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La gota puede ser su segunda artritis

Esta enfermedad inflamatoria puede producirse con otras formas de artritis y enfermedades relacionadas.

Revisado el 11 de mayo de 2022

Es posible tener más de un tipo de artritis, y saber qué tiene usted puede ayudarlo a tratar sus síntomas. La gota, que puede presentarse con la artrosis o las formas de artritis inflamatorias autoinmunes, como la artritis reumatoide (AR), la artritis psoriásica (AP) y la espondilitis anquilosante (EA), se produce cuando el ácido úrico se acumula y forma cristales que se depositan en el tejido de las articulaciones. Provoca dolor intenso repentino, hinchazón y sensiblidad, generalmente en el dedo gordo del pie, pero también puede producirse en los pies, los tobillos, las manos, las rodillas, las muñecas, los hombros u otras articulaciones. Generalmente se presenta en una sola articulación, pero la gota crónica puede afectar varias articulaciones.

Diferenciar la gota de otras formas de artritis es fundamental, porque los tratamientos suelen ser muy diferentes. (Si cree que tiene gota, consulte a su médico. Cuanto antes reciba tratamiento, antes se aliviará el dolor). Sin embargo, la gota también puede producirse junto con otras formas de artritis, incluidas las mencionadas a continuación.

Gota y artritis reumatoide

Durante décadas, se creyó que la artritis reumatoide y la gota eran mutuamente excluyentes, pero se ha demostrado que algunas personas con AR también tienen gota. Un estudio publicado en 2020, que incluyó 2,000 pacientes con AR, demostró que el 17% también tenía gota. Estos pacientes eran más grandes, mayormente hombres y tenían presión arterial alta y enfermedad cardíaca, que son afecciones comunes en la AR y la gota. Estas afecciones también aumentaron su riesgo de muerte prematura en comparación con las personas que no tenían gota.

Gota y artrosis

Si bien la artrosis y la gota suelen ir de la mano, la pregunta es cuál de las dos es la causante de la otra. El daño articular causado por la artrosis podría crear un entorno propicio para que se depositen los característicos cristales de ácido úrico de la gota. O los cristales podrían causar inflamación y hacer que las articulaciones sean más susceptibles al desgaste de los cartílagos típico de la artrosis. Independientemente de cuál se produzca primero, tener sobrepeso es un factor de riesgo común de la gota y la artrosis, así que esfuércese por mantener un peso saludable.

Gota y artritis psoriásica

La artritis psoriásica (AP) y la gota también comparten la obesidad como factor de riesgo, y los niveles de ácido úrico tienden a ser superiores en los pacientes con gota que también tienen AP. Pero en un artículo de revisión de 2020 publicado en Clinical Rheumatology, investigadores franceses propusieron que la relación entre las dos enfermedades es mucho más compleja, tan compleja e interrelacionada que la denominaron "psgota". Sugirieron que el ácido úrico elevado contribuye a la AP y que en lugar de ser dos enfermedades distintas, la gota y la AP se superponen, dando como resultado un tipo de artritis inflamatoria en el que los pacientes tienen síntomas de varias enfermedades inmunes distintas. También sugieren que podría ser posible tratar la AP con los medicamentos que disminuyen el ácido úrico utilizados para tratar la gota. Si bien las dos enfermedades tienen muchos elementos en común, es necesario investigar más para definir la relación entre ellas.

Gota y espondilitis anquilosante

De modo similar, se solía creer que tener gota y espondilitis anquilosante (EA) al mismo tiempo era infrecuente, pero un estudio de 2019 publicado en Rheumatology International descubrió que las personas con EA tienen gota con mayor frecuencia que aquellas que no tienen EA. El estudio incluyó datos de 3,763 pacientes con EA y 19,214 sin EA. De estas personas, casi el 2% de los pacientes con EA tenían gota, en comparación con apenas más del 0.5% de las personas sin EA. Esto llevó a los autores a la conclusión de que la gota no es menos frecuente con la EA y puede ser más frecuente, en especial en los hombres y en las personas de 40 a 60 años. La espondilitis anquilosante fue más frecuente en fumadores y en personas con hipertensión, mientras que la gota fue más frecuente en pacientes con EA con un índice de masa corporal dentro del rango normal, por debajo de 25.

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