Inyecciones para artritis en las manos
Las inyecciones pueden ser una opción para aliviar el dolor de manos relacionado con la artritis cuando los tratamientos más conservadores han fracasado.
Por Mary Anne Dunkin
Cuando el dolor articular en las manos dificulta el desempeño de las actividades cotidianas, es probable que el primer consejo de su médico incluya modificar sus actividades —es decir, evitar las actividades que provoquen o empeoren el dolor—, así como también férulas o aparatos ortopédicos para estabilizar y brindarle soporte a las articulaciones dolorosas, geles o cremas analgésicas, o pastillas o cápsulas de paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Si esas medidas conservadoras no logran aliviar el dolor, el siguiente paso puede ser la aplicación de inyecciones en las articulaciones afectadas.
Las inyecciones de corticoesteroides suelen ser las primeras y, con mucho, las más comunes para las articulaciones de la mano, afirma la doctora Amy Ladd, cirujana de manos y extremidades superiores y directora del Centro de Manos y Extremidades Superiores Robert A. Chase del Centro Médico de la Universidad de Stanford. La articulación que más se trata con inyecciones es la carpometacarpiana (CMC) situada en la base del pulgar —una de las cinco CMC de la mano, conocida con el nombre de trapeciometacarpiana. No obstante, cualquier articulación puede recibir una inyección, y otros tipos de inyecciones —algunas aún no aprobadas o experimentales— pueden ser beneficiosas para aliviar el dolor, según afirma la Dra. Ladd.
Esto es lo que debe saber sobre cada tipo:
Corticoesteroides
Las inyecciones de corticoesteroides, o "esteroides", directamente en las articulaciones de la mano son utilizadas para aliviar el dolor y la inflamación provocados por diferentes formas de artritis. «En lo que respecta a la artrosis, las articulaciones que se inyectan con mayor frecuencia son las articulaciones CMC de la base de los pulgares, seguidas de las articulaciones de las falanges distales (DIP), que son las más cercanas a la uña», afirma la doctora Jennifer Wolf, profesora de Cirugía Ortopédica y Medicina de Rehabilitación en la Universidad de Chicago.
En lo que respecta a la artritis reumatoide (AR) y la artritis psoriásica (AP), las articulaciones más comúnmente inyectadas son las metacarpofalángicas (MCP), siendo estas los nudillos o articulaciones más cercanas a la mano. Menos común es la articulación interfalángica proximal (PIP), la articulación situada en el medio del dedo, según afirma la Dra. Wolf.
Si bien las inyecciones están destinadas a proporcionar un alivio localizado sin efectos colaterales sistémicos, varias investigaciones demuestran que pueden tener efectos sistémicos más fuertes de lo que se creía. Por ejemplo, las personas con diabetes deben ser conscientes de que las inyecciones de corticoesteroides pueden elevar el azúcar en sangre durante 24 a 48 horas, según afirma la Dra. Wolf.
Debido a que potencialmente pueden suprimir la respuesta del sistema inmunitario a las infecciones, nunca deben ser utilizadas para la artritis que se desencadena por una infección, denominada artritis infecciosa. Los médicos también pueden dudar en administrar estas inyecciones a pocos meses de una cirugía planificada, afirma la Dra. Ladd, ya que suprimen el sistema inmunitario, haciendo más probable que se produzca una infección luego de la cirugía. También puede ser prudente evitar las inyecciones un par de semanas después de haber recibido alguna vacuna, incluida la vacuna para el COVID-19, según afirma. La Dra. Ladd recomienda consultar con su médico las recomendaciones más recientes sobre vacunas.
Debido a que las inyecciones de corticoesteroides pueden provocar un adelgazamiento de huesos y tejidos, «la mayoría de los médicos no aplican más de dos o tres inyecciones por articulación, espaciadas por más de uno o dos años», afirma la Dra. Ladd. A pesar de que las personas responden de forma diferente a ellas, la primera suele ser la más eficaz; las inyecciones posteriores suelen proporcionar menos alivio o durante menos tiempo.
Anestésicos
El segundo tipo de inyección más común es la de anestésicos, normalmente lidocaína. «Las inyecciones anestésicas pueden utilizarse para aliviar el dolor en cualquier articulación de la mano», afirma la doctora Wolf.
Pueden administrarse solas, pero a menudo se inyectan junto con un corticoesteroide para proporcionar un alivio inmediato del dolor mientras se espera a que el corticoesteroide surta efecto.
Su uso más común puede ser para efectuar un diagnóstico, según afirma la Dra. Wolf. Si la localización del dolor no está clara, el médico podría inyectar lidocaína en la articulación sospechosa. «Si la adormecemos y el dolor mejora, sabemos que proviene de esa articulación», afirma.
Sustitutos de ácido hialurónico
Para el dolor provocado por la OA en la articulación trapeziometacarpiana, algunos médicos pueden considerar la administración de inyecciones de ácido hialurónico (AH), denominado viscosuplementación. El AH es químicamente similar a una sustancia que le aporta al fluido articular natural su viscosidad, y se cree que la descomposición del fluido articular provoca dolor y rigidez; por lo cual sustituirlo mediante una inyección puede proporcionar alivio.
Los sustitutos del ácido hialurónico están clasificados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) como dispositivos médicos, no fármacos. A pesar de que el AH ha sido aprobado por la FDA solo para la artrosis de rodilla, algunos médicos lo inyectan para el dolor provocado por la artrosis en la base del pulgar, y varias personas afectadas por dicho dolor han hallado alivio. Los estudios sobre la eficacia del AH para este fin han sido contradictorios. En algunos, las inyecciones fueron asociadas a una reducción del dolor y a una mejora de la fuerza de agarre; en otros, las inyecciones de AH no mostraron más eficacia que las inyecciones de placebo. Factores tales como, formulaciones específicas de AH, técnicas de inyección y cronogramas de inyecciones pueden ser los causantes de dichas diferencias.
Si las inyecciones de corticoesteroides no han servido de nada, si no hay evidencia de inflamación o si la persona en cuestión tiene diabetes u otras razones para evitar los corticoesteroides, las inyecciones de ácido hialurónico pueden ser una opción. Estas suelen administrarse en una serie de tres inyecciones con un intervalo de aproximadamente tres meses. «Debido a que solo han sido aprobadas para ser utilizadas en la rodilla, es posible que el seguro no cubra las inyecciones en la articulación de la mano», afirma la Dra. Wolf.
Otras opciones
Entre las inyecciones articulares menos comunes que pueden tener cabida en el tratamiento de la artritis en las manos se encuentran el plasma rico en plaquetas (PRP) y la proloterapia, según afirma la doctora Ladd.
El tratamiento con PRP consiste en extraer parte de su propia sangre, separar el plasma del resto de la sangre, y luego inyectarlo en la articulación dolorida. Una vez en la articulación, el plasma se descompone y libera citoquinas antiinflamatorias y factores de crecimiento, destinados a desencadenar el proceso natural de curación del cuerpo. «A pesar de que estas inyecciones han recibido el mayor uso —y atención— para problemas tales como el codo de tenista y desgarros del tendón de Aquiles, unos pocos estudios a pequeña escala sugieren que son útiles para la OA en la base del pulgar», afirma la Dra. Ladd. Dos estudios vigentes sobre inyecciones de PRP para la OA en la base del pulgar están registrados en ClinicalTrials.gov. Ninguno de ellos ha comunicado aún sus resultados.
La proloterapia consiste en inyectar un irritante natural —generalmente dextrosa, un azúcar— en la articulación dolorida, según afirma la Dra. Ladd. La evidencia que respalda la eficacia de la proloterapia es escasa y la Dra. Ladd no la utiliza. La teoría sostiene que la irritación atrae el flujo sanguíneo hacia la zona y estimula la liberación de los factores de crecimiento naturales del cuerpo a fin de reparar el tejido dolorido. Si bien el uso más común de la proloterapia es para el dolor de espalda, al menos un pequeño estudio aleatorio sugirió que puede ser eficaz para el dolor provocado por la artrosis en las articulaciones DIP, PIP y CMC del pulgar de la mano. En el estudio, las inyecciones de dextrosa y lidocaína —en comparación con las inyecciones de lidocaína sola— se asociaron a un alivio significativamente mayor del dolor durante el movimiento de los dedos y a una mayor mejora de la amplitud del movimiento de flexión.
Publicado el 21 de mayo de 2021
Manténgase informado. Viva en el sí.
Participe en la comunidad de la artritis. Cuéntenos un poco acerca de usted y, de acuerdo a sus intereses, recibirá correos electrónicos con la información más reciente y los recursos necesarios para vivir una vida plena y para conectarse con otras personas.