garaje e invertimos en una bicicleta fija con clases en vivo.
Todos estamos encontrando nuevas formas de mover nuestros cuerpos. Mi favorita es simplemente pasear al perro. Esta solía ser una tarea que hacía sola mientras los niños estaban en el colegio, pero ahora vamos en familia. Hablamos, nos reímos, disfrutamos de todo el arte de las aceras a lo largo del camino y nuestro perro disfruta cada minuto. El movimiento es bueno para el cuerpo y para el alma. Encuentre lo que funciona para usted y comprométase a hacer actividad física durante al menos 20 minutos cada día.
El distanciamiento social no es fácil. Soy una persona social, me gusta estar con gente. Me gusta dar abrazos, al igual que a mi familia. Nos abrazamos cuando nos vemos con amigos y familia. Nos reunimos con frecuencia y somos más felices cuando nuestra casa está llena de amigos. Lo que más extrañamos ahora es la conexión. Está ahí, solo tenemos que ser creativos en la forma de encontrarla. Aunque odie admitirlo, mi uso de las redes sociales ha aumentado. Pero dadas las circunstancias, eso no es necesariamente algo malo. Las redes sociales me permiten ver lo que hacen mis amigos y familiares y cómo se mantienen ocupados. Y, desde luego, abundan los memes divertidos que nos hacen reír. Me encanta ver publicaciones de personas de la comunidad con artritis con el hashtag #WeLiveYes. Allí muestran cómo estamos aprendiendo a vivir en nuestra nueva normalidad. Hemos tenido que relajarnos con el uso de la tecnología y dar a los niños la oportunidad de conectarse con sus amigos y compañeros de equipo. Hace unos días, mis hijas tuvieron una videollamada grupal con sus amigos de natación que les levantó el ánimo. Ayer, mi hijo tuvo una llamada por Zoom con una maestra y sus compañeros de clase. Las videollamadas con estudiantes de jardín de infantes son tan tiernas. La cuestión es que el distanciamiento social no tiene que ser sinónimo de aislamiento social. Como grupo de personas inmunodeprimidas, tenemos que extremar las precauciones y, al mismo tiempo, ser conscientes de lo importante que es la conexión humana. Llame por teléfono, planifique una videollamada, juegue a un juego en línea con alguien, organice una cena virtual. En estos tiempos inciertos, no sabemos cuánto durarán estas circunstancias. Tómese el tiempo, organícese y conéctese con otras personas.
Al final de la primera semana, sentía que la monotonía me deprimía. Sentía que no iba a poder ayudar con otra hoja de tareas, hacer otro rompecabezas o pintar otra roca. Estaba deprimida y no quería que esa sensación se extendiera a mi marido y a mis hijos. Tuve que tomar la decisión de disfrutar y agradecer por algo cada día. Hace un mes, miré mi calendario familiar y, cuando me pregunté cómo iba a sobrevivir al mes de marzo, me invadió una ansiedad aplastante. Además de la agenda de viajes por trabajo de mi marido y nuestra rutina normal de escuela y natación, íbamos a viajar por dos encuentros de natación, teníamos un viaje sorpresa de cumpleaños para mi hija e iba a viajar a Washington DC para representarlos a todos ustedes en el Retiro de liderazgo de defensa de la Arthritis Foundation. Todos eran grandes eventos por los que estoy agradecida, pero eran demasiadas cosas en un corto período de tiempo. De golpe, todo cambió y nuestros calendarios se vaciaron durante semanas. He disfrutado mucho este regalo del tiempo. Aquí en el norte de California estamos en el día 10 de cuarentena. He aprendido que mi hija mayor es una artista increíble. Siempre supe que le gustaba dibujar, pero ahora que tiene tiempo, ha creado preciosas obras de arte y dibujos con tiza en la acera. En estos días, he aprendido que a mi hija del medio le encanta cocinar y ha hecho galletas, pretzels blandos, tarta de queso y malvaviscos caseros. Con mis más de 40 años, ni siquiera sabía que existían los malvaviscos caseros. Mi marido no está de viaje y ha tenido tiempo de jugar con mi hijo, quien está a punto de andar en bicicleta con solo dos ruedas. Me encanta acurrucarme con él para leer. Leer no para aprender ni para llevar un registro de lectura. Leer por el simple placer de leer. Todas estas cosas sucedieron gracias a nuestra cuarentena familiar. No me enorgullece admitir que nunca había visto estas cosas porque no teníamos tiempo. No me malinterprete, la vida era buena, solo que era muy ajetreada. El tiempo es curioso. En exceso puede ser una bendición o una maldición. Con todo este tiempo que tenemos, lo invito a que elija bendición.
Por último, como he mencionado antes, todos nos sentimos abrumados por esta situación. No debemos olvidar cuidarnos a nosotros mismos. Lo ha escuchado durante años en los aviones, debe ponerse su propia máscara antes de ponerse a ver las noticias.
Todos intentamos mantener a nuestras familias a flote, pero no podemos perdernos en el proceso. Tómese tiempo para usted. Encuentre algo que le guste y lo haga feliz, e inclúyalo en su rutina diaria. En mi caso, a pesar de estar cansada, me levanto una hora antes que los demás en mi casa. Disfruto de mi café (y del silencio) y me preparo mentalmente para el día. Usted puede que prefiera leer ese libro del que ha oído hablar, encerrarse en el baño para hacerse una mascarilla y una pedicura, probar una nueva receta o reparar algo en el garaje. Este tiempo debe ser para usted. Lo ayudará, como mínimo, a centrarse y juntar fuerzas. A medida que vaya encontrando su manera de sobrellevar este momento de incertidumbre, compártalo en las redes sociales con el hashtag #WeLiveYes!
Estos son tiempos difíciles, no se castigue. Sea amable consigo mismo y con su familia. Si le funciona mantener una semana de "trabajo" normal de lunes a viernes, hágalo. Si solo puede aguantar dos días y luego necesita un descanso, también está bien. Encuentre su rutina, encuentre su equilibrio. Saldremos adelante. Como familia. Como comunidad. Como país. Como planeta.
En la situación actual de nuestro país, las organizaciones benéficas se ven especialmente afectadas. Ahora, quizás más que nunca, la Arthritis Foundation necesita su apoyo. El trabajo continuo de la fundación es fundamental para ayudar a quienes viven con artritis. Debemos seguir apoyando la misión de la manera que sea posible, ya sea con una donación monetaria, convirtiéndose en defensor o uniéndose
a la Red para la Artritis de Live Yes.
También puede compartir su historia de resiliencia y cómo está buscando su positividad en estos tiempos inciertos en este archivo de historias. Comparta su historia hoy mismo.