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La artritis psoriásica y el corazón

El riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas casi puede duplicarse en las personas con artritis psoriásica.

Los médicos saben desde hace mucho tiempo que la enfermedad cardíaca es más común en personas que padecen enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide (AR) y la psoriasis. Pero no estaban seguros de si esto se aplicaba a la artritis psoriásica (AP), que es más compleja y no ha sido tan bien estudiada.

Luego, en 2016, algunos investigadores canadienses publicaron un metaanálisis de estudios que evaluaban el riesgo de enfermedad cardiovascular y AP en la revista Arthritis Care & Research. Los resultados sugirieron que las personas con AP tenían un 43% más de probabilidades de padecer o desarrollar una enfermedad cardíaca en comparación con la población general. Los pacientes con AP también tenían un 22% más de riesgo de padecer enfermedad cerebrovascular, que afecta el flujo de sangre al cerebro.

Alexis Ogdie-Beatty, MD, profesora asociada de Medicina en el Hospital de la Universidad de Pennsylvania en Philadelphia y directora de Penn Psoriatic Arthritis Clinic señaló que aunque hubo algunos sesgos en los estudios, "todos coinciden en que existe un riesgo cardiovascular sustancial [ en la AP].”


 

Doble riesgo

Las personas con AP en realidad tienen lo que equivale a un riesgo cardiovascular doble, según John M. Davis III, MD, investigador de Cardio-Rheumatology Clinic y reumatólogo clínico de Mayo Clinic en Minnesota. Estos pacientes son más propensos a tener factores de riesgo tradicionales de enfermedad cardíaca, como obesidad y diabetes. Además, presentan el factor de riesgo de inflamación continua en todo el cuerpo, que se sabe que daña los vasos sanguíneos, así como la piel, las articulaciones y otros órganos.

Según el Dr. Davis, en la enfermedad cardíaca, la inflamación afecta el endotelio, la capa más interna de los vasos sanguíneos. Esto puede provocar aterosclerosis, la acumulación de grasas, colesterol y desechos celulares en las paredes de los vasos sanguíneos. Conocidos como placas, estos depósitos de grasa provocan el estrechamiento de las arterias, lo que eleva la presión arterial y reduce el flujo sanguíneo al corazón y a otros órganos. Algunas placas inestables pueden romperse y desencadenar un coágulo que puede causar un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.

“Los factores de riesgo [tradicionales] son ​​importantes, pero no representan una gran parte del riesgo, que proviene de la inflamación”, dijo el Dr. Davis.

Cómo saber si está en riesgo

Una forma en la que los médicos verifican la presencia de aterosclerosis es midiendo el grosor de las dos capas internas de las arterias carótidas, los principales vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro. En un estudio publicado en 2016 en International Journal of Angiology se descubrió que los pacientes con AP tenían un mayor engrosamiento arterial incluso después de excluir otros factores de riesgo cardiovascular conocidos. Según los investigadores, esto sugiere que la AP es un factor de riesgo independiente de enfermedad cardíaca, aunque no encontraron mucha correlación entre la gravedad de la AP y el grado de aterosclerosis.

Esas son buenas noticias, por supuesto, pero también significan que es más difícil identificar a las personas con más probabilidades de desarrollar problemas cardíacos. Según la Dra. Ogdie-Beatty, las evaluaciones actuales del riesgo cardiovascular, que utilizan información de las historias clínicas y del estilo de vida para predecir la probabilidad de que una persona sufra un ataque cardíaco, se desarrollaron para la población general y no son muy útiles en casos de AP porque no consideran los efectos de la inflamación.

Conforme a la opinión de la Dra. Ogdie-Beatty, hasta que no se encuentre una mejor manera de evaluar el riesgo, todos los pacientes con AP deberían someterse a pruebas de detección de factores que los pongan en riesgo de padecer enfermedad cardíaca, como diabetes, colesterol alto y presión arterial alta. Ella señala que muchos pacientes con enfermedad psoriásica son infradiagnosticados y que sus médicos de atención primaria no tratan los factores de riesgo cardiovascular tradicionales.
 

Proteger su corazón

Padecer artritis psoriásica no significa que desarrollará enfermedad cardíaca. La mayoría de los factores de riesgo (obesidad, diabetes, inactividad, colesterol alto, presión arterial alta y tabaquismo) pueden modificarse o controlarse. Lograr y mantener un peso saludable es especialmente importante porque la obesidad está asociada a muchos factores de riesgo cardiovascular, incluida la presión arterial alta y la diabetes. Las células grasas también liberan proteínas inflamatorias, citocinas, que causan el tipo de inflamación crónica leve que contribuye a la aterosclerosis.

La obesidad promueve la inflamación de tal manera que los síntomas de la psoriasis a veces desaparecen solo al perder peso, según Elinor Mody, MD, profesora asistente en la Facultad de Medicina de Harvard y directora del Women's Orthopedic and Joint Disease Program en Brigham and Women's Hospital, ambos en Boston.

"Hablo con todos sobre la dieta", dijo la Dra. Mody. Ella deriva a los pacientes a un nutricionista si tienen dificultades para seguir una dieta saludable para el corazón o si los resultados no son los esperados. También destaca la importancia de la actividad física, que es esencial para la salud del corazón y las articulaciones, así como para la pérdida de peso.

¿El tratamiento de la AP disminuye el riesgo cardiovascular?

Tiene sentido suponer que los medicamentos que inhiben la inflamación de la piel y las articulaciones también inhiben la inflamación de los vasos sanguíneos. Sin embargo, según la Dra. Ogdie-Beatty, no hay evidencia sólida que respalde esa idea.

“La inflamación sistémica puede acelerar el desarrollo de placas, por lo que creemos que inhibir la inflamación podría disminuir el riesgo cardiovascular. Los estudios observacionales sugieren que ese es el caso, y los anti-FNT [medicamentos que inhiben el factor de necrosis tumoral] posiblemente sean mejores que el metotrexato para eso. Pero no tenemos una buena cantidad de datos confiables. Sí sabemos que perder peso y tratar la diabetes de manera eficaz son importantes y conducen a mejores resultados", afirmó la Dra. Ogdie-Beatty.

Se sabe que algunos medicamentos para la artritis, especialmente los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID) como el ibuprofeno o el naproxeno, aumentan el riesgo de sufrir ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia cardíaca en la población general, incluso cuando se toman durante un período breve. Según la Dra. Ogdie-Beatty, no está claro si los NSAID tienen el mismo efecto en personas con artritis inflamatoria, pero afirma ser muy cautelosa al recetarlos a pacientes con enfermedad cardíaca existente.

Para ella, es necesario que tanto los médicos como los pacientes comprendan los riesgos cardiovasculares que implica la AP. Además, los pacientes deben sentirse capacitados para hacer preguntas sobre los tratamientos, incluidos los medicamentos. La Dra. Mody está de acuerdo y sostiene que los médicos de atención primaria y los cardiólogos deben tratar a los pacientes con AP como pacientes de mayor riesgo y trabajar para modificar cualquier factor de riesgo cardiovascular tradicional que tengan.

Qué puede hacer

Usted puede hacer mucho para reducir el riesgo de sufrir enfermedad cardíaca. Aquí le contamos cómo hacerlo:

  • Si fuma, deje. Además de contribuir a la inflamación, es probable que fumar reduzca la respuesta al tratamiento en pacientes con AP, según Dafna Gladman, MD, profesora de Reumatología en la Universidad de Toronto en Canadá.
  • Póngase en movimiento. Mantenerse activo mejora el dolor y la función, y reduce el riesgo de enfermedad cardíaca casi a la mitad.
  • Aliméntese bien: Una dieta saludable para el corazón ayuda a controlar el peso, el nivel de azúcar en sangre y el colesterol, y puede reducir la inflamación.
  • Controle sus medicamentos. Trabaje con su médico para encontrar medicamentos que controlen el dolor y la inflamación sin aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca.

Revisado el 2/14/22

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