Las 4 etapas de la gota y señales tempranas a las que prestar atención
Conozca sobre las cuatro etapas de la gota, sus señales de alarma más tempranas y cuándo consultar a un médico.
Por Mary Anne Dunkin | 6 de diciembre de 2022
El tipo más común de artritis inflamatoria, la gota, se produce cuando el ácido úrico forma cristales similares a agujas que se depositan en las articulaciones y otros tejidos, causando dolor, enrojecimiento e hinchazón.
Aunque la gota a menudo comienza en la articulación del dedo gordo del pie, también puede afectar otras articulaciones, más comúnmente las rodillas, muñecas y tobillos, y puede parecerse a otras formas inflamatorias de la artritis, como la artritis reumatoide o la psoriásica. Pero la etapa en la que las articulaciones comienzan a estar doloridas e inflamadas (un ataque de gota) en realidad es la segunda de las cuatro etapas de la gota, que van desde la ausencia de síntomas hasta el estadio final, donde puede haber daño en las articulaciones y otros tejidos si no se la controla adecuadamente.
En la mayoría de los casos, la gota puede manejarse minimizando o incluso eliminando los ataques y previniendo complicaciones ulteriores. Reconocer los síntomas de la etapa temprana de la gota y recibir el diagnóstico correcto es fundamental para un tratamiento efectivo.
Esto es lo que necesita saber sobre las cuatro etapas, a qué prestarle atención y cómo prevenir que la gota avance y el daño que puede provocar.
Etapa 1. Gota asintomática
La colección característica de cristales de ácido úrico en la articulación comienza con la acumulación de ácido úrico en la sangre. El ácido úrico es un producto de desecho natural que se forma cuando el cuerpo descompone las purinas. La purina es un compuesto que se produce naturalmente en nuestro tejido y que se encuentra en niveles altos en algunos alimentos, como las bebidas alcohólicas, los mariscos y algunas carnes, entre ellas el tocino, el pavo, el venado y las vísceras.
Normalmente, el ácido úrico se disuelve en la sangre, es filtrado por los riñones y se excreta en la orina. Sin embargo, si el organismo produce demasiado ácido úrico o si los riñones no lo eliminan eficazmente, puede haber niveles altos de ácido úrico en la sangre, lo que se denomina hiperuricemia. En algunas personas, la hiperuricemia nunca causa síntomas. Para otras, es la primera etapa de la gota.
Etapa 2. Gota aguda
Cuando los niveles de ácido úrico en la sangre están demasiado altos, este puede filtrarse y formar cristales en los espacios que rodean a las articulaciones, provocando dolor intenso e hinchazón. El dolor suele aparecer de forma súbita e inesperada (de ahí el término "ataque") y puede durar de unos pocos días a algunas semanas.
Es probable que el primer ataque sea la primera vez que usted se dé cuenta o sospeche que tiene gota. Su médico puede hacer el diagnóstico mediante la extracción de un poco de líquido de las articulaciones afectadas para ver si hay cristales de ácido úrico. La presencia de cristales es la única manera de confirmar que tiene gota en lugar de otra forma de artritis que requeriría un tratamiento completamente diferente. Una de estas es la enfermedad por depósito de pirofosfato de calcio (EDPC), una afección conocida comúnmente como "pseudogota" por su parecido con la gota. Al igual que la gota, la pseudogota aparece de forma súbita y dolorosa por los cristales que se forman en las articulaciones. La diferencia es que los cristales están compuestos por dihidrato de pirofosfato de calcio. Se desconoce por qué se forman estos cristales en la articulación.
El tratamiento durante la etapa aguda de la gota está dirigido a aliviar el dolor y la inflamación de los ataques, además de a manejar los niveles de ácido úrico para suavizar o prevenir más ataques. A menudo esto implica una dieta con bajo contenido de purinas junto con el uso de medicamentos que disminuyen la producción de ácido úrico del cuerpo o bien que aumentan la excreción de ácido úrico.
Etapa 3. Gota intercrítica o de intervalo
Luego del primer ataque de gota, es probable que experimente un periodo sin síntomas —que podría durar meses o incluso años— hasta el próximo ataque. La etapa en la que los ataques se producen con intervalos (cortos o largos) se conoce como gota intercrítica o con intervalos.
En esta etapa, el ácido úrico puede seguir acumulándose en la sangre y las articulaciones, incluso cuando no se producen ataques, por lo que su médico podrá continuar recetándole medicamentos para bajar el ácido úrico con el fin de reducir la probabilidad o la intensidad de los futuros ataques.
Si tiene sobrepeso, tenga en cuenta que bajar de peso ayuda al manejo de la gota. Durante esta etapa también es importante beber mucha agua y consumir una dieta con bajo contenido de purinas.
Etapa 4. Gota tofácea crónica
Si los niveles de ácido úrico no están bien controlados durante la etapa intercrítica, la gota puede avanzar hasta su etapa final y más problemática: la gota tofácea crónica.
La gota crónica se caracteriza por la acumulación de cristales de uratos llamados tofos, que pueden aparecer como bultos o nódulos debajo de la piel. Los tofos se pueden formar en una articulación, en la bolsa que amortigua y protege la articulación, en los huesos o en el cartílago y debajo de la piel.
Los tofos que se forman en las articulaciones pequeñas de los dedos pueden causar cambios físicos y restringir el movimiento. Los tofos en el cartílago y el hueso con el tiempo pueden causar daño y deformidad articular, y los tofos que se encuentran debajo de la piel pueden ser desagradables a la vista, infectarse y, a veces, ser dolorosos.
Otros problemas que pueden darse durante esta etapa crónica incluyen dolor articular, dolores de cuerpo y cálculos renales.
Gracias a los tratamientos efectivos, la mayoría de las personas que tienen gota nunca experimentan esta cuarta etapa de la enfermedad. En quienes sí la padecen, es necesario el uso continuo de fármacos para reducir el ácido úrico, los cuales pueden reducir el riesgo de complicaciones y, en algunos casos, eliminar por completo los tofos visibles.
El tipo más común de artritis inflamatoria, la gota, se produce cuando el ácido úrico forma cristales similares a agujas que se depositan en las articulaciones y otros tejidos, causando dolor, enrojecimiento e hinchazón.
Aunque la gota a menudo comienza en la articulación del dedo gordo del pie, también puede afectar otras articulaciones, más comúnmente las rodillas, muñecas y tobillos, y puede parecerse a otras formas inflamatorias de la artritis, como la artritis reumatoide o la psoriásica. Pero la etapa en la que las articulaciones comienzan a estar doloridas e inflamadas (un ataque de gota) en realidad es la segunda de las cuatro etapas de la gota, que van desde la ausencia de síntomas hasta el estadio final, donde puede haber daño en las articulaciones y otros tejidos si no se la controla adecuadamente.
En la mayoría de los casos, la gota puede manejarse minimizando o incluso eliminando los ataques y previniendo complicaciones ulteriores. Reconocer los síntomas de la etapa temprana de la gota y recibir el diagnóstico correcto es fundamental para un tratamiento efectivo.
Esto es lo que necesita saber sobre las cuatro etapas, a qué prestarle atención y cómo prevenir que la gota avance y el daño que puede provocar.
Etapa 1. Gota asintomática
La colección característica de cristales de ácido úrico en la articulación comienza con la acumulación de ácido úrico en la sangre. El ácido úrico es un producto de desecho natural que se forma cuando el cuerpo descompone las purinas. La purina es un compuesto que se produce naturalmente en nuestro tejido y que se encuentra en niveles altos en algunos alimentos, como las bebidas alcohólicas, los mariscos y algunas carnes, entre ellas el tocino, el pavo, el venado y las vísceras.
Normalmente, el ácido úrico se disuelve en la sangre, es filtrado por los riñones y se excreta en la orina. Sin embargo, si el organismo produce demasiado ácido úrico o si los riñones no lo eliminan eficazmente, puede haber niveles altos de ácido úrico en la sangre, lo que se denomina hiperuricemia. En algunas personas, la hiperuricemia nunca causa síntomas. Para otras, es la primera etapa de la gota.
Etapa 2. Gota aguda
Cuando los niveles de ácido úrico en la sangre están demasiado altos, este puede filtrarse y formar cristales en los espacios que rodean a las articulaciones, provocando dolor intenso e hinchazón. El dolor suele aparecer de forma súbita e inesperada (de ahí el término "ataque") y puede durar de unos pocos días a algunas semanas.
Es probable que el primer ataque sea la primera vez que usted se dé cuenta o sospeche que tiene gota. Su médico puede hacer el diagnóstico mediante la extracción de un poco de líquido de las articulaciones afectadas para ver si hay cristales de ácido úrico. La presencia de cristales es la única manera de confirmar que tiene gota en lugar de otra forma de artritis que requeriría un tratamiento completamente diferente. Una de estas es la enfermedad por depósito de pirofosfato de calcio (EDPC), una afección conocida comúnmente como "pseudogota" por su parecido con la gota. Al igual que la gota, la pseudogota aparece de forma súbita y dolorosa por los cristales que se forman en las articulaciones. La diferencia es que los cristales están compuestos por dihidrato de pirofosfato de calcio. Se desconoce por qué se forman estos cristales en la articulación.
El tratamiento durante la etapa aguda de la gota está dirigido a aliviar el dolor y la inflamación de los ataques, además de a manejar los niveles de ácido úrico para suavizar o prevenir más ataques. A menudo esto implica una dieta con bajo contenido de purinas junto con el uso de medicamentos que disminuyen la producción de ácido úrico del cuerpo o bien que aumentan la excreción de ácido úrico.
Etapa 3. Gota intercrítica o de intervalo
Luego del primer ataque de gota, es probable que experimente un periodo sin síntomas —que podría durar meses o incluso años— hasta el próximo ataque. La etapa en la que los ataques se producen con intervalos (cortos o largos) se conoce como gota intercrítica o con intervalos.
En esta etapa, el ácido úrico puede seguir acumulándose en la sangre y las articulaciones, incluso cuando no se producen ataques, por lo que su médico podrá continuar recetándole medicamentos para bajar el ácido úrico con el fin de reducir la probabilidad o la intensidad de los futuros ataques.
Si tiene sobrepeso, tenga en cuenta que bajar de peso ayuda al manejo de la gota. Durante esta etapa también es importante beber mucha agua y consumir una dieta con bajo contenido de purinas.
Etapa 4. Gota tofácea crónica
Si los niveles de ácido úrico no están bien controlados durante la etapa intercrítica, la gota puede avanzar hasta su etapa final y más problemática: la gota tofácea crónica.
La gota crónica se caracteriza por la acumulación de cristales de uratos llamados tofos, que pueden aparecer como bultos o nódulos debajo de la piel. Los tofos se pueden formar en una articulación, en la bolsa que amortigua y protege la articulación, en los huesos o en el cartílago y debajo de la piel.
Los tofos que se forman en las articulaciones pequeñas de los dedos pueden causar cambios físicos y restringir el movimiento. Los tofos en el cartílago y el hueso con el tiempo pueden causar daño y deformidad articular, y los tofos que se encuentran debajo de la piel pueden ser desagradables a la vista, infectarse y, a veces, ser dolorosos.
Otros problemas que pueden darse durante esta etapa crónica incluyen dolor articular, dolores de cuerpo y cálculos renales.
Gracias a los tratamientos efectivos, la mayoría de las personas que tienen gota nunca experimentan esta cuarta etapa de la enfermedad. En quienes sí la padecen, es necesario el uso continuo de fármacos para reducir el ácido úrico, los cuales pueden reducir el riesgo de complicaciones y, en algunos casos, eliminar por completo los tofos visibles.