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Soluciones para los nueve desafíos más comunes de los cuidadores​​​​​​​ 

Para ser un buen cuidador de una persona con artritis, primero debe cuidarse a sí mismo.

Cuídese: es un consejo que probablemente haya escuchado innumerables veces de profesionales médicos, amigos y familiares. Si cuida a una persona con artritis, satisfacer sus propias necesidades, además de las de la persona a la que cuida, puede ser un desafío. 


De hecho, Caring.com, un sitio web de recursos para cuidadores, afirma que es una de las tareas que más estrés genera, incluso más que sus preocupaciones económicas y otros problemas médicos familiares. Como resultado, su salud física y emocional suele verse afectada.  


"Es muy habitual atender las necesidades de la persona a la que cuida antes que las suyas propias, sin darse cuenta de que no podrá ser plenamente eficaz si descuida su salud", dice la doctora Marion Somers, que fue propietaria y directora de un servicio de gestión de cuidados geriátricos en Brooklyn (New York) durante más de 30 años. 


Aquí, ella y otras autoridades en materia de cuidados ofrecen soluciones prácticas a nueve desafíos comunes -físicos, emocionales e incluso financieros- para que usted pueda seguir haciendo un buen trabajo sin desgastarse. 

Desafíos

"Estoy completamente agotado". 

Según una encuesta de la AARP, un cuidador medio es una mujer de unos 40 años que cuida de un progenitor anciano, además de su propio núcleo familiar, y que también trabaja fuera de casa.

Solución: apueste por estimulantes energéticos naturales - Una buena noche de sueño debería encabezar su lista. Otra prioridad es la alimentación sana. Y reserve unos minutos al día para hacer ejercicio. Dormir, comer bien y hacer ejercicio deberían ser partes no negociables de su rutina diaria, sin importar lo que le deparen sus obligaciones como cuidador.

"Estoy abrumado por lo mucho que hay que hacer".

Según Caring.com, la mayoría de los cuidadores dedican entre 10 y 40 horas a la semana a prestar servicios como hacer la compra, hablar con los médicos y administrar la medicación. "Cuando uno es cuidador, sus obligaciones diarias se duplican literalmente, y eso puede resultar abrumador, por muy organizado y capaz que sea", dice Somers.

Solución: concéntrese en lo que es verdaderamente importante y sea sincero sobre sus limitaciones - Hable con la persona a la que cuida sobre sus limitaciones de tiempo y energía. Aunque puede ser tentador abordar primero las tareas más fáciles, es más inteligente identificar y hacer lo que es absolutamente necesario antes de quedarse sin energía. Si no puede con todo, pida ayuda a familiares y amigos, o contrate a alguien.

"Ver a mi ser querido así me entristece".

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que el 7.6 por ciento de los estadounidenses sufren depresión. Pero según la Family Caregiver Alliance, esa cifra se dispara hasta el 20 o el 40 por ciento entre los cuidadores. 

Solución: concédase un tiempo de inactividad y concéntrese en lo positivo - Es crucial dar a su cerebro y a su cuerpo la oportunidad de recargarse. "Incluso dedicar cinco minutos a poner música en el automóvil o llamar a un amigo cuando está haciendo las compras es mejor que nada", dice Somers.

Es natural estar triste por una situación difícil, pero tomar la decisión de encontrar lo positivo puede hacerle mucho bien a su corazón y a su mente. Así y todo, incluso la persona más positiva puede no ser capaz de evitar que una situación le pase factura. Si se siente triste durante más de dos semanas, hable con su médico; puede tener una depresión clínica, que debe ser tratada.

"Es difícil ser siempre el portador de malas noticias". 

Muchos cuidadores tienen que transmitir o repetir información sobre la salud a la persona a la que cuidan. 

Solución: elija otra persona de referencia. No siempre tiene que ser usted el mensajero de las noticias sobre la salud - Por ejemplo, si su padre ya no puede conducir, el médico debe decírselo. 

"Me duele más el cuerpo ahora que soy cuidador".

Los cuidados pueden implicar tareas físicamente exigentes, como ayudar a una persona a sentarse o ponerse de pie, o sostenerla mientras camina. Incluso si no hace este tipo de trabajo pesado, probablemente esté más de pie, subiendo y bajando escaleras o realizando alguna otra actividad.

Solución: consiga más ayuda de la persona a la que cuida - Hágale hacer todo lo que pueda, aunque no pueda hacerlo perfectamente o le lleve el triple de tiempo. No permitir que una persona haga cosas por sí misma crea lo que se llama "exceso de discapacidad", porque disminuye sus capacidades y su autoestima.

"Asumo tareas que probablemente no son seguras para mí".

Los hospitales y otros centros asistenciales cuentan con ayudantes que se encargan de tareas pesadas y difíciles, como bañar a una persona que no puede valerse por sí misma. Sin embargo, es posible que los cuidadores intenten realizar estas y otras muchas tareas solos porque creen que si no lo hacen ellos, no lo hará nadie.

Soluciones: sea sincero con respeto sus límites - Elabore una lista de las tareas de cuidado que realiza y analícelas de forma objetiva o consúltelas con un amigo de confianza. A continuación, pídale ayuda a un familiar o contrate a un asistente de salud en el hogar para las tareas que usted no debería hacer.

"Gasto mucho dinero en la persona que cuido".

Ir a la tienda de comestibles para comprar algunas cosas, pagar el estacionamiento en el consultorio de fisioterapia... estas cosas pueden sumar. 

Solución: mantenga las finanzas separadas. Si no puede, anote los gastos - No utilice su propio dinero para hacer recados, como por ejemplo, retirar recetas, pensando que se lo reembolsarán más tarde. En cambio, si la persona a la que cuida tiene una fuente de ingresos, como una pensión o un pago del Seguro Social, utilice primero ese dinero. Si tiene que utilizar su propio dinero, lleve la cuenta registrando los artículos y sus costos. Un registro escrito es útil a la hora de pedir a otros miembros de la familia que compartan las responsabilidades financieras.

"Me siento aislado del resto del mundo".

Muchas veces, quien cuida a alguien con movilidad reducida solo puede salir de casa para trabajar o hacer recados. 

Solución: priorice las actividades sociales - Salga de casa al menos una vez al día, aunque solo sea para ir a la tienda de la esquina. Pídale a sus amigos, vecinos o familiares que vengan a tomar un poco de aire fresco con usted. 

Busque a otras personas en situaciones similares. Únase a un grupo de apoyo presencial o en línea para cuidadores: visite la comunidad Live Yes de la Arthritis Foundation, Family Caregiver Alliance o Share the Care

"Me siento agotado".

Desde el estrés emocional que supone ver a un ser querido necesitado hasta las tareas adicionales y las preocupaciones económicas, el cuidado de personas conlleva importantes factores de estrés. 

Solución: comparta la carga - Dependiendo del nivel de cuidados que necesite su ser querido, probablemente sea imposible que una sola persona se encargue de todos los cuidados. Haga una lista de sus tareas y luego delegue todas las que pueda. Pídale a otra persona que lleve a la abuela a la iglesia. No se sienta culpable por hacer menos: será un mejor cuidador gracias a ello.

Manténgase informado. Viva en el sí.

Participe en la comunidad de la artritis. Cuéntenos un poco acerca de usted y, de acuerdo a sus intereses, recibirá correos electrónicos con la información más reciente y los recursos necesarios para vivir una vida plena y para conectarse con otras personas.