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Esclerodermia y embarazo 


Esto es lo que debe saber si está embarazada o planea quedar embarazada y amamantar.

Por Mary Anne Dunkin Actualización: 7 de noviembre de 2022

El hecho de planear tener un bebé puede ser un momento emocionante en la vida. Pero si tiene esclerosis sistémica, o esclerodermia, la emoción puede verse atenuada por las preocupaciones relacionadas con su enfermedad: ¿la esclerodermia afectará el desarrollo del feto? ¿el hecho de estar embarazada empeorará mi esclerodermia? ¿la esclerodermia complicará mi parto o afectará mi capacidad de amamantar o de cuidar a mi hijo?

Si bien un diagnóstico de esclerodermia ciertamente conlleva desafíos en el embarazo, una planificación y un cuidado prenatal adecuados pueden ayudar a garantizar los mejores resultados posibles tanto para usted como para su bebé, afirma Lisa Sammaritano, MD, profesora adjunta del Departamento de Medicina Clínica en la División de Reumatología del Hospital for Special Surgery - Weill Cornell Medicine.

Esto es lo que necesita saber sobre el embarazo, desde las etapas de planificación hasta el momento del parto, y más adelante. 

Planificación del embarazo

Si piensa que le gustaría formar una familia, es importante esperar al menos tres años luego de haber sido diagnosticada con esclerodermia para quedar embarazada. El curso de la enfermedad puede ser imprevisible durante los tres primeros años, y los brotes son más probables en esta etapa.

«Lo ideal es hablar sobre los temas de planificación familiar con su reumatólogo desde el principio, no solo cuando haya decidido que desea comenzar a intentar tener un bebé», afirma la doctora Sammaritano.

No existen pruebas que determinen que tener esclerodermia podría afectar su capacidad de quedar embarazada, por lo que es importante practicar un control de natalidad eficaz hasta que decida que es el momento adecuado para tener un hijo.

Efectos de los medicamentos: la planificación del embarazo siempre implicará un análisis de los medicamentos que puede y no puede continuar tomando con seguridad durante el embarazo. El metotrexato, la ciclofosfamida, el micofenolato mofetilo y la talidomida deben suspenderse, al menos, tres meses antes de intentar el embarazo, debido al riesgo de defectos de nacimiento graves y al efecto sobre la fertilidad.

La planificación previa les permitirá, tanto a usted como a su reumatólogo, asegurarse de que la actividad de la enfermedad sea baja mientras toma medicamentos compatibles con el embarazo, afirma la doctora Sammaritano. «Este proceso puede llevar algún tiempo, ya que cambiar un medicamento supone darle varios meses para comprobar que funciona y no provoca efectos colaterales», afirma.

Efectos de la esclerodermia en el feto: la planificación también debe incluir una evaluación de los factores que podrían hacer que el embarazo sea más riesgoso. Entre estos, se incluye la presencia de dos autoanticuerpos, anti-Ro (SSA) y/o anti-La (SSB), lo que ocurre entre el 8 y el 10% de las mujeres con esclerodermia. Dichos anticuerpos están asociados a un bajo riesgo de bloqueo cardíaco congénito (CHB), una anomalía en la frecuencia o el ritmo cardíaco fetal. Los niveles más altos de anticuerpos están asociados con un mayor riesgo de CHB. El bloqueo cardíaco completo o de tercer grado, la forma más grave, generalmente no es reversible.

Los resultados de los bebés nacidos de madres con esclerodermia generalmente han sido positivos. No obstante, los bebés de bajo peso al nacer —definidos como inferiores al percentil 10 para su edad gestacional— son más comunes entre las madres con esclerodermia. Esto se debe a un mayor riesgo de padecer una enfermedad llamada insuficiencia placentaria, en la cual disminuye el suministro de sangre al feto. Debido a la presencia de mayores riesgos, es importante acudir a un ginecólogo/obstetra que se especialice en embarazos de alto riesgo. Es posible que también tenga que acudir a diferentes médicos para controlar y gestionar otros aspectos de su enfermedad.

Transmitir la esclerodermia: en las enfermedades autoinmunes, tales como la esclerodermia, existe un componente genético. Es posible que su hijo desarrolle esclerodermia u otra enfermedad autoinmune, pero muchas mujeres con enfermedades autoinmunes tienen bebés sanos que no desarrollan artritis ni ningún otro tipo de enfermedad autoinmune.

Actividad de la enfermedad durante el embarazo: numerosas investigaciones sugieren que si al momento de quedar embarazada su enfermedad es estable, es probable que se mantenga así durante todo el embarazo. En un estudio en el que se analizaron 133 embarazos de mujeres con esclerodermia, el 5% experimentó una mejora y el 7% un empeoramiento de los síntomas, mientras que los síntomas permanecieron estables en el 88% restante. Otras investigaciones han demostrado que algunos síntomas, tales como el fenómeno de Raynaud y las úlceras en los dedos, tienden a mejorar durante el embarazo, mientras que la acidez estomacal (una queja común entre las mujeres embarazadas con o sin esclerodermia) tiende a empeorar.

 

Embarazo: los nueve meses completos

Si los medicamentos que tomaba en el momento de la concepción controlan su enfermedad, es probable que su médico le indique continuar tomándolos durante todo el embarazo, siempre y cuando sean compatibles con éste.

Monitoreo del desarrollo del feto: sus médicos la monitorearán para detectar complicaciones durante todo el embarazo. Si su prueba de anticuerpos anti-Ro (SSA) y anti-LA (SSB) es positiva, esto incluirá el control de la frecuencia cardíaca fetal desde, aproximadamente, la semana 16 hasta la semana 25 del embarazo.

Efectos en el parto: si bien la mayoría de las mujeres con esclerodermia pueden dar a luz por vía vaginal, cualquier complicación podría hacer necesario un parto prematuro por cesárea.

 

Después del parto

La mayor parte de las mujeres con esclerodermia pueden disfrutar de un parto y un bebé saludables.

Actividad de la enfermedad: si nota que sus síntomas empeoran, comuníquese con su reumatólogo, porque algunas mujeres experimentan una mayor actividad de la enfermedad después del parto. Incluso si su enfermedad es estable, el parto y el cuidado de un recién nacido son agotadores, por lo que la fatiga es común en una reciente maternidad.

Medicación y lactancia: si el control de su enfermedad después del parto requiere un cambio de medicación, asegúrese de informarle a su médico si está amamantando. Muchos medicamentos, aunque no todos, son seguros durante el período de lactancia.

Cuidado del bebé: cuidar de sí misma ahora es especialmente importante. Tome sus medicamentos, coma de forma saludable, duerma la siesta cuando el bebé lo haga y busque la ayuda de su pareja y de familiares y amigos de confianza, e incluso pague por obtener ayuda, si fuera necesario o posible. La maternidad es un trabajo desafiante que dura toda la vida, pero puede brindar alegrías únicas. Cuidar de sí misma ahora puede ayudarla a asegurarse de que podrá seguir cuidando a su hijo durante los próximos años.

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