Opciones de cirugía para la artritis de tobillo

Las soluciones quirúrgicas para la artrosis o la artritis reumatoide (AR) en el tobillo son menos claras que las de la artritis de cadera o rodilla. Los métodos de reparación disponibles para usted incluyen artroscopia, fusión (artrodesis), reemplazo de articulaciones y artroplastia de distracción.  

En esta cirugía mínimamente invasiva, se insertan un endoscopio iluminado e instrumentos angostos a través de pequeñas incisiones en los tobillos. Los cirujanos extraen trozos de cartílago o restos óseos del espacio articular. Es más efectivo cuando el dolor se debe al contacto entre espolones óseos y la artritis aún no ha causado un daño significativo en los cartílagos. La artroscopia puede hacer que una articulación con artritis se deteriore más rápidamente. 

En las fusiones, los cirujanos extirpan las superficies de los huesos afectados por la artritis y las unen con placas y tornillos hasta que crecen juntas o se fusionan. El alivio del dolor puede ser drástico, pero tiene un precio: la pérdida del movimiento hacia arriba y hacia abajo y de lado a lado. La pérdida de movilidad puede provocar una forma de andar anormal, posible artritis en las articulaciones cercanas y un tobillo que no puede flexionarse lo suficiente para practicar deportes o subir escaleras. Si un tobillo está fusionado, es importante que el tobillo opuesto todavía tenga buena movilidad. 

El reemplazo de tobillo es más complicado que la fusión y requiere un alto grado de habilidad quirúrgica. Reemplazar un tobillo dañado puede ser una opción para las personas con artritis avanzada que ha destruido las superficies de la articulación del tobillo e interfiere con las actividades diarias. Aunque los implantes siguen mejorando, por lo general no son la mejor opción para los pacientes más jóvenes y más activos.  

Durante el reemplazo de tobillo, el cirujano hace una incisión en la parte frontal del tobillo, extrae el hueso y el cartílago dañados, remodela las superficies y adhiere los componentes de la articulación artificial con un pegamento especial. Los injertos óseos y los tornillos  sostienen y estabilizan el tobillo. 

El reemplazo de tobillo alivia el dolor y preserva más movilidad que la fusión, pero no el rango de movimiento completo que alguna vez tuvo. Ser capaz de mover la nueva articulación significa que se transfiere menos tensión a las articulaciones cercanas. Esto reduce la posibilidad de desarrollar artritis en esas articulaciones. 

Este procedimiento utiliza los mecanismos naturales de reparación del cuerpo para ayudar a que la articulación se cure por sí misma. Implica separar ligeramente las superficies de la articulación y sujetar los huesos en su lugar con alfileres colocados en un marco en la parte exterior del tobillo. El cirujano perfora pequeños agujeros en el hueso para ayudar a estimular la reparación del cartílago. Las células madre de su médula ósea (extraídas de la pelvis con una aguja) se utilizan para impulsar el proceso de reparación.  

Se utiliza el marco durante unos tres meses antes de cambiar a una bota para caminar temporal. La recuperación completa tarda cerca de un año. Esta no es una opción para las personas que no tienen movilidad en el tobillo o artritis inflamatoria avanzada. A diferencia del reemplazo de tobillo o la fusión de tobillo, la artroplastia de distracción de tobillo conserva la articulación y su movimiento natural.