La conexión entre la fructosa y la gota
A la lista de posibles problemas de salud a los que puede contribuir el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa se suma la gota.
Por Linda Rath | Actualización: 16 de noviembre de 2023.
Más de 9 millones de estadounidenses padecen de gota, una dolorosa forma de artritis inflamatoria. Esta cifra se ha más que duplicado en las últimas décadas, junto con un fuerte aumento de la obesidad. También se están disparando las tasas de otras enfermedades crónicas, como la diabetes, la enfermedad cardíaca y los trastornos renales y hepáticos, muchos de ellos relacionados con la obesidad y frecuentes en las personas que padecen de gota. Además del aumento de estas enfermedades crónicas, la esperanza de vida de los estadounidenses es inferior a la de otros países desarrollados.
No está del todo claro la razón por la que los estadounidenses están cada vez más enfermos y con más peso, pero algunos expertos culpan, en parte, al jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), un edulcorante líquido de maíz que se introdujo en los alimentos industrializados en la década de 1970. Hoy en día, es un ingrediente clave en la mayoría de los refrescos y comidas rápidas y procesadas en los EE. UU. También se encuentra en muchos cereales para el desayuno, panes, bollos, sopas enlatadas, aderezos para ensaladas y condimentos.
¿Qué tiene de malo el JMAF?
El problema no es solo que el JMAF tenga muchas calorías (tiene aproximadamente las mismas que el azúcar de mesa), sino también la forma en que se descompone y se utiliza en el organismo. El JMAF empieza como jarabe de maíz simple, que en su mayor parte es glucosa, el azúcar que el cuerpo quema para obtener energía y que está regulado por la insulina. Pero cuando el jarabe de maíz es procesado con ácidos y enzimas, alrededor del 55% de la glucosa se convierte en fructosa. Si bien las investigaciones son divergentes, existe evidencia de que, a diferencia de la glucosa, que el cuerpo utiliza inmediatamente como energía, la fructosa se almacena.
Se ha demostrado que el JMAF contribuye a la obesidad, la diabetes, la enfermedad cardíaca y la enfermedad de hígado graso no alcohólico, entre otros problemas de salud. También puede contribuir a la gota. Cuando el cuerpo descompone el JMAF se liberan purinas. Esto produce ácido úrico, la sustancia que puede formar cristales dolorosos alrededor de las articulaciones y desencadenar ataques de gota. Los niveles de ácido úrico aumentan brevemente apenas unos minutos después de haber consumido JMAF.
El azúcar de mesa, que también es aproximadamente mitad fructosa, puede provocar muchos de los mismos problemas de salud. Aunque no está directamente relacionado con la gota, puede provocar un aumento de peso no deseado. Las personas con sobrepeso producen más ácido úrico, y sus riñones no lo eliminan con la misma rapidez.
Según un estudio, el riesgo relativo de padecer gota es casi el doble en las personas obesas que en las que no lo son. Y cuando las personas con mucho sobrepeso desarrollan gota, esta aparece unos tres años antes que en las personas que tienen un peso saludable.
Según los expertos, lo mejor es evitar el JMAF y limitar el consumo de azúcar. Tendrá que convertirse en un detective de etiquetas para averiguar dónde se esconde el JMAF, porque a menudo está en cosas que no se esperaría. Algunos ketchup, por ejemplo, contienen tanto jarabe de maíz como JMAF. Muchos profesionales de la salud afirman que vale la pena leer atentamente las etiquetas.
¿Y qué pasa con las frutas?
No hay vuelta que darle: las frutas están llenas de fructosa. Cuanto más dulce es la fruta (higos, mangos y uvas, por ejemplo), más fructosa suele tener. Muchas verduras, sobre todo el puerro, la cebolla y los espárragos, también tienen un alto contenido de fructosa.
Pero las frutas también tienen muchos beneficios: son ricas en antioxidantes, nutrientes y fibra, y muchas frutas son potentes antiinflamatorios. Si padece de gota o intenta prevenirla, no tiene por qué renunciar por completo a comer fruta, solo limítese a las variedades con menos azúcar, como las bayas, los duraznos, las ciruelas, la papaya y el melón. Y, aunque tienen más azúcar, puede comer cerezas, ya que pueden ayudar a prevenir o reducir los síntomas de la gota.
Con la posible excepción del zumo de cerezas, es mejor mantenerse alejado de los zumos de frutas, porque la fructosa está muy concentrada. ¿Ese vaso de zumo de naranja recién exprimido que se ha tomado en el desayuno? Según las nuevas normas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), podría contener entre 25 y 45 gramos de azúcar, la cantidad de azúcar necesaria para un día entero.
Cómo controlar el riesgo de gota
Limitar o evitar los refrescos azucarados y los alimentos procesados es una forma de reducir las probabilidades de padecer gota, aunque algunos expertos afirman que es mejor adoptar un plan general de alimentación saludable, como la dieta mediterránea o la dieta Dash, que evitar determinados alimentos. Estas dietas se centran en las verduras, algo de fruta, grasas saludables y un poco de proteínas. Ninguno de estos alimentos contiene JMAF.
Además, algunos médicos sostienen que es necesario tomar medicación a largo plazo para controlar la gota, aunque muchos pacientes no están tan seguros. De hecho, es menos probable que los pacientes tomen sus medicamentos para la gota según lo prescrito que cualquier otro medicamento de venta con receta. Hable con su médico. Si tiene ataques de gota leves o no más de uno al año, puede optar por tratar los brotes solo cuando se produzcan y controlar los niveles de ácido úrico con la dieta.
Más de 9 millones de estadounidenses padecen de gota, una dolorosa forma de artritis inflamatoria. Esta cifra se ha más que duplicado en las últimas décadas, junto con un fuerte aumento de la obesidad. También se están disparando las tasas de otras enfermedades crónicas, como la diabetes, la enfermedad cardíaca y los trastornos renales y hepáticos, muchos de ellos relacionados con la obesidad y frecuentes en las personas que padecen de gota. Además del aumento de estas enfermedades crónicas, la esperanza de vida de los estadounidenses es inferior a la de otros países desarrollados.
No está del todo claro la razón por la que los estadounidenses están cada vez más enfermos y con más peso, pero algunos expertos culpan, en parte, al jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), un edulcorante líquido de maíz que se introdujo en los alimentos industrializados en la década de 1970. Hoy en día, es un ingrediente clave en la mayoría de los refrescos y comidas rápidas y procesadas en los EE. UU. También se encuentra en muchos cereales para el desayuno, panes, bollos, sopas enlatadas, aderezos para ensaladas y condimentos.
¿Qué tiene de malo el JMAF?
El problema no es solo que el JMAF tenga muchas calorías (tiene aproximadamente las mismas que el azúcar de mesa), sino también la forma en que se descompone y se utiliza en el organismo. El JMAF empieza como jarabe de maíz simple, que en su mayor parte es glucosa, el azúcar que el cuerpo quema para obtener energía y que está regulado por la insulina. Pero cuando el jarabe de maíz es procesado con ácidos y enzimas, alrededor del 55% de la glucosa se convierte en fructosa. Si bien las investigaciones son divergentes, existe evidencia de que, a diferencia de la glucosa, que el cuerpo utiliza inmediatamente como energía, la fructosa se almacena.
Se ha demostrado que el JMAF contribuye a la obesidad, la diabetes, la enfermedad cardíaca y la enfermedad de hígado graso no alcohólico, entre otros problemas de salud. También puede contribuir a la gota. Cuando el cuerpo descompone el JMAF se liberan purinas. Esto produce ácido úrico, la sustancia que puede formar cristales dolorosos alrededor de las articulaciones y desencadenar ataques de gota. Los niveles de ácido úrico aumentan brevemente apenas unos minutos después de haber consumido JMAF.
El azúcar de mesa, que también es aproximadamente mitad fructosa, puede provocar muchos de los mismos problemas de salud. Aunque no está directamente relacionado con la gota, puede provocar un aumento de peso no deseado. Las personas con sobrepeso producen más ácido úrico, y sus riñones no lo eliminan con la misma rapidez.
Según un estudio, el riesgo relativo de padecer gota es casi el doble en las personas obesas que en las que no lo son. Y cuando las personas con mucho sobrepeso desarrollan gota, esta aparece unos tres años antes que en las personas que tienen un peso saludable.
Según los expertos, lo mejor es evitar el JMAF y limitar el consumo de azúcar. Tendrá que convertirse en un detective de etiquetas para averiguar dónde se esconde el JMAF, porque a menudo está en cosas que no se esperaría. Algunos ketchup, por ejemplo, contienen tanto jarabe de maíz como JMAF. Muchos profesionales de la salud afirman que vale la pena leer atentamente las etiquetas.
¿Y qué pasa con las frutas?
No hay vuelta que darle: las frutas están llenas de fructosa. Cuanto más dulce es la fruta (higos, mangos y uvas, por ejemplo), más fructosa suele tener. Muchas verduras, sobre todo el puerro, la cebolla y los espárragos, también tienen un alto contenido de fructosa.
Pero las frutas también tienen muchos beneficios: son ricas en antioxidantes, nutrientes y fibra, y muchas frutas son potentes antiinflamatorios. Si padece de gota o intenta prevenirla, no tiene por qué renunciar por completo a comer fruta, solo limítese a las variedades con menos azúcar, como las bayas, los duraznos, las ciruelas, la papaya y el melón. Y, aunque tienen más azúcar, puede comer cerezas, ya que pueden ayudar a prevenir o reducir los síntomas de la gota.
Con la posible excepción del zumo de cerezas, es mejor mantenerse alejado de los zumos de frutas, porque la fructosa está muy concentrada. ¿Ese vaso de zumo de naranja recién exprimido que se ha tomado en el desayuno? Según las nuevas normas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), podría contener entre 25 y 45 gramos de azúcar, la cantidad de azúcar necesaria para un día entero.
Cómo controlar el riesgo de gota
Limitar o evitar los refrescos azucarados y los alimentos procesados es una forma de reducir las probabilidades de padecer gota, aunque algunos expertos afirman que es mejor adoptar un plan general de alimentación saludable, como la dieta mediterránea o la dieta Dash, que evitar determinados alimentos. Estas dietas se centran en las verduras, algo de fruta, grasas saludables y un poco de proteínas. Ninguno de estos alimentos contiene JMAF.
Además, algunos médicos sostienen que es necesario tomar medicación a largo plazo para controlar la gota, aunque muchos pacientes no están tan seguros. De hecho, es menos probable que los pacientes tomen sus medicamentos para la gota según lo prescrito que cualquier otro medicamento de venta con receta. Hable con su médico. Si tiene ataques de gota leves o no más de uno al año, puede optar por tratar los brotes solo cuando se produzcan y controlar los niveles de ácido úrico con la dieta.
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