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Qué ocurre cuando un inhibidor del TNF no funciona para tratar la artritis reumatoide

Los medicamentos biológicos que inhiben el TNF no funcionan en todas las personas, pero otros medicamentos biológicos sí podrían dar resultado.

Por Linda Rath | Fecha de actualización: 30 de junio de 2022

Los medicamentos biológicos conocidos como inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF) mejoran la vida de muchas personas que sufren artritis reumatoide (AR) y otras formas inflamatorias de la enfermedad. Sin embargo, a veces el medicamento deja de funcionar, o la enfermedad de un paciente simplemente no responde a un inhibidor del TNF. Varios estudios y las pautas de tratamiento del American College of Rheumatology (ACR) ayudan a determinar los próximos pasos.

Los inhibidores del TNF bloquean la acción del factor de necrosis tumoral (TNF), una proteína que promueve la inflamación. Actualmente, hay cinco inhibidores del TNF en el mercado: adalimumab (Humira), certolizumab pegol (Cimzia), etanercept (Enbrel), golimumab (Simponi, Simponi Aria) e infliximab (Remicade), además de medicamentos biosimilares a Remicade. Desde que los primeros inhibidores del TNF salieron a la venta a fines de la década de 1990, se han desarrollado nuevos medicamentos biológicos que bloquean la acción de otras proteínas causantes de inflamación.

En las pautas de tratamiento de la ACR para la artritis reumatoide, por lo general se recomienda que los médicos receten un medicamento biológico, tradicionalmente un inhibidor del TNF, para las personas que toman una droga antirreumática modificadora de la enfermedad (DMARD), como el metotrexato, pero que siguen padeciendo dolor e inflamación. Aunque los inhibidores del TNF ayudan a prevenir el dolor y la discapacidad en personas con artritis reumatoide, no funcionan en todos los pacientes. Se calcula que un tercio o más de pacientes con artritis reumatoide no responden al primer inhibidor del TNF que prueban, y los medicamentos dejan de ser eficaces en hasta la mitad de las personas con el paso del tiempo.

Existen muchos motivos por los cuales los inhibidores del TNF no funcionan igual para todos. Por ejemplo, algunas personas comienzan a producir anticuerpos que atacan el medicamento. El tabaquismo, el agravamiento de la enfermedad, la edad y los cambios genéticos también entran en juego.

Si los pacientes no responden a un inhibidor del TNF, tienen dos opciones: el médico puede recetarles otro inhibidor del TNF o puede optar por uno de los medicamentos biológicos que actúan sobre una proteína diferente, como el abatacept (Orencia), la anakinra (Kineret), el rituximab (Rituxan) o el tocilizumab (Actemra).  

Según estudios de investigación que se remontan a más 20 años, a la mayoría de los pacientes por lo general les va mejor cuando cambian a un medicamento que no inhibe el TNF si el primero no les dio un buen resultado. En muchos estudios, se utilizaron datos que muestran cuánto tiempo las personas siguieron adelante con un medicamento que no inhibe el TNF y qué tan bien les fue con ese en comparación con un segundo inhibidor del TNF. Algunos de esos estudios eran ensayos controlados y aleatorizados, el método científico de referencia. La opinión mayoritaria indica que el cambio es mejor.

El American College of Rheumatology (ACR) coincide... hasta cierto punto. Esta asociación también recomienda cambiar a una clase diferente de medicamento cuando un inhibidor del TNF no da resultado. Pero también pone énfasis en baja calidad de los datos sobre los cuales se basa esta recomendación. Y señala que los médicos y los pacientes pueden tener preferencias distintas, según su experiencia con otros medicamentos biológicos.

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