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Vacunas para niños que toman medicamentos biológicos

Los estudios revelan que los beneficios de las vacunas superan los riesgos de infección.

Por Linda Rath | 27 de octubre de 2021

Las vacunas son una parte fundamental para mantener a los niños sanos. Pero aún son más importantes para los niños con enfermedades inflamatorias como la artritis juvenil, especialmente si toman medicamentos que suprimen el sistema inmunitario. Medicamentos como el metotrexato y los medicamentos biológicos tratan eficazmente la artritis, pero como afectan la capacidad de los niños para combatir los gérmenes, también pueden provocar infecciones graves. Los niños con artritis ya tienen un mayor riesgo de infección como consecuencia de la propia enfermedad.  Las vacunas ayudan a reducir los riesgos de ciertas infecciones.

Tipos de vacunas

La mayoría de las vacunas funcionan al exponer el sistema inmunitario a una pequeña dosis de un virus o bacteria. (Las excepciones son las nuevas vacunas de ARNm utilizadas para prevenir el COVID-19.) Una vez que el sistema inmunitario aprende a reconocer el germen, podrá combatirlo de mejor manera en el futuro. La mayoría de estos tipos de vacunas están hechas de virus y bacterias muertos, o inactivados y no pueden causar enfermedades. Se ha demostrado que son seguras para todos los niños, incluso los niños que se tratan con medicamentos biológicos.

Algunas vacunas, como las del sarampión, las paperas, la rubéola, la varicela, la gripe (solo intranasal) y rotavirus contienen una forma debilitada del virus vivo (llamada “viva atenuada”, que es suficiente para crear inmunidad pero no para causar la enfermedad en niños sanos. Pero, en general, se ha desaconsejado para los niños que toman medicamentos inmunodepresores, como el metotrexato o medicamentos biológicos, debido a la posibilidad de que se produzcan infecciones graves por las propias vacunas. Normalmente, las vacunas vivas atenuadas se posponen hasta que el niño deje de recibirlas o antes de que empiece a tomar medicamentos inmunodepresores.  

Qué ha cambiado: Seguridad de las vacunas

Las investigaciones más recientes sugieren que las vacunas vivas atenuadas, especialmente la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) y la MMR contra la varicela (MMRV) son seguras para niños que toman medicamentos biológicos. El mayor estudio realizado hasta la fecha publicado en Vaccine in 2020, no encontró infecciones relacionadas con la vacuna ni brotes de la enfermedad en más de 100 niños que recibieron refuerzos de vacunas vivas atenuadas mientras tomaban medicamentos inmunodepresores. Las reacciones a la vacuna en sí fueron relativamente leves: dolor en el lugar de la inyección, síntomas parecidos a los de la gripe y fiebre.

Hable con el médico de su hijo sobre si la vacuna MMR o la vacuna MMRV es más segura para él. Los niños que reciben la primera dosis de la vacuna MMRV entre los 12 y los 72 meses de edad tienen un mayor riesgo de sufrir fiebre y convulsiones febriles, por lo que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) no la recomiendan para ese grupo de edad. La vacuna MMRV no parece causar problemas en niños mayores y puede ser una mejor opción porque reduce la cantidad de inyecciones que necesitan.

 Los CDC también recomiendan dos vacunas no vivas contra la neumonía: la neumocócica polisacárida (PPSV23) y la neumocócica 13conjugada valente (PCV 13) para todos los niños con artritis entre 6 y 18 años. Las enfermedades causadas por las bacterias neumocócicas puede ser graves y son especialmente frecuentes en niños con sistemas inmunitarios debilitados.

Efectividad de las vacunas

Hace unos años, los expertos pensaban que las vacunas no eran eficaces en aproximadamente la mitad de los niños inmunodeprimidos. Eso ya no es cierto. Los niños tratados con medicamentos biológicos pueden no tener una respuesta tan sólida a las vacunas como sus pares sanos, y los anticuerpos (proteínas que reconocen y destruyen los gérmenes dañinos) producidos por la vacuna pierden fuerza más rápidamente. Pero estudios recientes demuestran que las vacunas siguen proporcionando inmunidad contra las enfermedades, aunque algunos niños pueden necesitar vacunas de refuerzo para asegurarse de que estén completamente protegidos.  

Bajas tasas de vacunación

Por razones que no están claras, los niños con artritis tienen tasas de vacunación más bajas que los niños sanos, y aún más bajas si están inmunodeprimidos, de acuerdo con al menos un estudio. Se descubrió que el 84% de los niños que nunca habían recibido medicamentos inmunodepresores estaban totalmente vacunados, en comparación con el 46% de los niños que tomaban medicamentos biológicos. Solo el 10% de los niños con artritis se vacunaron contra la gripe y el 4% contra las infecciones neumocócicas. Los expertos afirman que todos los niños, especialmente los que padecen afecciones reumáticas, como la artritis, deberían recibir vacunas anuales contra la gripe.

Si su hijo padece de artritis y usted tiene dudas sobre la seguridad y eficacia de las vacunas, hable con el médico de su hijo. En definitiva, los beneficios de las vacunas vivas atenuadas, y de las vacunas en general, son diferentes para cada niño. Usted y el médico deben sopesar si el riesgo de infección es mayor que el riesgo de las vacunas.

Vacunas vivas en comparación con vacunas inactivadas

Hay dos tipos principales de vacunas: vivas atenuadas e inactivadas. Las vacunas vivas atenuadas contienen una cepa viva pero debilitada de un virus o bacteria. Las vacunas inactivadas se elaboran a partir de virus o bacterias muertas, o de partes de estas enfermedades muertas.

La eficacia de las vacunas depende de que el receptor tenga un sistema inmunitario sano. Muchos de los fármacos utilizados para tratar la artritis juvenil (JA), medicamentos biológicos, corticoesteroides y medicamentos antireumáticos modificadores de la enfermedad, alivian los síntomas al suprimir el sistema inmunitario para que no pueda atacar las articulaciones. Por esta razón se llaman medicamentos inmunodepresores. 

A ciertos expertos les preocupa que el sistema inmunitario debilitado por los medicamentos inmunodepresores no pueda generar la respuesta adecuada a una vacuna. Otra preocupación es que una vacuna viva podría causar la enfermedad que está destinada a prevenir. “Las vacunas vivas utilizan un pequeño componente de los microbios relaes para fabricar la vacuna, por lo que siempre existe la posibilidad de que los niños puedan desarrollar la enfermedad”, afirma Julia G. Harris, MD, profesora adjunta de pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Missouri-Kansas City y reumatóloga pediátrica de Children's Mercy Kansas City. “La probabilidad es más baja, y ha habido más estudios que muestran que puede ser seguro para los niños con artritis recibir algunas vacunas vivas”. Pero en este momento, con base en la literatura que tenemos, recomendamos evitarlas”. 

Una 2015 revisión de estudios publicada en Current Rheumatology Reports encontró que las vacunas vivas no provocaron ninguna infección, aunque los autores dijeron que se necesita más investigación para confirmar que estas vacunas son seguras para los niños con artritis antes de cambiar las recomendaciones. Tanto la Sociedad de Enfermedades Infecciosas como el American College of Rheumatology recomiendan que las personas que toman medicamentos inmunodepresores eviten las vacunas vivas.

En la actualidad, solo hay tres vacunas vivas en el calendario de vacunación infantil: la del sarampión, la de las paperas, la de la rubéola (MMR), la de la varicela y la antigripal intranasal. Es importante tener en cuenta que la vacuna está inactivada y es segura y recomendada para los niños con artritis que toman medicamentos inmunodepresores. 

En general, la revisión concluyó que las vacunas inactivadas son seguras y eficaces para los niños con artritis. La mayoría de los niños examinados no tuvieron ningún efecto colateral grave de las vacunas. Los niños que tomaban corticoesteroides, metotrexato y medicamentos biológicos desarrollaron una respuesta inmunitaria protectora contra la enfermedad. Sin embargo, la respuesta disminuyó con el tiempo en los niños que tomaban medicamentos biológicos, lo que puede indicar la necesidad de una vacuna de refuerzo para garantizar que estos niños estén adecuadamente protegidos.

Ajustes de las vacunas

Los niños con JA necesitan sus vacunas, pero es posible que se deba cambiar el momento de vacunación. “Lo ideal es que los pacientes se vacunen antes de iniciar el tratamiento inmunodepresor para asegurarse de que estén protegidos”, afirma el Dr. Wahezi. Si eso no es posible, los niños pueden tener que esperar hasta que la enfermedad esté lo suficientemente estable como para dejar de tomar los medicamentos antes de recibir la vacuna. Pregunte al médico de su hijo sobre los mejores momentos para vacunar.

Los niños que toman medicamentos inmunodepresores deben recibir la vacuna neumocócica polisacárida (PPSV23) y la vacuna neumocócica 13conjugada valente (PCV13). Estas vacunas protegen contra las bacterias neumocócicas, que causan meningitis, neumonía, sinusitis e infecciones de oído. Los niños que toman medicamentos inmunodepresores corren un mayor riesgo de sufrir estas infecciones, que a veces puede ser lo suficientemente graves como para provocar una hospitalización.

Muchos niños no están recibiendo las vacunas recomendadas debido a la pandemia de coronavirus. Sin embargo, un grupo de trabajo del American College of Rheumatology publicó una declaración orientativa con un alto nivel de consenso en el sentido de que “los niños con enfermedades reumáticas pediátricas deben continuar con las vacunas infantiles rutinarias (a menos que estén contraindicadas debido al tratamiento con DMARD), incluida la vacuna anual antigripal.

Cuándo determinadas vacunas están prohibidas

Rara vez un niño, incluso uno con artritis, necesitará evitar todas las vacunas. Por lo general, solo deberán mantenerse alejados de las vacunas vivas si están tomando medicamentos inmunodepresores.

Saltarse las vacunas no debe impedir que su hijo asista a la escuela como siempre. Todos los estados ofrecen exenciones médicas para las vacunas. “Normalmente, podemos hablar en la escuela y proporcionar documentación de que las vacunas vivas están contraindicadas debido a sus medicamentos”, sostiene el Dr. Wahezi.

Asegúrese de que todos los miembros de su familia y los contactos cercanos de su hijo estén al día con sus vacunas (incluido usted mismo) para reducir las probabilidades de que su hijo esté expuesto a infecciones.

Además, anime a su hijo a seguir las buenas prácticas de prevención de enfermedades, como lavarse las manos con regularidad, evitar el contacto con personas enfermas y quedarse en casa cuando haya un brote de enfermedad, aconseja el Dr. Harris.

Si su hijo enferma, acuda al médico lo antes posible. Un tratamiento rápido, por ejemplo, con medicamentos antivirales para la gripe o la varicela, puede evitar que una enfermedad menor se convierta en algo grave.

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