Tonya Horton
Tonya Horton es una Campeona de fuerza crónica, lo que significa que no solo controla su dolor, sino que lo combate. Lea y entérese de como Tonya descubrió maneras de superar su artrosis.
Nunca me olvidaré la expresión de sorpresa de mi nueva doctora cuando entró a la sala de exámenes hace cuatro años.
"Esperaba verte", dijo. "Tus radiografías muestran las rodillas de una señora de 70 años".
Sí, mi diagnóstico de artrosis fue una sorpresa. Pero no debería haberlo sido. La artrosis (OA) afecta a mujeres de manera desproporcionada, en especial a las mujeres de color. Es frecuente que una mujer negra como yo desarrolle artrosis, aunque no es algo que se conozca en todo el mundo.
Por eso estoy abocada a compartir mi historia para inspirar a otras pacientes con OA que tal vez no tengan acceso a los recursos y el apoyo de otros que entiendan lo que están pasando. Transformé toda esta pasión en llevar adelante investigaciones sobre las desigualdades en la atención de pacientes que sufren las mujeres de color. Todavía nos queda un largo camino por recorrer, pero descubrí que cuanto más comparto mi historia, mejor es el resultado.
El camino que recorrí por el dolor
Cuatro años después, tengo días buenos y días malos, pero también hay muy pocos días "sin dolor". Para ayudar a reducir los días malos, descubrí estrategias para mantener mi dolor bajo control. Es un camino por recorrer, pero hago todo lo posible para dominar mi dolor y poder llevar la vida que he elegido.
Mis opciones de medicamento son limitadas debido a las alergias, por lo que he aprendido métodos complementarios para controlar el dolor, muchos de los cuales conocí a través de los libros electrónicos de la Arthritis Foundation. Mi favorito es Coping & Comfort (Afrontamiento y consuelo), que incluye muchos consejos de primera mano de pacientes con artritis.
También aprendí que el estrés puede agravar aun más los síntomas, por lo que comencé a practicar meditación. Ya sea una meditación de un minuto o cinco minutos, encuentro que tomarme algunos minutos del día para restablecer puede ayudarme a bajar, abstraerme del dolor o ayudarme a sentir un poco mejor después de una noche de insomnio.
Como otra forma de autocuidado, practico yoga siempre que puedo. El hatha yoga, en particular, ha sido genial para aliviar mi dolor porque ayuda a moverme y estirar de maneras que nunca hubiera imaginado.
Además de hacer modificaciones en mi rutina diaria, tuve que implementar grandes cambios en el estilo de vida para adaptarme a mi situación: me mudé a una casa de una planta para evitar el uso de escaleras y me compré un auto apto para personas con artritis para que mis días sean más fáciles.
Apoyo de otras personas
Inmediatamente después de mi diagnóstico, tenía dudas sobre contar mi situación de artritis a los demás, incluso a mi familia. Puede parecer al revés, pero encontré la fuerza al conectarme primero con desconocidos. Conocí una comunidad a través de la Arthritis Foundation, y ahora soy miembro de su Consejo de Liderazgo de Pacientes. Hablar de mi historia con otras personas que "entienden" me ha dado la confianza necesaria para hablar con mi familia, amigos y compañeros de trabajo. Hay Grupos de conexión de Live Yes! en muchos lugares, y están dirigidos completamente por voluntarios. Las personas se reúnen de manera virtual y presencial, cuando sea seguro hacerlo, para compartir sus historias.
Otra manera en la que encuentro apoyo es a través de la nueva aplicación Vim, una herramienta que me hubiese gustado tener cuando recibí el diagnóstico por primera vez. A través de esta aplicación, puedo enfocarme en mi dolor físico, a la vez que evalúo mi salud mental. La salud mental no suele ser una preocupación principal a la hora de lidiar con una enfermedad físicamente debilitante como la artritis, y el componente de redes sociales de la aplicación permite que me conecte con una cantidad incluso mayor de personas que enfrentan batallas similares.
Al final del día, mi principal mantra es que no tengo que sacrificar la plenitud de mi vida por tener artritis. Aquellas personas que viven con una enfermedad crónica a veces reducen su vida al mínimo indispensable, pero me niego a hacer eso. Puedo, y de hecho, llevo una vida plena a pesar de la artritis.
Nunca me olvidaré la expresión de sorpresa de mi nueva doctora cuando entró a la sala de exámenes hace cuatro años.
"Esperaba verte", dijo. "Tus radiografías muestran las rodillas de una señora de 70 años".
Sí, mi diagnóstico de artrosis fue una sorpresa. Pero no debería haberlo sido. La artrosis (OA) afecta a mujeres de manera desproporcionada, en especial a las mujeres de color. Es frecuente que una mujer negra como yo desarrolle artrosis, aunque no es algo que se conozca en todo el mundo.
Por eso estoy abocada a compartir mi historia para inspirar a otras pacientes con OA que tal vez no tengan acceso a los recursos y el apoyo de otros que entiendan lo que están pasando. Transformé toda esta pasión en llevar adelante investigaciones sobre las desigualdades en la atención de pacientes que sufren las mujeres de color. Todavía nos queda un largo camino por recorrer, pero descubrí que cuanto más comparto mi historia, mejor es el resultado.
El camino que recorrí por el dolor
Cuatro años después, tengo días buenos y días malos, pero también hay muy pocos días "sin dolor". Para ayudar a reducir los días malos, descubrí estrategias para mantener mi dolor bajo control. Es un camino por recorrer, pero hago todo lo posible para dominar mi dolor y poder llevar la vida que he elegido.
Mis opciones de medicamento son limitadas debido a las alergias, por lo que he aprendido métodos complementarios para controlar el dolor, muchos de los cuales conocí a través de los libros electrónicos de la Arthritis Foundation. Mi favorito es Coping & Comfort (Afrontamiento y consuelo), que incluye muchos consejos de primera mano de pacientes con artritis.
También aprendí que el estrés puede agravar aun más los síntomas, por lo que comencé a practicar meditación. Ya sea una meditación de un minuto o cinco minutos, encuentro que tomarme algunos minutos del día para restablecer puede ayudarme a bajar, abstraerme del dolor o ayudarme a sentir un poco mejor después de una noche de insomnio.
Como otra forma de autocuidado, practico yoga siempre que puedo. El hatha yoga, en particular, ha sido genial para aliviar mi dolor porque ayuda a moverme y estirar de maneras que nunca hubiera imaginado.
Además de hacer modificaciones en mi rutina diaria, tuve que implementar grandes cambios en el estilo de vida para adaptarme a mi situación: me mudé a una casa de una planta para evitar el uso de escaleras y me compré un auto apto para personas con artritis para que mis días sean más fáciles.
Apoyo de otras personas
Inmediatamente después de mi diagnóstico, tenía dudas sobre contar mi situación de artritis a los demás, incluso a mi familia. Puede parecer al revés, pero encontré la fuerza al conectarme primero con desconocidos. Conocí una comunidad a través de la Arthritis Foundation, y ahora soy miembro de su Consejo de Liderazgo de Pacientes. Hablar de mi historia con otras personas que "entienden" me ha dado la confianza necesaria para hablar con mi familia, amigos y compañeros de trabajo. Hay Grupos de conexión de Live Yes! en muchos lugares, y están dirigidos completamente por voluntarios. Las personas se reúnen de manera virtual y presencial, cuando sea seguro hacerlo, para compartir sus historias.
Otra manera en la que encuentro apoyo es a través de la nueva aplicación Vim, una herramienta que me hubiese gustado tener cuando recibí el diagnóstico por primera vez. A través de esta aplicación, puedo enfocarme en mi dolor físico, a la vez que evalúo mi salud mental. La salud mental no suele ser una preocupación principal a la hora de lidiar con una enfermedad físicamente debilitante como la artritis, y el componente de redes sociales de la aplicación permite que me conecte con una cantidad incluso mayor de personas que enfrentan batallas similares.
Al final del día, mi principal mantra es que no tengo que sacrificar la plenitud de mi vida por tener artritis. Aquellas personas que viven con una enfermedad crónica a veces reducen su vida al mínimo indispensable, pero me niego a hacer eso. Puedo, y de hecho, llevo una vida plena a pesar de la artritis.