Voces: ¿Qué le enseñó la artritis?
En reconocimiento a mayo como mes de la concientización sobre la artritis, les preguntamos a blogueras qué han aprendido al tener artritis y qué quieren que los demás sepan.
an-attitude-of-gratitude.blogspot.com
“Las pequeñas cosas marcan la diferencia”
La artritis reumatoide (AR) es la encarnación de una montaña rusa: un día uno está arriba, y al día siguiente alcanza el punto más bajo. Lo más importante que he aprendido de mi diagnóstico de AR (y todas las encantadoras enfermedades derivadas) y lo que les digo a los demás es que tengo que tener paciencia conmigo misma y usar el maravilloso sistema de apoyo con el que estoy bendecida. Y ahora sé exactamente dónde están mis límites en cada punto máximo y mínimo del proceso, y hasta dónde puedo llevarlos sin dañar mi cuerpo.
También aprendí que, justo cuando uno siente que ya no puede más, llega la ayuda y la comprensión, a veces de los lugares más improbables. Esos “ángeles sorpresa” me han ayudado de maneras que nunca entenderán. También me han hecho darme cuenta de que las pequeñas cosas (el oído para escuchar, la taza de café inesperada, la mano para sostenerte, el acto de bondad al azar) pueden marcar la diferencia. Ellos y mi sistema de apoyo me han inspirado a mirar más allá de mi enfermedad, más allá de mi burbuja, para buscar formas de ponerme en contacto con otras personas que pueden estar pasando por un momento difícil.
thelifeandadventuresofcatepoo.blogspot.com
“Brinda lecciones de vida”
La AR llegó a mi vida como una tormenta: fuerte y feroz. Me dejó indefensa contra mi propio cuerpo. Pero las tormentas se calman después de un tiempo, al igual que mi AR con la combinación adecuada de medicamentos y cambios en el estilo de vida. Durante los últimos 14 años de vida con AR, una de las cosas más importantes que he aprendido es que se requiere paciencia, ya que puede llevar tiempo y mucha prueba y error antes de encontrar los medicamentos adecuados.
La AR también tiene un lado positivo: brinda oportunidades para lecciones de vida, si estamos dispuestos a escuchar. Esto es lo que he aprendido:
Julie Faulds
an-attitude-of-gratitude.blogspot.com
“Las pequeñas cosas marcan la diferencia”
La artritis reumatoide (AR) es la encarnación de una montaña rusa: un día uno está arriba, y al día siguiente alcanza el punto más bajo. Lo más importante que he aprendido de mi diagnóstico de AR (y todas las encantadoras enfermedades derivadas) y lo que les digo a los demás es que tengo que tener paciencia conmigo misma y usar el maravilloso sistema de apoyo con el que estoy bendecida. Y ahora sé exactamente dónde están mis límites en cada punto máximo y mínimo del proceso, y hasta dónde puedo llevarlos sin dañar mi cuerpo.
También aprendí que, justo cuando uno siente que ya no puede más, llega la ayuda y la comprensión, a veces de los lugares más improbables. Esos “ángeles sorpresa” me han ayudado de maneras que nunca entenderán. También me han hecho darme cuenta de que las pequeñas cosas (el oído para escuchar, la taza de café inesperada, la mano para sostenerte, el acto de bondad al azar) pueden marcar la diferencia. Ellos y mi sistema de apoyo me han inspirado a mirar más allá de mi enfermedad, más allá de mi burbuja, para buscar formas de ponerme en contacto con otras personas que pueden estar pasando por un momento difícil.
Cathy Kramer
thelifeandadventuresofcatepoo.blogspot.com
“Brinda lecciones de vida”
La AR llegó a mi vida como una tormenta: fuerte y feroz. Me dejó indefensa contra mi propio cuerpo. Pero las tormentas se calman después de un tiempo, al igual que mi AR con la combinación adecuada de medicamentos y cambios en el estilo de vida. Durante los últimos 14 años de vida con AR, una de las cosas más importantes que he aprendido es que se requiere paciencia, ya que puede llevar tiempo y mucha prueba y error antes de encontrar los medicamentos adecuados.
La AR también tiene un lado positivo: brinda oportunidades para lecciones de vida, si estamos dispuestos a escuchar. Esto es lo que he aprendido:
- Cuidado personal. La AR tiene una forma de exigir que escuchemos nuestro cuerpo a diario.
- Pedir ayuda. Esta es una cuestión difícil, pero un beneficio adicional es que permite que familiares y amigos que quieren aliviar nuestro dolor, pero no pueden, tengan la oportunidad de hacer algo para cuidarnos.
- Flexibilidad. Mantener los horarios lo suficientemente libres para lograr un cuidado agradable durante un brote, pero que uno se pueda divertir en los días buenos.
- Reinventarse. La vida nunca será exactamente como era antes del diagnóstico. Podemos dejar que la AR se adueñe de nuestra vida o podemos convertirla en una de las muchas partes de nuestra vida.