Adelgazar es mejor para la artrosis de rodilla
A la hora de aliviar los síntomas de la artrosis de rodilla, cuanto más baje de peso, mejores serán los resultados, según investigadores de Wake Forest University en Winston-Salem, North Carolina. En un estudio que se publicó recientemente en línea en Arthritis Care & Research, Stephen Messier, PhD, y sus colegas señalan que los adultos con sobrepeso y obesidad, de 55 años o más, que tenían artrosis de rodilla y que perdieron el 20 por ciento o más de su peso corporal notaron una mejoría mucho mayor en cuanto al dolor, la función, la calidad de vida, la inflamación y el estrés de la articulación de la rodilla, en comparación con los que adelgazaron menos.
En un ensayo anterior, los mismos investigadores descubrieron que, al bajar un 10 por ciento del peso corporal, la cantidad que los Institutos Nacionales de la Salud recomiendan a los adultos con sobrepeso y obesidad, la movilidad mejoraba y el dolor disminuía en un 50 por ciento al cabo de 18 meses. En sus resultados más recientes, afirman que bajar el doble de peso puede aliviar el dolor y mejorar la función hasta un 25 por ciento más.
Los pacientes que participaron en el ensayo anterior siguieron uno de los tres programas para bajar de peso: solo dieta, solo ejercicio o dieta junto con ejercicio. El programa de dieta junto con ejercicio dio como resultado el promedio de pérdida de peso más alto, y le siguió el de solo dieta. En promedio, los participantes del grupo de solo ejercicio casi no bajaron de peso. La dieta se basó en una ingesta de aproximadamente 1,100 calorías por día para las mujeres y 1,200 para los hombres. Al principio del estudio, las calorías procedían de dos batidos sustitutos de comida y de una comida de origen vegetal que aportaba entre 500 y 750 calorías. El ejercicio consistía en 15 minutos de caminata aeróbica (lo suficientemente rápida para elevar el ritmo cardíaco), 20 minutos de entrenamiento de fuerza y otros 15 minutos de ejercicio aeróbico con una sesión de enfriamiento después. Los participantes entrenaban una hora al menos tres veces por semana. También obtuvieron educación sobre nutrición y terapia conductual cognitiva, además de controles de peso semanales o quincenales.
Para el estudio más reciente, los investigadores analizaron los datos de un subgrupo formado por 240 de los 399 participantes del ensayo anterior: los que estaban en el grupo de dieta junto con ejercicio y los del grupo de solo dieta. En este análisis, se agrupó a los pacientes en cuatro categorías según la cantidad de peso que habían bajado: menos de 5 por ciento (que no se consideró una pérdida significativa), entre el 5 y el 9.9 por ciento, entre el 10 y el 19,919.9 por ciento, o más del 20 por ciento. (Por ejemplo, para una persona que pesa 200 libras, bajar un 5 por ciento del peso equivale a 10 libras, un 10 por ciento equivale a 20 libras y un 20 por ciento equivale a 40 libras).
Considerando todas las variables, incluida la disminución del dolor, las personas que bajaron más del 10 por ciento de su peso corporal obtuvieron mejores resultados que las que bajaron menos peso. No obstante, el grupo que más mejoró fue el que logró bajar un 20 por ciento o más de peso. Por ejemplo, después de 18 meses, esos participantes podían caminar hasta 10 % más lejos en 6 minutos que los que habían bajado menos del 5 % de su peso corporal (559 metros frente a 508 metros).
«En este estudio, lo importante es mostrar que una pérdida de peso del 20 por ciento o más, es decir, el doble de la media anterior, produce mejores resultados clínicos, y se puede lograr sin [medicamentos ni cirugía]», dice Messier.
Reconoce que bajar cualquier cantidad de peso, y mantenerlo, no es fácil. Los investigadores no realizaron un seguimiento de los participantes del estudio para saber si mantuvieron o no el peso.
Messier también destaca que, según su experiencia y estudios anteriores, las personas que logran bajar de peso suelen presentar algunas características en común: es más probable que realicen constantemente registros de sus comidas, como en MyFitnessPal; que hagan ejercicio regularmente, incluso con ejercicios adicionales; que consuman sustitutos de comida sin depender de ellos; y que cuenten con un fuerte apoyo familiar. Además, las personas a las que les cuesta bajar de peso tienden a tener ingresos más bajos, a tener trabajos exigentes, a vivir lejos de un gimnasio u otro sitio para ejercitarse, a cuidar de otros y a tener diversos problemas de salud.
«Estas personas necesitan más apoyo y ayuda de los proveedores de atención médica», afirman algunos expertos como Henning Bliddal, MD, profesor de investigación del Copenhagen University Hospital en Dinamarca y presidente de la comisión del Danish National Board of Health para el tratamiento de la artrosis de rodilla.
En 2014, el Dr. Bliddal y algunos colegas publicaron un estudio en el que destacaron la importancia tanto del ejercicio como de una pérdida de peso de al menos un 10 por ciento como tratamientos para la artrosis primarios, aunque también señalaron que bajar de peso de forma sostenida puede ser un reto para muchas personas.
Respecto al reciente análisis, comenta que Messier y los demás colegas «demostraron de manera convincente que cuanto mayor sea la pérdida de peso, mejores serán todos los resultados significativos, incluidos los relacionados con el dolor y la función. [Sin embargo], bajar más del 10 por ciento de peso es difícil sin el uso de sustitutos de comida, los cuales a lo largo de los años ha sido un elemento esencial del régimen en diversos ensayos exitosos para la pérdida de peso en pacientes con artrosis de rodilla».
Destaca que se trata de algo diferente a la mayoría de las dietas, con las cuales las personas bajan solo un 5 por ciento del peso corporal.
«Lo más difícil es reducir esta intervención [los sustitutivos de comida] y cambiarla por un régimen de mantenimiento sin perder el ritmo», señala. «El objetivo debe ser alcanzar y mantener el mayor número posible de personas con una pérdida de peso alta (más del 10 por ciento). Esta estrategia podría modificar la evolución clínica de la artrosis».
El Dr. Bliddal comenta que aún falta comprobar si el aumento de los beneficios debido a la pérdida de peso también detendría el daño estructural de la artrosis, lo que evitaría o retrasaría la fase final de la enfermedad y reduciría la necesidad de recurrir a reemplazos de rodilla.
Autora: Linda Rath
En un ensayo anterior, los mismos investigadores descubrieron que, al bajar un 10 por ciento del peso corporal, la cantidad que los Institutos Nacionales de la Salud recomiendan a los adultos con sobrepeso y obesidad, la movilidad mejoraba y el dolor disminuía en un 50 por ciento al cabo de 18 meses. En sus resultados más recientes, afirman que bajar el doble de peso puede aliviar el dolor y mejorar la función hasta un 25 por ciento más.
Dieta junto con ejercicio para obtener los mejores resultados
Los pacientes que participaron en el ensayo anterior siguieron uno de los tres programas para bajar de peso: solo dieta, solo ejercicio o dieta junto con ejercicio. El programa de dieta junto con ejercicio dio como resultado el promedio de pérdida de peso más alto, y le siguió el de solo dieta. En promedio, los participantes del grupo de solo ejercicio casi no bajaron de peso. La dieta se basó en una ingesta de aproximadamente 1,100 calorías por día para las mujeres y 1,200 para los hombres. Al principio del estudio, las calorías procedían de dos batidos sustitutos de comida y de una comida de origen vegetal que aportaba entre 500 y 750 calorías. El ejercicio consistía en 15 minutos de caminata aeróbica (lo suficientemente rápida para elevar el ritmo cardíaco), 20 minutos de entrenamiento de fuerza y otros 15 minutos de ejercicio aeróbico con una sesión de enfriamiento después. Los participantes entrenaban una hora al menos tres veces por semana. También obtuvieron educación sobre nutrición y terapia conductual cognitiva, además de controles de peso semanales o quincenales.
Para el estudio más reciente, los investigadores analizaron los datos de un subgrupo formado por 240 de los 399 participantes del ensayo anterior: los que estaban en el grupo de dieta junto con ejercicio y los del grupo de solo dieta. En este análisis, se agrupó a los pacientes en cuatro categorías según la cantidad de peso que habían bajado: menos de 5 por ciento (que no se consideró una pérdida significativa), entre el 5 y el 9.9 por ciento, entre el 10 y el 19,919.9 por ciento, o más del 20 por ciento. (Por ejemplo, para una persona que pesa 200 libras, bajar un 5 por ciento del peso equivale a 10 libras, un 10 por ciento equivale a 20 libras y un 20 por ciento equivale a 40 libras).
Dos veces mejor
Considerando todas las variables, incluida la disminución del dolor, las personas que bajaron más del 10 por ciento de su peso corporal obtuvieron mejores resultados que las que bajaron menos peso. No obstante, el grupo que más mejoró fue el que logró bajar un 20 por ciento o más de peso. Por ejemplo, después de 18 meses, esos participantes podían caminar hasta 10 % más lejos en 6 minutos que los que habían bajado menos del 5 % de su peso corporal (559 metros frente a 508 metros).
«En este estudio, lo importante es mostrar que una pérdida de peso del 20 por ciento o más, es decir, el doble de la media anterior, produce mejores resultados clínicos, y se puede lograr sin [medicamentos ni cirugía]», dice Messier.
Reconoce que bajar cualquier cantidad de peso, y mantenerlo, no es fácil. Los investigadores no realizaron un seguimiento de los participantes del estudio para saber si mantuvieron o no el peso.
El apoyo es clave para tener éxito
Messier también destaca que, según su experiencia y estudios anteriores, las personas que logran bajar de peso suelen presentar algunas características en común: es más probable que realicen constantemente registros de sus comidas, como en MyFitnessPal; que hagan ejercicio regularmente, incluso con ejercicios adicionales; que consuman sustitutos de comida sin depender de ellos; y que cuenten con un fuerte apoyo familiar. Además, las personas a las que les cuesta bajar de peso tienden a tener ingresos más bajos, a tener trabajos exigentes, a vivir lejos de un gimnasio u otro sitio para ejercitarse, a cuidar de otros y a tener diversos problemas de salud.
«Estas personas necesitan más apoyo y ayuda de los proveedores de atención médica», afirman algunos expertos como Henning Bliddal, MD, profesor de investigación del Copenhagen University Hospital en Dinamarca y presidente de la comisión del Danish National Board of Health para el tratamiento de la artrosis de rodilla.
En 2014, el Dr. Bliddal y algunos colegas publicaron un estudio en el que destacaron la importancia tanto del ejercicio como de una pérdida de peso de al menos un 10 por ciento como tratamientos para la artrosis primarios, aunque también señalaron que bajar de peso de forma sostenida puede ser un reto para muchas personas.
Respecto al reciente análisis, comenta que Messier y los demás colegas «demostraron de manera convincente que cuanto mayor sea la pérdida de peso, mejores serán todos los resultados significativos, incluidos los relacionados con el dolor y la función. [Sin embargo], bajar más del 10 por ciento de peso es difícil sin el uso de sustitutos de comida, los cuales a lo largo de los años ha sido un elemento esencial del régimen en diversos ensayos exitosos para la pérdida de peso en pacientes con artrosis de rodilla».
Destaca que se trata de algo diferente a la mayoría de las dietas, con las cuales las personas bajan solo un 5 por ciento del peso corporal.
«Lo más difícil es reducir esta intervención [los sustitutivos de comida] y cambiarla por un régimen de mantenimiento sin perder el ritmo», señala. «El objetivo debe ser alcanzar y mantener el mayor número posible de personas con una pérdida de peso alta (más del 10 por ciento). Esta estrategia podría modificar la evolución clínica de la artrosis».
El Dr. Bliddal comenta que aún falta comprobar si el aumento de los beneficios debido a la pérdida de peso también detendría el daño estructural de la artrosis, lo que evitaría o retrasaría la fase final de la enfermedad y reduciría la necesidad de recurrir a reemplazos de rodilla.
Autora: Linda Rath