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Artritis reumatoide e intimidad 

Mantener una vida sexual sana mientras convive con la artritis reumatoide es posible. 

Por Stephanie Watson

La artritis reumatoide (AR) puede colarse en todos los ámbitos de la vida, incluido el dormitorio. En un estudio sobre la AR publicado en la revista World Journal of Orthopaedics, más de la mitad de los participantes indicaron que su enfermedad había reducido su interés y limitado su vida sexual.

El dolor y la rigidez son las causas físicas más comunes de los problemas sexuales. La fatiga es otro obstáculo, y el agotamiento provocado por la AR puede ser abrumador. "Cuando termino de cuidar a mis tres hijos, apenas puedo mantenerme en pie", dice Mariah Leach, defensora de los pacientes y escritora que relata la vida con AR en su blog, From This Point. Forward. "También puede ser un verdadero reto encontrar formas de intimidad que sean cómodas".

En el caso de las mujeres, los tratamientos de la AR también pueden erosionar la libido o provocar sequedad vaginal y hacer que las relaciones sexuales sean dolorosas. La enfermedad es más común en las mujeres, y a muchas les resulta muy frustrante la dificultad para excitarse o alcanzar el orgasmo. Los hombres con AR son más propensos a tener disfunción eréctil, especialmente si su artritis es grave o tienen una enfermedad cardíaca coexistente.  

Problemas emocionales e imagen corporal

El sexo también tiene un componente emocional. Si está ansioso o estresado a causa de su enfermedad, es posible que no tenga ganas de participar.

"Cuando me diagnosticaron por primera vez la AR, me sentía miserable en mi propio cuerpo, y cargaba con mucha culpa por el mal estado de la vida sexual de mi matrimonio, porque sentía que era totalmente culpa mía", dice Leach. 

Los efectos que la AR y sus tratamientos pueden tener sobre la imagen corporal complican la intimidad. "Es posible que las personas no se consideren tan deseables ahora que tienen una enfermedad crónica", dice Kathryn Dao, MD, profesora asociada de la División de Enfermedades Reumáticas del UT Southwestern Medical Center.  "Incluso si la enfermedad está adecuadamente controlada, pueden sentirse defectuosos, y esto puede ser una barrera psicológica para una relación sexual satisfactoria".

Leach dice que las batallas con la imagen corporal a veces afectan a su vida sexual. "La prednisona puede hacer que aumente de peso o que tenga cara de luna llena", dice. "A veces siento que mi cuerpo es el enemigo".  

Pida ayuda a su médico

Una vida sexual sana es importante, no solo para su relación, sino también para usted mismo. "Si cree que sus medicamentos o su enfermedad están afectando su salud sexual, debe comentarlo con su médico", dice Leach.

Su médico puede ayudarlo a encontrar formas de lidiar con las barreras al sexo, como la fatiga y el estrés. También pueden remitirlo a un psicólogo o psiquiatra para que lo asesore, o a un terapeuta sexual. Un ginecólogo-obstetra puede ofrecer soluciones para la sequedad vaginal, que pueden incluir lubricantes o crema con estrógenos. Este especialista es otra buena fuente para obtener una remisión a un terapeuta.

El truco está en armarse de valor para pedir ayuda al médico. Los médicos no preguntan habitualmente a sus pacientes si la AR está afectando a su vida sexual, y muchos de ellos son reacios a sacar el tema. "Creo que es algo que a los pacientes les da mucha vergüenza hablar", dice la Dra. Dao. "Suele ser la última conversación que quieren tener con sus médicos. La dejan para el final de la visita".

Tener un reumatólogo de confianza puede facilitar la conversación. La Dra. Dao también recomienda llevar a su pareja a las citas médicas o a las sesiones de terapia, para que puedan hablar de cualquier problema sexual que tengan juntos. "Aclara las cosas, y si su pareja tiene alguna pregunta, el médico puede responderla", dice.

Mantener vivo el romance

No tiene que renunciar a la intimidad con su pareja, pero puede que tenga que hacer algunos ajustes. "No tienen por qué ser posiciones tradicionales, que pueden causar un dolor adicional", dice Leach. Dedique tiempo a las caricias íntimas para construir la conexión emocional y la cercanía. Luego, experimente con las posiciones hasta que encuentre las que sean cómodas para sus articulaciones. Considere también la posibilidad de leer libros o de hablar con un terapeuta sexual sobre diferentes métodos de satisfacción sexual.

Para que la experiencia sea más cómoda, tome su analgésico unos 30 minutos antes de planear la intimidad. Sumérjase en un baño caliente o tome una ducha para aflojar las articulaciones rígidas. Ducharse juntos puede ser una buena forma de establecer una conexión íntima.

Es posible que también tenga que ajustar el horario de sus encuentros románticos. Las mañanas podrían encontrarlo demasiado rígido para participar cómodamente. "Pero por las noches, el nivel de agotamiento puede ser tan profundo que ¿quién está pensando en eso?", dice Iris Zink, MSN, RN, enfermera certificada en reumatología en Lansing, Michigan. Sugiere programar el sexo para cuando se sienta mejor, que puede ser por la tarde.

Mantener una comunicación abierta

En toda relación hay dos personas, y la presión sobre la pareja sin AR también puede ser importante. Es posible que su pareja se aleje de las relaciones sexuales por preocupación, lo que puede provocar un círculo vicioso de inseguridades. "[La otra persona] no quiere empeorar el dolor y la fatiga", dice Zink. "Y entonces, la que tiene AR siente que no es deseable".

Leach dice que su enfermedad ha provocado un cambio innegable en la dinámica de su relación, pero que ella y su marido se apoyan mutuamente como un equipo para resolver los problemas. "Trabajamos muy duro para tratar mi AR como un problema que nos afecta a los dos, no solo a mí".

Recomienda a ambas partes que hablen de sus preocupaciones para mantener una relación sana.  "Es muy importante ser lo más abierto y honesto posible", dice. "Si se puede tratar el asunto como un problema compartido y trabajar en él juntos, eso puede favorecer realmente la intimidad".

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