Artritis reactiva
Esta artritis inflamatoria causada por bacterias puede afectar las articulaciones, los ojos, la piel y las vías urinarias.
La artritis reactiva es un tipo de artritis inflamatoria que afecta las articulaciones, los ojos y las vías urinarias (vejiga, vagina, uretra). Se produce cuando una bacteria ingresa en el torrente sanguíneo y hace que el cuerpo reaccione con inflamación en diferentes partes del cuerpo.
Los tipos de bacterias que causan artritis reactiva suelen contraerse a través del contacto sexual o comiendo alimentos en mal estado. La reacción inflamatoria suele comenzar entre 2 y 4 semanas después de la infección. La artritis reactiva no es contagiosa, pero las bacterias que desencadenan la enfermedad pueden transmitirse de una persona a otra.
Los hombres menores de 40 años suelen ser los más afectados. Las evidencias indican que tienen nueve veces más probabilidades que las mujeres de contraer la enfermedad debido a una infección transmitida sexualmente. Sin embargo, ambos sexos tienen la misma probabilidad de contraer la enfermedad a través de una infección relacionada con la comida.
Causas
Se ha observado una vinculación entre la infección por determinadas bacterias y la artritis reactiva. Las bacterias más asociadas con la artritis reactiva son:
- Chlamydia trachomatis. Se contagia mediante el contacto sexual. La infección puede comenzar en la vagina, la vejiga o la uretra.
- Salmonella, Shigella, Yersinia y Campylobacter. Estas bacterias suelen infectar el tubo gastrointestinal.
En raras ocasiones, la bacteria Chlamydia pneumoniae, que causa infecciones respiratorias, también puede provocar artritis reactiva.
La bacteria suele ingresar en el cuerpo en una de dos formas:
- Aparato genitourinario. Las bacterias pueden ingresar a través de la vagina o la uretra durante el contacto sexual y diseminarse a la vejiga.
- Aparato gastrointestinal (GI). Las bacterias pueden ingresar al cuerpo al comer alimentos en mal estado o alimentos que estuvieron en contacto con superficies contaminadas.
Los médicos no saben con seguridad por qué algunas personas expuestas a estas bacterias contraen la enfermedad, y otras no. No obstante, los investigadores han identificado un gen, llamado antígeno leucocitario humano (HLA) B27, que hace que una persona tenga más probabilidades de contraer artritis reactiva. No todas las personas que heredan este gen contraen la enfermedad.
Síntomas
Los síntomas más comunes de la artritis reactiva son inflamación en las articulaciones, los ojos, la vejiga y la uretra (el tubo que ayuda a eliminar la orina del cuerpo). A veces, pueden producirse llagas en la boca y erupciones en la piel.
Aquí mencionamos algunos posibles síntomas identificados por área del cuerpo.
Síntomas articulares
- Dolor e hinchazón en las rodillas, los tobillos, los pies y, a veces, los dedos y las muñecas.
- Hinchazón de los tendones (tendinitis) o donde los tendones se unen a los huesos (entesitis).
- Dolor y espolones (bultos óseos) en los talones.
- Dolor en la parte inferior de la espalda y los glúteos.
- Inflamación en la columna (espondilitis) o en la parte inferior de la espalda que conecta la columna con la pelvis (sacroilitis).
Síntomas oculares
- Enrojecimiento de los ojos.
- Dolor e irritación ocular.
- Visión borrosa.
Estos síntomas pueden ser signos de inflamación del globo ocular y el párpado (conjuntivitis, comúnmente llamada "ojo rosado") o la parte interior del ojo (uveítis).
Síntomas urinarios
- Dolor al orinar.
- Necesidad de orinar con mayor frecuencia.
Los síntomas de artritis reactiva pueden ser muy leves y aparecer y desaparecer durante varias semanas o meses, o pueden ser más intensos. Es posible que los síntomas no se noten en las primeras etapas. Los síntomas urinarios suelen aparecer primero, pero pueden ser inexistentes en las mujeres. Este síntoma puede producirse de manera simultánea o posterior a una conjuntivitis. La artritis suele ser el último síntoma en aparecer.
Efectos en la salud
Con el tratamiento apropiado, la mayoría de las personas con artritis reactiva se recuperan por completo y pueden retomar las actividades normales unos meses después de los síntomas iniciales. No obstante, los síntomas de artritis pueden durar hasta un año, pero generalmente son leves y no interfieren con la vida cotidiana.
Algunas personas con artritis reactiva tienen artritis a largo plazo, pero leve. Los estudios indican que entre el 15 y el 50% de los pacientes vuelven a desarrollar síntomas, posiblemente debido a la reinfección. El dolor de espalda y articular son los síntomas que reaparecen más comúnmente. Algunos pacientes tienen artritis severa crónica que es difícil de controlar con el tratamiento y puede causar daño articular.
Diagnóstico
La artritis reactiva puede ser difícil de diagnosticar porque no existe un análisis de laboratorio específico para confirmar si una persona tiene la enfermedad. Es posible que el paciente sea remitido a un reumatólogo, según la gravedad de los síntomas.
Algunos de los métodos utilizados para diagnosticar la artritis reactiva incluyen:
- Examen físico. El médico le hará preguntas sobre su historia clínica, sus síntomas y los problemas médicos actuales. Además examinará las articulaciones para ver si hay signos de inflamación y evaluar la amplitud de movimiento. También examinará los ojos, la piel y la zona genital.
- Análisis de laboratorio. Los análisis de sangre, orina y muestras de heces pueden ayudar a descartar otras enfermedades y confirmar el diagnóstico. Se realizarán pruebas para evaluar diversos factores, como los niveles de inflamación, la presencia de anticuerpos vinculados con otros tipos de artritis, los signos de una infección actual o reciente y la presencia de un gen llamado HLA B27, que a veces se observa en personas con esta enfermedad.
- Muestras de tejido. Quizás se extraigan muestras de tejido de la garganta, la uretra (en los hombres) y el cuello uterino (en las mujeres) para evaluar si hay signos de infección.
- Análisis del líquido articular. Es posible que el médico tome una muestra del líquido articular de la rodilla para ver si hay signos de infección o inflamación. También se examinará la presencia de cristales de ácido úrico, que puede indicar la existencia de una enfermedad relacionada con la artritis llamada gota.
- Radiografías. Es posible que el médico solicite imágenes de las articulaciones, la pelvis y la columna para ver si hay signos de hinchazón, daño articular, depósitos de calcio y otros signos de artritis reactiva.
Tratamiento
No existe una cura para la artritis reactiva. La meta del tratamiento es tratar la infección y controlar los síntomas.
Equipo de atención médica
Dado que la artritis reactiva puede afectar diferentes partes del cuerpo, es posible que más de un médico participe en su atención. Es muy probable que un reumatólogo (un médico especializado en el tratamiento de la artritis) sea el médico primario. Otros especialistas pueden incluir:
- Dermatólogo para tratar los síntomas cutáneos.
- Ginecólogo para tratar los síntomas genitales en las mujeres.
- Oftalmólogo para tratar las enfermedades oculares.
- Ortopedista para realizar una cirugía si las articulaciones están muy dañadas.
- Fisioterapeuta o fisiatra para supervisar la rutina de ejercicio del paciente.
- Urólogo para tratar los síntomas genitales en hombres y mujeres.
Medicamentos
Se receta un antibiótico para tratar la infección. Se recetan otros medicamentos para controlar el dolor y la inflamación. Estos incluyen:
- Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID). Estos suelen ser los primeros medicamentos utilizados e incluyen aspirina, ibuprofeno y naproxeno.
- Corticoesteroides. Estos medicamentos ayudan a reducir rápidamente la inflamación. Para las personas con inflamación articular severa, pueden inyectarse en la articulación afectada.
- Drogas antirreumáticas modificadoras de la enfermedad (DMARD). Una pequeña cantidad de pacientes con artritis reactiva tienen síntomas severos que no pueden controlarse con los tratamientos antes mencionados. En este caso, el médico puede recetar medicamentos llamados drogas antirreumáticas modificadoras de la enfermedad (DMARD). Estos medicamentos suprimen el sistema inmunitario.
Actividad física
El ejercicio ayuda a mantener y mejorar la función articular. Los ejercicios de fuerza fortalecen los músculos que rodean la articulación y brindan un mejor soporte. Los ejercicios para la amplitud de movimiento mejoran el movimiento y la flexibilidad y reducen la rigidez en la articulación afectada.
Autocuidados
Tener una participación proactiva en el tratamiento es un componente importante para mejorar. Este proceso se llama autocontrol.
El autocuidado para la artritis reactiva incluye asegurarse de almacenar los alimentos a temperaturas apropiadas y cocinarlos correctamente. Esto ayuda a evitar las bacterias transmitidas por los alimentos que pueden causar artritis reactiva. Algunas infecciones de transmisión sexual pueden ser el desencadenante de la artritis reactiva. Usar condones puede disminuir el riesgo.
Hacer actividad física es la clave para mantener las articulaciones flexibles. Moverse muy poco puede provocar rigidez articular. Tener músculos fuertes ayuda a proteger las articulaciones. Pero es importante hablar con un médico antes de comenzar un programa de ejercicio. Controlar el peso, seguir una dieta nutritiva y lograr un buen equilibrio entre el descanso y la actividad a diario también son importantes.
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