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Cómo lidiar con la culpa durante la crianza de los hijos cuando se sufre de artritis

Los padres con artritis pueden sentir todo tipo de culpa. La forma de lidiar con esa situación puede transmitirles muchas cosas a los niños y afectar su propia salud. Use estos consejos para superar las emociones negativas.

Por Maria Z. Leach | 11 de abril de 2023

Criar hijos puede ser emocionalmente complicado para cualquiera, pero quienes convivimos con la artritis podemos enfrentar una culpa más intensa. En base a mis experiencias personales como mamá de tres hijos que convive con la artritis reumatoide (AR), y con los aportes de otras mamás reales con artritis, quiero compartir algunas estrategias para lidiar con la culpa que nos genera la artritis durante la crianza. 

Como lidiar con la culpa genética

El primer tipo de culpa que los padres y los posibles padres con artritis podemos enfrentar es la preocupación por la posibilidad de transmitirles nuestro diagnóstico a nuestros hijos. Personalmente abordé esta culpa genética, en parte, aprendiendo más sobre la AR. Según el American College of Rheumatology, los parientes en primer grado (padres, hermanos e hijos de pacientes con AR) tienen solo un riesgo levemente mayor de que les diagnostiquen AR (riesgo del 0.8% en comparación con el 0.5% en la población en general). Esta ínfimas estadísticas me ayudaron a calmar parte de mi preocupación. 

Pero aunque el riesgo sea pequeño, para algunos de nosotros puede volverse realidad. "Yo le transmití mi enfermedad a mi hija", admite Stacey, una mamá de dos hijos que tiene AR y fibromialgia. "¿Siento culpa? Sí. ¿Pero haría las cosas de manera diferente y no tendría hijos? No. No cambiaría nada". Sarah, una mamá de dos hijos que convive con la artritis psoriásica, concuerda. "Cuando conocemos a nuestros hijos y experimentamos ese amor incondicional y la alegría de ser padres, es difícil decir que cambiaríamos algo", comenta Sarah. 

También me recuerdo a mí misma que si mis hijos desarrollaran una enfermedad autoinmune, tengo la experiencia necesaria para identificar los posibles síntomas, ser una excelente defensora, lidiar con los médicos y el seguro, y asegurarme de que reciban un diagnóstico y tratamiento de manera rápida y eficaz. Lindsey, una mamá de dos hijos que convive con la AR, también señala que es muy probable que nuestros hijos tengan acceso a mejores tratamientos que los actuales. "Mi abuelo paterno estaba postrado en una silla de ruedas a causa de la AR", comenta Lindsay, "pero con los medicamentos biológicos, yo estoy en una situación mucho mejor que la de él hace 30 años. Tengo esperanza y confianza en que si a alguno de mis hijos le diagnostican la enfermedad, su pronóstico será aún más alentador".

Cómo lidiar con la culpa de perderse actividades

El segundo tipo de culpa que los padres con artritis enfrentan es el temor a perderse actividades y eventos importantes. Todos sabemos que el dolor articular a menudo dictamina en qué actividades podemos participar, y los brotes o la fatiga a veces nos obligan a cancelar planes. Incluso quizás nos preocupe que nuestros hijos se preocupen por nosotros.

Yo me aseguro de hablar con mis hijos sobre mi artritis a menudo, para que entiendan lo que le está sucediendo a mi cuerpo. Los incentivo a hacerme preguntas y trato de validar sus sentimientos, así como los míos. Luego, mis hijos y yo pensamos en equipo alternativas en las que yo pueda participar. 

Christine, una mamá de dos hijos que convive con la espondilitis anquilosante, usa la misma técnica. "Me recuerdo constantemente que personas con todo tipo de capacidades han criado a sus hijos a lo largo del tiempo", comenta. "No hay una sola manera de hacer las cosas. Y cada vez que mis hijos alcanzan una meta, aunque no lo hayamos logrado de la manera 'normal', reafirma que estoy haciendo lo correcto y que puedo seguir encontrando 'mi manera' de hacer las cosas".

La artritis también les brinda a nuestros hijos la oportunidad de aprender lecciones de vida importantes, como la paciencia, la determinación, la compasión y la gratitud. Laura, una mamá con AR que tiene dos hijas de 4 y 2 años, da fe de que incluso los niños más pequeños absorben estas lecciones. "Cuando lucho para abrir los asientos infantiles para el auto, mi hija más grande valida mis frustraciones y me dice que a veces las cosas cuestan, pero que puedo lograrlo", cuenta Laura. "Y cada vez que les desabrocho el cinturón, mis dos bebés festejan, ¡es lo más dulce que hay!".

Cathy, una mamá de dos hijos grandes que convive con la AR, concuerda en que su diagnóstico ayudó a sus hijos a aprender lecciones de vida importantes. "Cuando mis hijos eran pequeños, solía preguntarme si mi AR era una carga en nuestra relación", confiesa. "No fue así. De adultos, ven más allá de mi diagnóstico y ven una mujer fuerte y capaz que los amó a pesar de los altibajos de la niñez, la adolescencia y la adultez. Evolucionamos juntos". 

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