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Un enfoque diferente para la investigación sobre la OA 

Un investigador se centra en los fármacos existentes para encontrar nuevos tratamientos para la artrosis.

Jill Tyrer | 19 de octubre de 2021

Se necesitan urgentemente tratamientos seguros y eficaces para la artrosis. 

Aunque se sabe que el ejercicio y el no subir de peso ayudan a mejorar los síntomas de la artrosis (OA), es difícil que los pacientes sigan estas medidas, y la mayoría fracasa a largo plazo. Además, la mayoría de los tratamientos farmacológicos solo proporcionan un alivio temporal del dolor y otros síntomas. Aunque la cirugía de sustitución articular puede ser un tratamiento eficaz para la OA, esta cirugía invasiva conlleva riesgos y no siempre es exitosa. 

Científicos llevan mucho tiempo buscando nuevos fármacos para el tratamiento de la OA, pero el proceso de desarrollo de nuevos fármacos suele ser complejo, largo, caro y con un bajo índice de éxito.  

Reza Jafarzadeh, PhD, un profesor adjunto de Medicina y miembro del Arthritis & Autoimmune Diseases Research Center de la Universidad de Boston, está adoptando un enfoque diferente. Con el apoyo financiero de la Arthritis Foundation, él y su equipo están utilizando bases de datos de historias clínicas de pacientes a lo largo del tiempo para tratar de encontrar fármacos existentes que puedan utilizarse para tratar la OA. 

Reza

Este concepto no es nuevo. De hecho, dos de los medicamentos más comunes para la artritis reumatoide (AR), el metotrexato y la hidroxicloroquina, se utilizaban originalmente para otras enfermedades. A la mayoría de los pacientes con AR se les ha recetado metotrexato en algún momento, pero el fármaco se originó como tratamiento para la leucemia pediátrica. Los investigadores observaron que cuando el fármaco se utilizaba para la leucemia, también tenía un efecto sobre el tejido conectivo, que es un factor importante en la AR. Así fue como comenzaron a estudiar el uso de la medicación en adultos con AR. Su éxito condujo al uso generalizado del metotrexato para la AR. Del mismo modo, la hidroxicloroquina (Plaquenil) se utilizaba para tratar la malaria antes de que se descubriera su eficacia para tratar las formas inflamatorias de artritis. 

Mientras que los médicos e investigadores observaron los efectos de estos fármacos, lo que los llevó a pensar que también podrían ayudar a tratar la AR, Jafarzadeh está utilizando un enfoque más sistemático para encontrar fármacos que puedan funcionar para la OA. Con un interés particular en la investigación sobre la aplicación de técnicas analíticas modernas para estimar los efectos causales, está explorando bases de datos longitudinales de pacientes para averiguar si ciertos medicamentos utilizados para un fin específico pueden tener un efecto también en pacientes con otra enfermedad.  

Ya tiene algunas pistas prometedoras. Muchos fármacos tienen como objetivo controlar alguna parte del proceso inflamatorio o ayudar a aliviar el dolor; ambos factores son clave en la OA postraumática (la OA postraumática se da como resultado de una lesión, como una fractura, y se desarrolla con bastante rapidez, por lo que es más fácil de seguir y estudiar). Por ello, Jafarzadeh plantea la hipótesis de que uno de estos fármacos podría ser eficaz para tratar la OA. 

En estudios con animales de laboratorio con lesiones articulares, los científicos han descubierto que los mastocitos, un tipo de célula del tejido conectivo, desempeñan un papel fundamental en el proceso de la enfermedad de la OA. Los mastocitos también se acumulan en el revestimiento de las articulaciones de los seres humanos con una lesión articular. Los fármacos que inhiben los mastocitos ya se utilizan para otras enfermedades, como el asma. Por lo tanto, ¿podrían desempeñar también un papel en la prevención o ralentización de la inflamación articular causada por la OA? 

Del mismo modo, ciertas clases de fármacos que bloquean la percepción del dolor también tienen potencial para tratar la OA, como los betabloqueadores utilizados para las enfermedades cardiovasculares y los antagonistas de los receptores de glutamato, que actúan en el cerebro para prevenir las convulsiones, en la enfermedad de Parkinson, por ejemplo. 

Los $300,000 que la Arthritis Foundation ha invertido en esta investigación, que se desarrollará hasta finales de 2023, ayudarán a Jafarzadeh a revisar dos grandes bases de datos de pacientes en búsqueda de vínculos entre estas clases de fármacos y determinar si tienen potencial para tratar la OA postraumática.