Dolor en el talón y fascitis plantar
Conozca los síntomas y tratamientos de esta causa frecuente de dolor de pies.
Los pies adoloridos pueden provocar el desequilibrio de todo su cuerpo, en especial, de las rodillas, caderas y espalda. Y el dolor puede propagarse. Determinar la causa del dolor de talón puede ser complicado, en especial si la artritis afecta a otra parte del cuerpo. La artrosis (OA, en inglés), la artritis reumatoide (AR), la gota y otras formas de artritis y afecciones relacionadas, como el síndrome del túnel tarsiano (un nervio tibial pinzado), pueden afectar a los pies. Otras causas incluyen el sobrepeso, estar demasiado tiempo parado, tener arcos que son demasiado altos o planos, o usar calzado de suela dura sin apoyo. Sin embargo, una de las causas más frecuentes de dolor de pies es la fascitis plantar, que afecta a cerca de 3 millones de estadounidenses al año.
"Estas afecciones tienen tratamientos muy distintos. Un diagnóstico correcto es fundamental", dice el cirujano ortopédico Steven Haddad, MD, expresidente de la American Orthopaedic Foot and Ankle Society. Cuanto más pronto consulte a un médico, mayores serán sus posibilidades de tener un tratamiento eficaz.
El dolor agudo, la inflamación y la sensibilidad de la planta del pie cerca del talón son los síntomas característicos de la fascitis plantar. El dolor, por lo general al dar los primeros pasos en la mañana o después de estar sentado un tiempo, mejora a medida que camina, pero empeora conforme avanza el día, a diferencia de la artrosis, que puede durar todo el día y empeorar al moverse o caminar.
La fascia plantar, un ligamento que conecta el talón con el metatarso, pierde elasticidad y desarrolla diminutos desgarros. Los desgarros causan hinchazón con dolor en el ligamento. La historia clínica, el examen físico, incluidas las pruebas de rango de movimiento, y las radiografías sirven para diagnosticar la fascitis plantar, que puede durar entre algunos días o semanas, incluso meses si no se la trata de forma oportuna y adecuada.
El noventa y cinco por ciento de las personas que desarrollan fascitis plantar encuentran alivio a través de tratamientos no invasivos, no quirúrgicos, y la mayorías de ellas alivian el dolor después de un par de meses de tratamientos en el hogar.
La terapia con hielo y los medicamentos para aliviar el dolor, como ibuprofeno, son un buen comienzo, pero también es importante hacer estiramientos a diario. Las pantorillas y los músculos de los pies tensos pueden agravar el dolor. Evite usar zapatos con suela delgada, y si su par de zapatos preferido no tiene un buen soporte de arco, compre una plantilla anatómica para el arco firme y de venta libre, o equípese con un dispositivo a medida que le indique un podólogo o traumatólogo. Los zapatos con poco taco, incluso los de media pulgada y una pulgada, quitan la presión de la fascia plantar, por eso algunas mujeres con este problema argumentan que se sienten mejor cuando usan tacos que zapatillas.
Un podólogo o traumatólogo puede preparar al paciente una férula de fascitis plantar. Este dispositivo, que se usa por la noche, estira de forma pasiva la planta del pie y la parte posterior del talón.
Además de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, como ibuprofeno, las inyecciones de corticoesteroide podrían ayudar, pero su médico seguramente limite el número que pueda recibir para evitar otros daños posibles.
Si las opciones más conservadoras fracasan, puede ser un candidato para la cirugía para liberar la fascia plantar, aunque la cirugía suele considerarse únicamente para aquellas personas que han tenido síntomas durante por lo menos nueve meses y que continúan con dolor a pesar del tratamiento diario.
Intente hacer estos estiramientos
Antes de levantarse de la cama en la mañana, y luego de forma periódica durante el día, haga los siguientes ejercicios para aumentar la flexibilidad y aliviar el dolor.
Flexione lentamente el pie y los dedos para estirar la planta del pie dolorido. Mantenga el estiramiento contando hasta 10. Relaje el pie y repita.
Realice giros de tobillo lentamente para mantener la flexibilidad de los tejidos que rodean el tobillo y la parte posterior del talón.
Siéntese en el borde la cama y ruede el pie hacia adelante y hacia atrás sobre una pelotita de tenis.
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