El sistema nervioso y el dolor de artritis
Descubra cómo la información sobre el dolor viaja en el cuerpo a través del sistema nervioso y cómo los tratamientos para la artritis se enfocan en áreas específicas para reducir el dolor.
No existe un único «centro del dolor» en el cuerpo. Su sistema nervioso controla de qué manera procesa y siente el dolor. El sistema nervioso consta de dos partes básicas:
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Sistema nervioso central: el cerebro y la médula espinal.
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Sistema nervioso periférico:los nervios y las vías nerviosas del cuerpo.
Cuando el cuerpo se encuentra dañado por una enfermedad o una lesión, los tejidos de la zona afectada liberan sustancias químicas que se comunican con los nervios. Las vías nerviosas se encargan de llevar los mensajes desde esa zona hasta la médula espinal y el cerebro. La información sobre el dolor se dirige a varias partes del cerebro que reconocen el dolor, y también ayudan a controlar y ajustar el estado de ánimo, el sueño y las hormonas. Esta es la razón por la cual el hecho de experimentar dolor crónico puede afectar numerosos aspectos de su cuerpo y de su vida diaria.
El cerebro envía mensajes a través de las vías que bajan al cuerpo para reducir o detener las sensaciones de dolor. El mensaje del cerebro también puede desencadenar una respuesta inmediata, como por ejemplo, apartar la mano de una estufa caliente.
Cómo tratar el dolor provocado por la artritis
Los tratamientos para la artritis y para aliviar el dolor se enfocan en su sistema nervioso de diversas maneras:
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Bloqueando o disminuyendo los mensajes de dolor en el cerebro.
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Impidiendo que las sustancias químicas inflamatorias se comuniquen con los nervios.
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Calmando los nervios hiperactivos y/o bloqueándolos para que no puedan enviar mensajes de dolor.
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Estimulando la liberación de sustancias químicas naturales que alivian el dolor, denominadas endorfinas.
Cuando experimenta dolor provocado por la artritis durante mucho tiempo, las células nerviosas del cerebro y la médula espinal pueden ir cambiando con el transcurso del tiempo. Esos cambios pueden perdurar aunque la causa del dolor haya sido tratada con éxito. Esta es una de las razones por las que el dolor puede convertirse en una enfermedad crónica.
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