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Cómo "curar" la crisis de los opioides

El uso indebido de opioides en Estados Unidos está devastando vidas y comunidades. La iniciativa HEAL de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) apunta a detenerlo.

Por Linda Rath | 23 de agosto de 2023

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los opioides serán responsables de la muerte de cerca de 100,000 personas en los Estados Unidos en 2023.  Esta cifra es cinco veces superior al número de muertes registradas por opioides recetados hace apenas dos décadas, y es probable que esté subestimada. Los expertos afirman que la virulenta comercialización, distribución y prescripción de opioides a fines de la década de 1990 desató la actual epidemia de adicción y muertes por sobredosis. La magnitud del problema y los costos humanos y sociales son exclusivos de este país. Estados Unidos consume el 80% de los opioides del mundo y el 99% de la hidrocodona (Vicodin) y, sin embargo, no hay evidencia de que la población estadounidense sufra más dolor que la de otros países, ni de que los opioides ayuden a reducir el nivel de dolor de la población. 

Los CDC respondieron a la crisis en 2016 recomendando fuertes restricciones en la prescripción de opioides, pero los defensores de los pacientes y los expertos en dolor replicaron que las recomendaciones tenían la consecuencia no deseada de penalizar a aquellos que toman opioides para controlar el dolor crónico, cortándoles el suministro, lo que conduce a un mayor dolor y angustia psicológica. Los CDC posteriormente modificaron su recomendación, limitando el uso de opioides a la dosis más baja posible durante el menor tiempo posible. Sin embargo, aún se necesitan alternativas para frenar o revertir el uso excesivo de estos medicamentos.

Para encontrar soluciones efectivas y duraderas a esta emergencia de salud pública, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) lanzaron la iniciativa Helping to End Addiction Long-Term (HEAL) para acabar con la adicción a largo plazo en 2018. Esta propuesta reúne a científicos, miembros de la comunidad, el sector privado y muchas ramas del gobierno. 

Sus objetivos son:
  • Encontrar mejores formas de prevenir y tratar el uso indebido, la adicción y la sobredosis de opioides
  • Cambiar la forma de percibir y controlar el dolor, incluyendo terapias sin medicamentos  
  • Garantizar que los tratamientos y otros recursos lleguen a todos los que los necesiten. 


Atención médica: una pieza del rompecabezas

La mayoría de los objetivos de corto plazo de HEAL se centran en encontrar mejores formas de tratar el trastorno por consumo de opiáceos (OUD), prevenir o revertir las sobredosis de opioides y mejorar los tratamientos para los recién nacidos expuestos a estas sustancias antes de nacer. Los investigadores también intentarán comprender los factores biológicos y psicosociales asociados al dolor crónico e identificar mejores formas de abordarlos.

A continuación, analizamos más de cerca algunos de estos temas y lo que se ha conseguido hasta ahora:

1.    Tratamiento del trastorno por consumo de opiáceos (OUD)

Dos millones de personas padecen este trastorno en Estados Unidos, y millones más abusan de los opioides, tomando una dosis más alta durante más tiempo o utilizando un método distinto al indicado. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha aprobado tres medicamentos, entre ellos, los opiáceos sintéticos metadona y buprenorfina, para tratar el trastorno, pero no todo el mundo responde al tratamiento o lo cumple. Además, estos medicamentos conllevan sus propios riesgos de abuso, dependencia y sobredosis. 

HEAL propone reformular los medicamentos existentes, reutilizar los aprobados para otros usos y crear nuevos que actúen sobre el circuito de recompensa del cerebro para reducir el anhelo de consumo. También estudia terapias sin medicamentos como la meditación consciente (mindfulness) y la terapia congnitivo-conductual. 

¿Cuál es el problema? La mayoría de las personas con OUD no tienen acceso a atención médica, tratamiento o servicios de apoyo a la recuperación. HEAL está probando formas de hacer llegar el tratamiento a las salas de urgencias, el sistema judicial y otros ámbitos comunitarios. Un estudio reveló que los habitantes de zonas rurales podrían beneficiarse de la telemedicina, si estuvieran dispuestos a utilizarla. La telemedicina también se está utilizando para enseñar técnicas para sobrellevar el dolor a indígenas estadounidenses sometidos a diálisis renal en comunidades aisladas. En general, a los pacientes de diálisis se les receta una gran cantidad de opiáceos.

Los investigadores también están estudiando cómo hacer para que la naloxona, un medicamento que salva vidas y revierte la sobredosis de opioides, sea más eficaz y fácil de conseguir. Narcan, una versión en aerosol nasal de la naloxona, ya se vende sin receta médica. Es fácil de usar y seguro y eficaz para adultos y niños de todas las edades. 

2.    Prevención del trastorno por consumo de opiáceos 

El uso indebido de opioides suele comenzar al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta. Las muertes por sobredosis en adolescentes aumentaron un 94% entre 2019 y 2020. HEAL está estudiando formas de prevenir la adicción y las muertes por sobredosis en jóvenes en riesgo, incluidos aquellos que pueden estar en hogares de crianza temporal debido al consumo de drogas de sus padres. También está estudiando la conexión entre el OUD, el sueño y los trastornos del ritmo circadiano, y entre el uso indebido de opioides y la salud mental, un vínculo que muchos profesores han notado desde la pandemia de COVID-19.

3.    Mejora de los tratamientos para el síndrome de abstinencia en niños 

Hasta el 10% de los recién nacidos de las comunidades más afectadas por la crisis de los opioides están expuestos a las drogas antes de nacer. Estos niños pueden sufrir graves síntomas de abstinencia, como llanto excesivo y problemas para comer, dormir y respirar. Al igual que los adultos, suelen tratarse con metadona o, más comúnmente, con buprenorfina, pero hay pocos datos sobre el efecto de estos medicamentos en el cerebro de un niño en crecimiento. Los científicos están buscando activamente tratamientos no farmacológicos para los síntomas de abstinencia en recién nacidos. La FDA ha aprobado por vía rápida un cojín para moisés que calma a los bebés mediante suaves vibraciones.

Los recién nacidos que sufren síndrome de abstinencia también pueden tener retrasos en el desarrollo y un mayor riesgo de abuso de sustancias en etapas posteriores de su vida. Uno de los objetivos a largo plazo es hacer un seguimiento de estos niños durante al menos 10 años para ver cómo evolucionan en comparación con niños que no hayan estado expuestos a los opiáceos. 

4.    El dolor crónico y cómo mejorar el control del dolor 

En su mayoría, el dolor crónico empieza como dolor agudo causado por una enfermedad o lesión. Es una señal para el cerebro de que algo está mal. Pero en algunas personas, el aviso no cesa, como un detector de humo que sigue sonando después de que se haya apagado el fuego. Los investigadores de HEAL están tratando de entender las características biológicas y psicosociales únicas que hacen que algunas personas sean más propensas a desarrollar dolor crónico o percibir el dolor de forma diferente a otras. Encontrar formas más seguras y eficaces de aliviar el dolor de diversos pacientes también es una de las principales prioridades. 

Además de ser muy adictivos, los opiáceos suelen ser ineficaces para controlar el dolor crónico no oncológico y se sabe que aumentan la sensibilidad al dolor con el tiempo.  En un metaanálisis en el que se compararon los opioides, los antiinflamatorios no esteroides (AINE), el ejercicio y el uso de placebo para el dolor de artrosis (OA), el ejercicio ocupó el primer lugar, seguido de los AINE. Los opiáceos quedaron en último lugar.

Los investigadores están tratando de entender cuál es la mejor forma de tratar los distintos tipos de dolor crónico. Este es el objetivo central de la Red de Investigación sobre la Eficacia en el Control del Dolor de HEAL, que contribuirá a apoyar la realización de ensayos clínicos avanzados sobre opciones farmacológicas y no farmacológicas.  Los investigadores tendrán que centrarse en reclutar participantes diversos para los ensayos, ya que existen grandes disparidades en el tratamiento del dolor entre la población negra y otras personas de color.


La intersección entre la sociedad y la salud pública 

HEAL se centra en ayudar a los pacientes y los médicos a aprender a tratar el dolor de forma segura y eficaz. No aborda la causa raíz del abuso y la sobredosis de opiáceos. Esos son problemas sociales que deben estudiarse a nivel social. Estos incluyen:
  • Pobreza
  • Falta de viviendas seguras
  • Pérdida de empleo y falta de oportunidades
  • Antecedentes familiares o personales de abuso de sustancias
  • Problemas de salud mental
  • Aislamiento social y falta de apoyo social
  • Experiencias traumáticas: un estudio de HEAL descubrió el vínculo entre determinades experiencias de vida y el dolor lumbar crónico 
  • Racismo sistémico en la sociedad y la medicina