Preocupaciones de la lactancia con artritis
Los padres primerizos con artritis tienen otras inquietudes sobre lo que es seguro para el bebé y la madre.
Por Linda Rath | 22 de marzo de 2022
Los padres primerizos tienen que enfrentarse a muchas cosas; tener una enfermedad reumática es un reto adicional. Si está pensando en tener un bebé, probablemente le preocupe la lactancia, la seguridad de los medicamentos y las vacunas, y los brotes de la enfermedad, que son habituales en las semanas o meses después del parto. Tener un bebé prematuro o más pequeño de lo normal hace que se preocupe más por su salud y su capacidad para desarrollarse. Además, es posible que no reciba todos los consejos y el apoyo que necesita de los profesionales de la salud sobre planificación familiar y crianza.
Para garantizar que tanto los proveedores como los pacientes cuenten con información actualizada y basada en la evidencia, el American College of Rheumatology (ACR) publicó en 2020 pautas sobre salud reproductiva detalladas. Estas responden, entre otras cosas, a preguntas importantes sobre el periodo posparto para las personas con artritis inflamatoria.
¿Es seguro amamantar?
El ACR, el American Academy of Pediatrics y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan encarecidamente la lactancia materna a quienes puedan y quieran hacerlo, entre ellas la mayoría de las mujeres con enfermedades reumáticas. Sugieren alimentar al bebé exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses y, posteriormente, complementarla con alimentos sólidos hasta que el bebé cumpla al menos un año.
Esta es la razón: amamantar refuerza el sistema inmunitario del bebé y ayuda a prevenir muchas infecciones infantiles, alergias y enfermedades crónicas como el asma, la diabetes de tipo 2 y la obesidad. Las madres que amamantan tienen menos estrés, hemorragias después del parto y un menor riesgo de padecer cáncer de mama y de ovarios. Además, muchas afirman que fomenta un vínculo más estrecho con su bebé.
Un estudio realizado a 265 madres primerizas con diversas enfermedades reumáticas comprobó que la mayoría quería amamantar, y dos tercios lo hacían en la primera visita posparto, unas ocho semanas después del parto. Aunque solo algunas necesitaban tomar metotrexato u otros medicamentos que no son seguros en el embarazo, muchas no tenían planeado amamantar por inquietudes respecto a la medicación.
Algunos estudios revelaron que es menos probable que las personas con lupus amamanten a sus hijos, en comparación con las que padecen artritis inflamatoria. Otras investigaciones muestran que, aunque las personas con lupus comienzan a amamantar en un alto porcentaje, es más probable que lo suspendan más pronto. Las que tomaban hidroxicloroquina tendían más a seguir amamantando, posiblemente porque era menos probable que tuvieran brotes o inquietudes respecto a la seguridad de la medicación.
No todas pueden amamantar a su bebé sin problemas, y algunas deciden no hacerlo. Pero la leche de fórmula no puede igualar los nutrientes, la digestibilidad y los anticuerpos saludables de la leche materna, así que, si no puede amamantar a su bebé, considere extraer y almacenar su propia leche.
¿Son seguros los medicamentos para la artritis durante la lactancia?
Según Lisa Samaritano, MD, reumatóloga del Hospital for Special Surgery de New York City y autora principal de las pautas del ACR, por lo general, los mismos medicamentos que son seguros durante el embarazo también pueden utilizarse durante la lactancia. Sin embargo, esto puede variar según el medicamento, la edad del bebé y el grado de lactancia. En el caso de la mayoría de mujeres que amamantan:
- La hidroxicloroquina, colchicine, sulfasalazine, rituximab, y los inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF), como etanercept (Enbrel) y adalimumab (Humira), se consideran aptos para la lactancia, aunque sulfasalazine no es la mejor opción.
- Menos de 20 mg de prednisona u otro glucocorticoide (corticoesteroide) es aceptable, pero hay que hacer un seguimiento del bebé. Si toma una dosis más alta, evite amamantar (o extraiga y deseche su leche) hasta cuatro horas después de tomar el esteroide.
- El metotrexato, el micofenolato mofetilo, la ciclofosfamida, la leflunomida y talidomida no son seguros en la lactancia; pueden acumularse en los tejidos del bebé y provocar daños graves.
- Se carece de información suficiente para saber si los medicamentos de moléculas pequeñas, como tofacitinib (Xeljanz), apremilast (Otezla) y baricitinib (Olumiant), se transmiten a la leche materna, pero es probable que así sea. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) también ha advertido mucho sobre la seguridad general de los inhibidores de JAK, como baricitinib y tofacitinib, incluso para los adultos.
- Si su pareja está amamantando y usted toma medicamentos para la artritis, consulte con su médico sobre las medidas necesarias a tomar.
¿Qué hay de las vacunas?
Si tomas medicamentos que suprimen su sistema inmunitario, las vacunas inactivadas suelen ser seguras durante la lactancia. Debe evitar las vacunas elaboradas con virus vivos, que pueden causar contagios en usted y en su bebé.
Entre las vacunas inactivadas están aquellas contra:
- el tétanos, la difteria y la tosferina (TDaP)
- la Haemophilus influenzae tipo B (Hib)
- la polio, inactivada
- hepatitis A y B
- la neumonía
- la gripe, inactivada
Entre las vacunas elaboradas con virus vivos están aquellas contra:
- el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR)
- la varicela
- la gripe, con virus vivo (atomizador nasal FluMist)
- la fiebre amarilla
- rotavirus
- la tuberculosis (bacilo de Calmette-Guérin)
Si tomó bloqueadores del TNF mientras estaba embarazada, evite ponerle al bebé vacunas elaboradas con virus vivos hasta los siete meses de edad aproximadamente, para dar suficiente tiempo a que el medicamento desaparezca del organismo del bebé.
¿Qué hay de las vacunas contra el COVID?
En los ensayos clínicos de las vacunas contra el COVID utilizadas en Estados Unidos no participaron personas en periodo de lactancia, por lo que se desconoce el efecto de la vacuna sobre los lactantes. Algunos informes muestran que los anticuerpos derivados de las vacunas de ARNm, como las de Moderna y Pfizer, pueden transmitirse a los bebés a través de la leche materna; sin embargo, se desconoce el grado de protección que brindan.
¿Tendré un brote de artritis?
Los brotes después del parto son habituales y, aunque no todas las madres los padecen, suponen una gran preocupación para quienes planean formar una familia. Temen que una enfermedad grave les impida amamantar, cuidar del recién nacido o volver a trabajar. Tener que tomar decisiones acerca de la reproducción cuando hay tantas interrogantes, como la posibilidad y la gravedad de los brotes, puede ser sumamente agotador desde el punto de vista psicológico.
Por lo general, no es posible predecir quién tendrá brotes o la duración y gravedad de estos, pero hay menos probabilidades de sufrir brotes si se controlan bien los síntomas antes de quedar embarazada. Al parecer, el tipo de medicación que se toma, siempre que sea apta para el embarazo, no influye en los brotes.
La investigación sugiere que quienes padecen lupus tienen menos brotes, y si los tienen son más leves, en comparación con aquellas que tienen artritis reumatoide. Un estudio realizado a 234 personas con lupus descubrió que un poco más de la cuarta parte tenía brotes leves o moderados después del parto, y menos del 2 % tenía brotes graves. Por otro lado, aproximadamente el 90 % de las pacientes con artritis reumatoide presentan brotes posparto, normalmente durante los tres primeros meses. Es posible que su médico le sugiera volver a tomar los medicamentos unas semanas después del parto para tratar de evitarlos.
Con todo, el mejor consejo es planificar con antelación. Organícese con amistades y familiares que estén dispuestos a ayudar cuando lo necesite, y planifique sus finanzas en caso de que no pueda reincorporarse al trabajo tan pronto como pensaba.