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Controlar la gran actividad de la enfermedad en la AR 

Lograr la remisión y calmar la inflamación es más alcanzable que nunca gracias a los avances en el tratamiento.

La remisión es el objetivo principal para cualquier persona con artritis reumatoide (AR). La mejor opción que sigue es controlar estrictamente la inflamación, lo que los médicos llaman disminuir la actividad de la enfermedad. Reducir la inflamación al menor nivel posible protege a las articulaciones de daños adicionales y podría ayudar a prevenir la depresión, la enfermedad cardíaca y otros problemas de salud. Pero esto puede llevar más tiempo y lograrlo puede ser más difícil cuando la AR está funcionando a toda máquina. 

¿Es paciente de alto riesgo? 

Su reumatólogo solicitará varias pruebas de laboratorio para establecer una evaluación de referencia sobre la actividad de la enfermedad. El punto de partida para ayudar a determinar qué tan grave es su enfermedad es si puede mejorar, permanecer estable o empeorar con el tratamiento. Las pruebas buscarán 

  • Cantidad de articulaciones inflamadas y sensibles.   

  • Nivel de referencia alto de la inflamación sistémica.  

  • Evidencia de erosión ósea con rayos X.  

  • Factor reumatoide (FR) positivo o anticuerpos antipéptido cíclico citrulinado (anti-PCC).  

  • Nivel de limitación funcional.  

  • Presencia de nódulos.  

  • Presencia de otras enfermedades o comorbilidades relacionadas con la AR. 

Tratamiento con una meta 

Sin importar cuáles sean sus síntomas, su reumatólogo probablemente utilice un plan de tratamiento llamado tratamiento con una meta. Esto significa que usted y el médico deciden el objetivo y el plazo para lograrlo. Si no alcanza ciertos puntos de referencia, el médico aumenta la dosis de su medicamento o cambia a otro, siempre y cuando usted esté de acuerdo con un tratamiento más agresivo. El algoritmo del tratamiento con una meta no cambia si usted tiene una actividad de la enfermedad alta. La diferencia es que quizás necesite medicamentos más potentes o tenga que comenzar a tomarlos antes que otras personas con menos inflamación.  

DMARD  

La mayoría de las personas con AR temprana inicialmente reciben metotrexato u otra droga antirreumática modificadora de la enfermedad (DMARD) tradicional.  Si luego de tres meses no está bien, el médico puede agregar otra. Si la actividad de la enfermedad es muy alta, quizás tenga que comenzar a tomar dos DMARD.  

Estas drogas pueden provocar daño renal y pulmonar, pero los médicos, como la doctora Susan Goodman, reumatóloga del Hospital for Special Surgery de New York City, argumentan que, dado que las DMARD tradicionales existen hace años, los médicos "tienen mucha experiencia en el control de los efectos colaterales". 

DMARD biológicas 

Cuando las DMARD convencionales fallan, el siguiente paso es una DMARD biológica, a menudo denominada producto biológico. Se suele probar primero con un medicamento que inhibe el factor de necrosis tumoral (TNF), como el infliximab (Remicade) o el adalimumab (Humira). Si la actividad de la enfermedad sigue siendo alta, se lo puede combinar con una DMARD oral o un esteroide de dosis baja y corta duración. El médico también puede sugerir probar un producto biológico sin TNF, tal como abatacept (Orencia) o rituximab (Rituxan). 

Todos los productos biológicos aumentan el riesgo de infecciones graves, incluida TB, y algunos tipos de cáncer. Y solo le funcionan a alrededor de la mitad de las personas que los toman. En otros casos, funcionan bien al principio y luego pierden eficacia a medida que los pacientes desarrollan tolerancia a ellos.  

Medicamentos de molécula pequeña 

Estos pertenecen a una clase más reciente de medicamentos específicos llamados inhibidores de la cinasa Jano (JAK). No son productos biológicos y no se administran mediante inyección o infusión. En su lugar, se toman por vía oral una vez al día. 

El primero, tofacitinib (Xeljanz), se aprobó en 2012. La FDA aprobó el segundo, baricitinib (Olumiant), en 2018. En ciertos estudios, algunos pacientes sintieron alivio al cabo de una semana.  

Pero ambos medicamentos tienen desventajas, que incluyen un aumento del riesgo de coágulos de sangre, infecciones graves y cáncer. Nunca son el primer medicamento que se prueba y se suelen reservar para las personas a las que no le funcionó al menos un inhibidor del TNF. 

 

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