EN

¿Existe una cura para la artritis?

Los avances en los tratamientos han recorrido un largo camino, pero aún hace falta hallar una cura. Usted puede ayudar.

Por Linda Rath | 23 de septiembre de 2022

Los miles de millones de dólares que se gastan anualmente en la investigación de la artritis en los EE. UU. (un estimado de $9 mil millones solo en artritis reumatoide (AR)) han dado lugar a muchos tratamientos nuevos y avances significativos en los últimos 30 años. Aún no existe una cura, pero la Arthritis Foundation está comprometida a avanzar en la investigación para descubrir más y mejores tratamientos —y curas para las innumerables formas de artritis y enfermedades relacionadas.

100 tipos de artritis


Hay más de 100 tipos de artritis y afecciones relacionadas, y cada uno se ve y se comporta de manera diferente a los demás porque varían genéticamente y a nivel celular. La artritis también implica complejas interacciones entre los genes, el estilo de vida y el entorno de una persona. Por ejemplo, los fumadores son más propensos a desarrollar artritis y experimentan peores síntomas que los no fumadores. Y determinados traumatismos en la primera infancia han sido relacionados con enfermedades reumáticas inflamatorias en la edad adulta. Si bien los tratamientos para algunas formas de artritis se superponen, cada una de ellas podría requerir un enfoque diferente cuando se trata de hallar una cura.

La investigación continúa


Los investigadores continúan obteniendo más información sobre las diferentes formas de artritis y las múltiples maneras en las que pueden desarrollarse. Con el transcurso del tiempo, es posible que se descubra una cura para tipos específicos de la enfermedad. Mientras tanto, esperan hallar mejores tratamientos, y los ensayos clínicos son clave para descubrir tratamientos seguros y eficaces. Aquí detallamos algunos ejemplos:

La espondiloartritis axial (EaAx) es un tipo de artritis inflamatoria que ataca principalmente a la columna vertebral y a las articulaciones que conectan la columna y la pelvis (articulaciones sacroilíacas). La enfermedad es dolorosa y en los peores casos puede provocar la fusión de los huesos de la columna vertebral y de la caja torácica. No obstante, solo aproximadamente la mitad de los pacientes responden al tratamiento. En 2021, investigadores canadienses informaron que una proteína inflamatoria denominada factor inhibidor de la migración de macrófagos (MIF) desempeña un importante papel en la EaAx. Hallaron concentraciones mucho más elevadas de MIF en la sangre y las articulaciones de pacientes con EaAx que en personas sanas o con otros tipos de artritis. También demostraron que una molécula denominada MIF098 impedía que la EaAx se desarrollara o progresara en ratones. Dichos investigadores planean probar MIF098 en ensayos clínicos con humanos en el futuro.

El nervio vago se extiende desde el tronco encefálico, pasando por el cuello, hasta llegar al tórax y el abdomen. Entre otras cosas, regula el ritmo cardíaco, la presión arterial y el movimiento de los alimentos a través del tracto intestinal. En Estados Unidos se ha aprobado el uso de un dispositivo que se implanta quirúrgicamente y se encarga de estimular eléctricamente el nervio vago para tratar la epilepsia y la depresión. En Europa se han aprobado estimuladores externos no invasivos. Un pequeño estudio piloto realizado en Dinamarca descubrió que la estimulación externa del nervio vago reduce la actividad de la enfermedad y la inflamación en personas con AR activa, aunque no en aquellas con baja actividad de la enfermedad. Próximos pasos: ensayos más amplios, controlados con placebo, en los que el dispositivo real se comparará con un sustituto que no funcione de la misma manera.

Investigadores de Taiwán descubrieron una molécula cuya estructura se parece mucho a la quercetina, un potente antiinflamatorio que se encuentra presente en una gran cantidad de frutas y verduras. La quercetina reduce el azúcar en sangre, la presión arterial y el colesterol LDL y puede ayudar a proteger contra el cáncer, enfermedades cardíacas, enfermedades neurodegenerativas y la gota. Los investigadores afirman que el nuevo compuesto —denominado Cf-02— es 50 veces más potente que la quercetina y podría convertirse en un tratamiento potencial para la artrosis (OA). Hasta ahora, el Cf-02 ha sido estudiado en animales y en cartílagos extraídos de pacientes con OA sometidos a cirugía de rodilla. Futuras investigaciones lo probarán en seres humanos vivos.

La necesidad de realizar ensayos clínicos


Investigadores de todo el mundo están buscando incesantemente mejores terapias y biomarcadores predictivos para la artritis. Muchas investigaciones no conducen a ninguna parte. Los estudios que demuestran seguridad y potencial de cura en animales pueden transformarse en ensayos clínicos. En estos ensayos se comprueba la seguridad y eficacia de nuevos medicamentos y dispositivos en personas. También se utilizan para comparar tratamientos experimentales con los actuales, aprender cómo se pueden prevenir problemas de salud tales como la artritis, y de qué manera se debe atender y tratar a las personas que tienen enfermedades incurables.

Cuatro fases
Los ensayos clínicos en humanos suelen tener cuatro fases:

  • Los ensayos de fase I evalúan la seguridad y la dosis de un medicamento en un pequeño grupo de personas sanas. Estos estudios son los más arriesgados, ya que se desconocen los posibles daños y, excepto en los ensayos con vacunas, los participantes no se ven beneficiados.  En los ensayos de Fase I bien realizados, efectos colaterales tales como las náuseas y la diarrea son comunes, pero rara vez se experimentan efectos colaterales graves.
  • Los ensayos de fase II analizan la eficacia de un tratamiento en investigación en personas que podrían beneficiarse de este.
  • Los ensayos de fase III evalúan la seguridad y la eficacia en miles de personas, centrándose en diferentes dosis, poblaciones e interacciones farmacológicas. Si los resultados son positivos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) puede aprobar el medicamento o dispositivo para uso clínico.
  • Los estudios de fase IV o posteriores a la comercialización hacen un seguimiento de las personas que usan un medicamento o dispositivo después de la aprobación de la FDA. Dichos estudios son de vital importancia, ya que los problemas podrían no aparecer hasta que cientos de miles de personas hayan utilizado un producto en el mundo real a lo largo del tiempo.


¿Por qué participar en un ensayo clínico?
Si está considerando unirse a un ensayo para ayudar a descubrir tratamientos más efectivos para la artritis o porque los tratamientos disponibles no lo han ayudado, comience por hablar con su reumatólogo. También puede consultar clinicaltrials.gov, una base de datos con más de 400,000 ensayos de investigación efectuados en Estados Unidos y en otros 221 países. Antes de unirse a cualquier tipo de ensayo, es importante que comprenda completamente lo siguiente:

Los riesgos potenciales

  • De qué manera la Oficina de Protección para la Investigación en Humanos (OHRP) y los comités de supervisión de seguridad de los datos (DSMB) intentarán mitigar los riesgos
  • Los factores que podrían excluirlo de participar, como por ejemplo: su edad, la medicación que esté utilizando, otros problemas de salud o su ubicación
  • Las probabilidades de que reciba un placebo en lugar del tratamiento experimental
  • Qué sucederá cuando finalice el ensayo: ¿podrá conocer los resultados u obtener algún tipo de información que pueda serle útil?

De qué manera está ayudando la Arthritis Foundation

La Arthritis Foundation se dedica a la investigación científica. No solo proporcionamos apoyo financiero, sino que también participamos activamente en programas que le brindan apoyo a la comunidad de la artritis. Estamos lanzando nuestro primer ensayo clínico dirigido por la fundación para la prevención de la artrosis. Además, ampliamos nuestro programa de becas para capacitar a más reumatólogos pediátricos y de adultos a fin de ayudar a cubrir la escasez, ayudando a aumentar el acceso a profesionales de la salud y recursos para las comunidades minoritarias desatendidas, y apoyamos programas piloto de telesalud y atención para las personas sin seguro o con seguro insuficiente.