No tiene que ser visible para ser real
"No conozco a nadie que tenga artritis".
Esta es la respuesta más común que escuchamos cuando hace poco les preguntamos a los estadounidenses: ¿cuántas personas conoce que tengan artritis?
Hace diez años, Raquel Masco tampoco creía conocer a nadie con artritis. Fue entonces cuando comenzó a experimentar síntomas inusuales.
Buscando respuestas
"Primero, algo le ocurrió a mi piel. Y luego, se me cayó el pelo. Tenía problemas para tragar. Pensé que tal vez eran alergias, tal vez era solo por estar activa. Entonces empecé a sentir un hormigueo en la planta de los pies, en las manos y dolor en la espalda y las piernas.
"Vengo de una familia de mujeres fuertes, donde simplemente sigues adelante. Si estabas en el hospital un lunes, volvías a casa y cortabas el césped el martes. Nadie sabía que yo tenía dolor. Pero no podía levantarme de la cama. Empezó a afectar a mi trabajo. Soy una madre práctica y me resultaba difícil mantenerlo".
Raquel recuerda haber recibido muchos "pinchazos y palpaciones" por parte de muchos médicos que decían que no le pasaba nada. Recién cuando sufrió un grave accidente automovilístico se enteró de que había estado viviendo con artritis durante más de una década.
"Me chocó por detrás un camión de 18 ruedas mientras esperaba en un semáforo en rojo. Tuve que hacerme una resonancia magnética y se demostró que tenía artrosis".
Encontrar una comunidad de apoyo
Conectarse con personas que han pasado por un proceso similar ha sido transformador para Raquel.
"Encontrar la Arthritis Foundation, con una comunidad de personas que me comprenden, fue una bendición".
Raquel cuenta que, una vez que empezó a compartir su diagnóstico y su experiencia de vida con artritis, otras personas también lo hicieron, incluso amigos a los que conocía desde hacía años.
"Otras personas que atraviesan este mismo recorrido saben por lo que estoy pasando y lo entienden. Conocer el tratamiento que ayudó a otros, ir a conferencias y saber de qué hablar con mi médico tiene un valor incalculable".
En la actualidad, Raquel dirige una organización sin fines de lucro en Texas dedicada a capacitar a las madres solteras para que superen sus propias expectativas y puedan prosperar en todos los ámbitos de su vida. Cuando no trabaja o es voluntaria de la Arthritis Foundation, le gusta actuar. Actúa, escribe y dirige en un teatro comunitario y recientemente ha fundado su propia compañía para crear producciones más inclusivas, que abarquen a las personas con discapacidad.
"Ser una guerrera de la artritis significa cuidar al máximo de mí misma, luchar por tener la mejor vida posible y luego luchar por otras personas que quizá no puedan hablar", dice. "Lucho por la Arthritis Foundation porque se preocupan por la gente que vive con artritis, y hago todo lo que está a mi alcance para conseguir una cura".
¿Quiere estar al día con todas las emocionantes actividades de este mes? Inscríbase para recibir actualizaciones de la Arthritis Foundation. No se pierda las historias y los mitos que derribaremos próximamente.
Esta es la respuesta más común que escuchamos cuando hace poco les preguntamos a los estadounidenses: ¿cuántas personas conoce que tengan artritis?
Hace diez años, Raquel Masco tampoco creía conocer a nadie con artritis. Fue entonces cuando comenzó a experimentar síntomas inusuales.
Buscando respuestas
"Primero, algo le ocurrió a mi piel. Y luego, se me cayó el pelo. Tenía problemas para tragar. Pensé que tal vez eran alergias, tal vez era solo por estar activa. Entonces empecé a sentir un hormigueo en la planta de los pies, en las manos y dolor en la espalda y las piernas.
"Vengo de una familia de mujeres fuertes, donde simplemente sigues adelante. Si estabas en el hospital un lunes, volvías a casa y cortabas el césped el martes. Nadie sabía que yo tenía dolor. Pero no podía levantarme de la cama. Empezó a afectar a mi trabajo. Soy una madre práctica y me resultaba difícil mantenerlo".
Raquel recuerda haber recibido muchos "pinchazos y palpaciones" por parte de muchos médicos que decían que no le pasaba nada. Recién cuando sufrió un grave accidente automovilístico se enteró de que había estado viviendo con artritis durante más de una década.
"Me chocó por detrás un camión de 18 ruedas mientras esperaba en un semáforo en rojo. Tuve que hacerme una resonancia magnética y se demostró que tenía artrosis".
Encontrar una comunidad de apoyo
Conectarse con personas que han pasado por un proceso similar ha sido transformador para Raquel.
"Encontrar la Arthritis Foundation, con una comunidad de personas que me comprenden, fue una bendición".
Raquel cuenta que, una vez que empezó a compartir su diagnóstico y su experiencia de vida con artritis, otras personas también lo hicieron, incluso amigos a los que conocía desde hacía años.
"Otras personas que atraviesan este mismo recorrido saben por lo que estoy pasando y lo entienden. Conocer el tratamiento que ayudó a otros, ir a conferencias y saber de qué hablar con mi médico tiene un valor incalculable".
En la actualidad, Raquel dirige una organización sin fines de lucro en Texas dedicada a capacitar a las madres solteras para que superen sus propias expectativas y puedan prosperar en todos los ámbitos de su vida. Cuando no trabaja o es voluntaria de la Arthritis Foundation, le gusta actuar. Actúa, escribe y dirige en un teatro comunitario y recientemente ha fundado su propia compañía para crear producciones más inclusivas, que abarquen a las personas con discapacidad.
"Ser una guerrera de la artritis significa cuidar al máximo de mí misma, luchar por tener la mejor vida posible y luego luchar por otras personas que quizá no puedan hablar", dice. "Lucho por la Arthritis Foundation porque se preocupan por la gente que vive con artritis, y hago todo lo que está a mi alcance para conseguir una cura".
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