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Artritis reumatoide y enfermedad cardíaca

Conozca por qué la AR lo pone en mayor riesgo de tener enfermedad cardíaca y qué puede hacer para protegerse.

Las articulaciones hinchadas y con dolor no es lo único por lo que debe preocuparse cuando tiene artritis reumatoide (AR). Las personas con AR tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar una enfermedad cardíaca que las que no la padecen. Tener AR lo hace más propenso a experimentar un evento cardiovascular grave, como un ataque cardíaco o un derrame cerebral.

Pero el hecho de que sus articulaciones estén inflamadas no significa que esté destinado a tener problemas cardíacos. Con las pruebas de detección y las medidas preventivas adecuadas, puede mantener su corazón y sus vasos sanguíneos sanos.

AR y enfermedad cardíaca: ¿qué hay detrás de su conexión?

Hay dos factores que se unen para aumentar su riesgo: la inflamación crónica y los factores de riesgo compartidos.
Las sustancias inflamatorias llamadas citocinas impulsan la destrucción de las articulaciones en la AR y el daño de los vasos sanguíneos en la enfermedad cardiovascular (CVD). La inflamación provoca la acumulación de placas en las arterias, lo que estrecha lentamente los vasos sanguíneos y bloquea el flujo sanguíneo, y es la causa principal de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

La otra razón por la que las personas con artritis reumatoide (AR) tienen más probabilidades de desarrollar enfermedad cardíaca son factores de riesgo compartidos como estos: 

Presión arterial alta: Varios factores aumentan la presión arterial en personas con AR, incluida la falta de ejercicio y los medicamentos utilizados para tratar la enfermedad (como los NSAID y los esteroides). Las personas con AR también tienen arterias menos elásticas que pueden estrecharse, lo que deja pasar menos sangre y aumenta la presión arterial.

Síndrome metabólico: Casi el 40% de las personas con AR tienen síndrome metabólico, en comparación con menos del 20% de las personas en general. Este conjunto de síntomas, que incluye obesidad, niveles altos de triglicéridos y colesterol, presión arterial alta y niveles elevados de azúcar en la sangre, duplica el riesgo de CVD. 

Obesidad: El dolor en las articulaciones dificulta el ejercicio y la falta de actividad física puede llevar al aumento de peso. La obesidad está relacionada con el riesgo de CVD en sí mismo, así como con factores de riesgo cardiovascular como la presión arterial alta y el nivel alto de azúcar en la sangre. Las células grasas liberan sustancias inflamatorias que contribuyen a la inflamación en todo el cuerpo y al riesgo de CVD.

Tabaquismo: Las personas con AR tienen más probabilidades de fumar que las que no padecen la enfermedad. Este hábito no solo se ha relacionado con una destrucción articular más agresiva, sino que fumar también acelera el daño de los vasos sanguíneos y contribuye al estrechamiento de las arterias. Los fumadores con AR tienen un 50% más de riesgo de sufrir eventos cardiovasculares que los no fumadores con AR. 

Lípidos anormales: La AR tiene un efecto inusual sobre los lípidos o las grasas en la sangre. Los expertos la llaman "paradoja lipídica". Las personas con AR tienen niveles altos de triglicéridos, niveles bajos de lipoproteínas de baja densidad (LDL o colesterol "malo") y niveles bajos de lipoproteínas de alta densidad (HDL o colesterol "bueno"). Aunque el LDL bajo es bueno para el corazón, el colesterol HDL bajo y los triglicéridos altos contribuyen a la enfermedad cardiovascular. 

Reduzca sus riesgos

Una de las mejores maneras de proteger su corazón es tomar la droga antirreumática modificadora de la enfermedad (DMARD) que le recete su reumatólogo, ya sea metotrexato, un medicamento biológico u otro medicamento. Existe evidencia de que controlar la inflamación de la AR también reduce los riesgos de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y otros eventos de CVD. Consulte la última Guía para el tratamiento de la artritis reumatoide del American College of Rheumatology.

Cuando se trata de intervenciones en el estilo de vida, se aplica el mismo consejo, tenga o no AR. 

Manténgase activo:  Hacer ejercicios aeróbicos y de fortalecimiento la mayoría de los días de la semana puede proteger sus vasos sanguíneos, ayudarlo a perder peso y reducir su riesgo de CVD. También hay evidencia de que el ejercicio puede combatir la inflamación.

Coma bien: Agregue más frutas y verduras a su dieta. Coma más pescado graso como el salmón y el atún, que son ricos en ácidos grasos con omega-3 antiinflamatorios. Y evite las grasas saturadas y trans, que contribuyen al aumento de peso y al riesgo de enfermedad cardíaca.  

Controle el estrés: Practique técnicas de relajación como la respiración profunda y la meditación para calmarse. 

Deje de fumar: Dejar de fumar puede ser difícil, pero no imposible. Pídale a su médico que le recomiende una intervención como reemplazo de nicotina o medicamentos, o que lo asesore para ayudarlo a dejar de fumar.

Vigile los números: Controle regularmente sus niveles de azúcar en la sangre, presión arterial y colesterol. Si son altos, bájelos con dieta, ejercicio y medicamentos si es necesario. 

Encuentre métodos alternativos para aliviar el dolor: Aunque puede depender de los NSAID y los esteroides para aliviar el dolor y reducir la inflamación, estos medicamentos pueden aumentar los riesgos cardíacos. Trate de usar la dosis más baja durante el menor tiempo posible necesario para controlar su dolor. Utilice métodos alternativos para aliviar el dolor, como calor, hielo o fisioterapia.

Controle la salud de su corazón

Cuando tiene AR, su corazón merece una atención especial. Pregúntele a su reumatólogo y proveedor de atención primaria qué tipos de pruebas de detección necesita.

Una evaluación de la salud de su corazón debe incluir pruebas regulares de su presión arterial, azúcar en la sangre y colesterol. La European League Against Rheumatism (EULAR) recomienda que se realice estudios de detección de CVD al menos una vez cada cinco años y cada vez que cambie su medicamento para la AR. Es posible que su médico también quiera realizar una prueba de esfuerzo, un ecocardiograma o un electrocardiograma para verificar la salud de su corazón.

Esté atento a cualquier síntoma de enfermedad cardíaca, como falta de aire, dolor en el pecho o dolor en el brazo. Informe a su médico de inmediato si tiene alguno de esos síntomas.

Fecha de actualización: 2/11/22

Fuentes:

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