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Espondilitis anquilosante y embarazo


Esto es lo que debe saber si está embarazada o planea quedar embarazada y amamantar.

Por Mary Anne Dunkin | Fecha de actualización: 27 de abril de 2022

Para una mujer que está considerando quedar embarazada, algunos interrogantes son universales: ¿tendré náuseas matutinas intensas? ¿Debería tener un parto natural o ponerme la epidural? ¿Utilizaré pañales de tela o desechables?  Pero si padece espondilitis anquilosante (EA) es probable que tenga otras preguntas más específicas: ¿afectará mi enfermedad o mi medicación al desarrollo de mi bebé? ¿Empeorarán mis síntomas durante el embarazo? ¿La artritis afectará al parto? ¿Seré físicamente capaz de cuidar a mi bebé?

En la mayoría de los casos, la respuesta puede ser bastante tranquilizadora, dice Mehret Birru Talabi, MD, PhD, profesora adjunta de medicina de la División de Reumatología e Inmunología Clínica de la Universidad de Pittsburgh.

Esto es lo que debe saber sobre las preocupaciones más comunes a tener en cuenta cuando esté pensando en tener un bebé, durante el embarazo y después del parto.

Planificación del embarazo

No existen pruebas que determinen que tener espondilitis anquilosante podría afectar su capacidad de quedar embarazada. Pero planificar con antelación es importante, así que practique un control de natalidad eficaz hasta que decida que ha llegado el momento de tener un hijo. Por lo general, las personas con EA pueden utilizar cualquier tipo de método anticonceptivo, aunque algunos, como los DIU, son más eficaces que otros para evitar el embarazo. Un control de la natalidad eficaz es especialmente importante si toma una medicación que debe suspenderse semanas o meses antes del embarazo o si no se conocen los efectos de la droga.

Lo ideal es hablar sobre la planificación familiar con su reumatólogo desde el principio, no solo cuando haya decidido que quiere comenzar a intentar tener un bebé, dice Lisa Sammaritano, MD, reumatóloga del Hospital for Special Surgery, especializada en cuestiones reproductivas en pacientes con enfermedades reumáticas y profesora de medicina clínica en el Weill Cornell Medical College.

Efectos en el desarrollo del feto: la planificación debe incluir siempre un análisis de los medicamentos que puede y no puede continuar tomando con seguridad durante el embarazo. Afortunadamente, dice la Dra. Sammaritano, los riesgos de la mayoría de los medicamentos recetados para la EA terminan cuando el fármaco está fuera del torrente sanguíneo. Ni los medicamentos que tomó en el pasado ni la propia EA deberían afectar al desarrollo de su bebé.

Esto incluye medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID) como el ibuprofeno, el naproxeno, el celecoxib (Celebrex) y la aspirina. Los NSAID son las drogas más comúnmente recetadas para una enfermedad similar a la EA llamada espondiloartritis axial no radiográfica (EaAx-nr). Tanto los NSAID de venta con receta como los de venta libre parecen ser seguros hasta las 20 semanas de embarazo, pero pueden causar graves problemas renales en el feto si se toman durante más tiempo. Antes del 2020, el límite para los NSAID era de 30 semanas, cuando pueden dañar el corazón de un bebé por nacer.

Transmisión de la EA: existe un componente genético en las enfermedades autoinmunes, incluida la EA. Aunque existe la posibilidad de que su hijo desarrolle EA u otra enfermedad autoinmune, es muy importante recordar que muchas mujeres con enfermedades autoinmunes tienen bebés sanos que no desarrollan ninguna enfermedad autoinmune.

Actividad de la enfermedad durante el embarazo: de la misma manera, es probable que tener un bebé no provoque un impacto negativo considerable en el curso de su EA. Las investigaciones que se remontan a finales de la década de 1990 sugieren que las mujeres con EA tienen aproximadamente la misma probabilidad de que la actividad de su enfermedad empeore, mejore o permanezca igual durante el embarazo. Un estudio de 2018 publicado en Rheumatology descubrió que, en el caso de las mujeres con EA, la actividad de la enfermedad tendía a mantenerse baja y estable durante la mayor parte del embarazo, con un pico de actividad en el segundo trimestre.

Embarazo: los nueve meses completos

Si los medicamentos que tomaba en el momento de la concepción controlan su enfermedad, es probable que su médico le indique continuar tomándolos durante todo el embarazo, siempre y cuando sean compatibles.

El efecto de la EA en el parto: si la artritis afecta a la espalda o a las caderas, puede notar más dolor en esas articulaciones a medida que el bebé crece y ejerce más presión sobre ellas. Pregunte si su obstetra tiene experiencia en trabajar con mujeres con discapacidades. Si es posible, averigüe lo mismo sobre el anestesista que trabajará con usted en la sala de partos. En algunos casos, la afectación de las caderas y la columna vertebral podría dificultar un parto vaginal y la inflamación de la columna podría dificultar la administración de una epidural, es decir, la inyección de un analgésico directamente en el espacio que rodea la médula espinal para adormecer la mitad inferior del cuerpo durante el parto. Debe analizar estas posibilidades con su médico. Sin embargo, estudios recientes demuestran que los partos por cesárea en personas con EA no están relacionados con problemas articulares o de la columna vertebral, sino con partos prematuros o preeclampsia, una complicación del embarazo que puede poner en peligro la vida de la madre y del bebé.

Planificación de los cuidados del recién nacido: durante el embarazo es importante planificar la ayuda que necesitará después del parto. Una revisión de 2021 publicada en Clinical Rheumatology informó que entre el 30% y el 100% de las mujeres con EA experimentan un brote en los meses posteriores al parto, lo que podría significar que necesitará algo de ayuda extra para cuidar a su bebé si eso ocurre. Aunque su enfermedad esté bien controlada podría experimentar más fatiga que otras madres primerizas, por lo que probablemente necesite ayuda adicional una vez que nazca el bebé.

Capacidad de amamantar: no hay pruebas de que la EA disminuya la producción de leche. Sin embargo, algunas mujeres experimentan dolor al intentar sujetar a sus bebés para amamantarlos, especialmente si su EA no está bien controlada. Aunque no puede transmitir la EA a su hijo al amamantar, sí puede transmitir algunos medicamentos. Muchos medicamentos son seguros durante la lactancia, y el paso de medicamentos a través de la leche materna es relativamente bajo en muchos casos.

Después del parto

La mayoría de las mujeres con EA pueden esperar un parto y un bebé sanos.

Actividad de la enfermedad: si nota un empeoramiento de los síntomas, comuníquese con su reumatólogo, ya que es más probable que se produzca un brote en los meses posteriores al parto. E incluso si su enfermedad es estable, el parto y el cuidado de un recién nacido son agotadores, por lo que la fatiga es algo común.

Medicación y lactancia: si el control de su enfermedad después del parto requiere un cambio de medicación, informe a su médico si está amamantando. Muchos medicamentos, aunque no todos, son seguros durante el período de lactancia.

Cuidado del bebé: cuidar de sí misma ahora es especialmente importante. Tome sus medicamentos, coma de forma saludable, duerma la siesta cuando el bebé lo haga y busque la ayuda de su pareja y de familiares y amigos de confianza, e incluso pague por obtener ayuda, si fuera necesario o posible. La maternidad es un trabajo desafiante que dura toda la vida, pero puede proporcionar alegrías únicas. Cuidar de sí misma ahora puede ayudarla a asegurarse de que podrá seguir cuidando a su hijo durante los próximos años.

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