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Cómo reconocer la angustia emocional en su hijo con AJ

Esté atento a los indicios que le dejen ver que su hijo puede estar experimentando problemas para controlar sus sentimientos.

Por Beth Axtell 

Los sentimientos de tristeza, enfado y temor al enfrentarse a un diagnóstico de artritis juvenil (AJ) son completamente normales y saludables. También es posible que su hijo se sienta diferente a sus compañeros, se vea limitado en sus actividades y se aísle socialmente. 

Cuando estas dificultades emocionales normales no son tratadas, pueden dar lugar a mayores problemas de adaptación psicológica.

Según un artículo publicado en PLoS One en el 2017, los niños y adolescentes con artritis crónica son más propensos a tener problemas de adaptación psicológica en comparación con los niños que no padecen esta enfermedad. Otro estudio descubrió que la tasa de problemas emocionales, de desarrollo y de comportamiento de los niños con artritis u otros problemas articulares era casi cinco veces superior a la de los niños de la población general de Estados Unidos.

El hecho de estar atento a las señales emocionales o de comportamiento lo ayudará a identificar problemas potenciales, y le permitirá ofrecer orientación y apoyo.

Señales de angustia emocional

Esté atento a estos signos y hable con su pediatra o reumatólogo sobre ellos. También puede considerar la posibilidad de acudir a los maestros de su hijo o a los padres de sus amigos. A veces los niños ocultan sus sentimientos en casa, pero se muestran más reveladores con los demás. Dependiendo de la gravedad de los problemas, puede llegar a ser derivado a un profesional de la salud mental. 

  • Regresión: actuar como alguien más pequeño, teniendo en cuenta su edad.
  • Mal comportamiento: comportarse de forma rebelde o buscar atención negativa.
  • Cambios de humor: agredir, hacer rabietas, actuar de forma irritable.
  • Retraimiento: evitar a la familia y a los amigos o las actividades que solía disfrutar.
  • Reticencia a la escuela: quejarse más de lo habitual de la escuela o mostrarse reacio a asistir a ella.
  • Malas notas: bajar las notas o reducir el esfuerzo en lo relativo a las tareas.
  • Somatización: presentar síntomas físicos, tales como dolores de cabeza o de estómago, no relacionados con la AJ.
  • Ansiedad: expresar preocupaciones con frecuencia o sobre cosas que normalmente no causarían angustia.
  • Llanto: llorar más de lo habitual.
  • Apego extremo: aferrarse a un padre o profesor.
  • Temeridad: mostrar reacciones temerosas que parecen fuera de lugar.
  • Problemas de sueño: dormir demasiado o muy poco.
  • Problemas de apetito: comer mucho o demasiado poco. 
  • Interferencias: evitar o interferir con los tratamientos médicos.

Para los adolescentes en particular:

  • Evitar significativamente a los padres (aunque en cierta medida es un comportamiento normal de los adolescentes). 
  • Abandonar las amistades de siempre por un nuevo grupo de compañeros. 
  • Expresar una excesiva hostilidad hacia los miembros de la familia.
  • Participar en conductas de riesgo: hacerse cortes, consumir alcohol o drogas, o tener actividad sexual temprana.

Trastornos del estado de ánimo: a qué debería atenerse

Los altibajos habituales de vivir con una enfermedad crónica pueden, en algunas personas, convertirse en un trastorno de ansiedad o en una depresión severa. Distinguir de qué manera la AJ afecta a la movilidad, el nivel de actividad y la tolerancia al ejercicio de su hijo de los signos de depresión puede ser difícil.  La tristeza y la preocupación cruzan la línea hacia la depresión o el trastorno de ansiedad cuando interfieren con la capacidad de funcionamiento de su hijo.

Elizabeth Roth-Wojcicki, CPNP, enfermera de práctica avanzada en reumatología en el Hospital Infantil de Wisconsin en Milwaukee, afirma que si los informes de laboratorio de su hijo y los recuentos de las articulaciones se ven bien, la fatiga y los bajos niveles de actividad deben ser vistos como posibles signos de un trastorno del estado de ánimo.

Señales de depresión

Los cambios de comportamiento prolongados pueden señalar el inicio de depresión en niños y adolescentes con AJ. Estos son 10 síntomas comunes de la depresión:

  • Tristeza o cambios de humor.
  • Desesperanza.
  • Pérdida de interés en amigos y/o actividades.
  • Bajo rendimiento escolar.
  • Cambios en la forma de comer/dormir.
  • Sensibilidad extrema al rechazo/fracaso.
  • Aislamiento.
  • Baja autoestima, culpabilidad.
  • Irritabilidad, hostilidad o ira prolongadas.
  • Pensamientos o expresiones de comportamiento autodestructivo o suicidio.

Señales de trastornos de ansiedad

En niños y adolescentes, la ansiedad se convierte en un problema cuando el sentimiento es desproporcionado con respecto a la situación, empeora con el tiempo y afecta persistentemente la vida cotidiana. Algunos ejemplos de síntomas de ansiedad que puede experimentar su hijo son:

  • Incapacidad para dejar de preocuparse.
  • Incapacidad para dejar de tener pensamientos no deseados.
  • Evitar situaciones no peligrosas con las que el niño antes se sentía cómodo.
  • Sensaciones de pánico (palpitaciones, mareos, falta de aire, sudoración).
  • Sensación de agobio.
  • Sensación de mariposas en el estómago o dolores de estómago. 
  • Dolores de cabeza.
  • Fatiga
  • Problemas de sueño.
  • Agitación.
  • Inquietud.
  • Falta de atención, poca concentración.
  • Evasión.
  • Rabietas.
  • Llanto.
  • Negarse a ir a la escuela.
  • Enfados por la ropa, el pelo, los zapatos, los calcetines, las tareas.
  • Dificultades con las transiciones dentro de la escuela, y entre la escuela y una actividad/deporte.

Obtención de ayuda

Si su hijo muestra conductas de afrontamiento negativas o si su preocupación o tristeza están afectando su vida diaria durante un tiempo prolongado, su médico podría recomendarle asesoramiento. Roth-Wojcicki afirma que si su hijo se resiste a ir a terapia, lo más recomendable es hacer que toda la familia participe en asesoramiento familiar para que el niño no se sienta aislado. 

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