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Riesgos de los medicamentos comunes para la acidez estomacal

Los inhibidores de la bomba de protones están asociados con fracturas, infecciones, demencia y otros problemas de salud.

Por Linda Rath | Fecha de actualización: 11 de julio de 2022

En 2017, los estadounidenses gastaron alrededor de $20 mil millones en inhibidores de la bomba de protones (PPI), medicamentos que suelen utilizarse para tratar la acidez estomacal y la enfermedad por reflujo gastroesofágico. También se recetan en algunas personas con artritis y otras enfermedades que toman regularmente medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID), tales como naproxeno, ibuprofeno o aspirina. Estos medicamentos pueden causar úlceras hemorrágicas potencialmente mortales, que los PPI ayudan a prevenir. Los PPI también se utilizan para tratar la acidez estomacal por obesidad, que en muchos casos ocurre con artritis, o medicamentos para la artritis, tales como prednisona y algunas drogas antirreumáticas modificadoras de la enfermedad (DMARD).

Ventajas y desventajas

Algunos PPI son de venta libre y otros requieren receta, y pueden ser tanto de marca como genéricos. Los PPI de venta con receta incluyen esomeprazol (Nexium) y pantoprazol (Protonix); los PPI de venta libre incluyen lansoprazol (Prevacid) y omeprazol (Prilosec). Algunos medicamentos combinados contienen NSAID y PPI, tales como Vimovo. Todos ellos reducen los niveles de ácido estomacal, especialmente cuando se utilizan con regularidad, pero en algunos casos los PPI pueden causar problemas graves.

Si bien algunos de los posibles efectos colaterales pueden ser muy graves, es difícil determinar qué riesgo tiene un individuo de experimentarlos. Los estudios presentan resultados contradictorios. Sin embargo, se debe tener precaución al tomar PPI y evitarlos siempre que sea posible.

"Yo aún los receto cuando lo considero necesario, aunque estoy utilizando menos NSAID que antes, para reducir el riesgo de acidez estomacal", dice el reumatólogo Eric Ruderman, MD, profesor de medicina y jefe asociado de asuntos clínicos de la División de Reumatología de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern. "En particular, hago todo lo posible por evitar el uso de NSAID en pacientes mayores, donde el riesgo de demencia u osteoporosis por el uso de PPI puede traer problemas importantes".

Qué puede salir mal y por qué

El ácido estomacal ayuda a digerir los alimentos, absorbe el calcio y el magnesio que fortalecen los huesos y destruye los patógenos del intestino antes de que produzcan enfermedades. Suprimir este ácido, especialmente durante mucho tiempo, puede tener consecuencias graves para la salud, que incluyen:

  • C. difficileLos PPI aumentan el riesgo de infecciones intestinales causadas por la bacteria  Clostridium difficile, que pueden ser graves y potencialmente mortales. Los medicamentos reducen la acidez en el intestino, lo que permite la supervivencia de más C. diff. Esto afecta principalmente a los pacientes hospitalizados que toman antibióticos, pero cada vez hay más casos fuera de los hospitales. Las nuevas cepas de C. diff resistentes a los antibióticos son más graves y difíciles de tratar. En 2012, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) emitió una advertencia que asociaba los PPI con "diarrea intensa que no mejora", y los estudios demostraron que el riesgo es significativo, siendo las infecciones por C. difficile casi dos veces mayores en personas tratadas con PPI que en personas no tratadas con PPI.
  • COVID-19. En un estudio de 2020, se encontró una fuerte asociación entre los PPI y el COVID-19: cuanto mayor era la frecuencia o la dosis de PPI, mayor era el riesgo. En el estudio, las personas que tomaban PPI una vez al día tenían el doble de probabilidades de tener resultado positivo en la prueba de COVID que las personas que no los tomaban. Las personas que los tomaban dos veces al día tenían cuatro veces más probabilidades de tener un resultado positivo. Otros estudios han demostrado que el uso de PPI no parece aumentar el riesgo de contraer COVID-19, pero podría aumentar el riesgo de enfermedades más graves entre quienes no contraen el virus. Al igual que con otras infecciones, los investigadores sospechan que el bajo nivel de ácido estomacal debido al uso de PPI crea un entorno propicio para el SARS-CoV2, el virus que causa COVID-19.
  • Demencia. En varios estudios, incluido un metanálisis en el que participaron más de 160,000 personas, se encontró una fuerte asociación entre los PPI y la demencia, especialmente en adultos mayores de 65 años. Algunos expertos suponen que los PPI afectan indirectamente al cerebro, ya que hacen que se produzcan cantidades inusualmente bajas de vitamina B12 y magnesio en el cuerpo. Otros consideran que pueden producir la acumulación de tipos anormales de una proteína denominada tau dentro de las neuronas. 
  • Fracturas. La asociación entre las fracturas y los PPI no está clara. En 2009, investigadores de la Universidad de Washington informaron un aumento del 47% en el riesgo de fracturas vertebrales y un aumento del 26% en el riesgo de fracturas de la muñeca y el antebrazo en mujeres posmenopáusicas tratadas con PPI. Una década después, un estudio a gran escala realizado por dos investigadores del National Data Bank (NDB) para enfermedades reumáticas en Wichita, Kansas, no encontró esta asociación. Sin embargo, encontró una probabilidad significativamente mayor de todo tipo de fracturas en personas con AR por el uso de opioides, SSRI (un tipo de antidepresivo) y corticosteroides. Los investigadores también observaron que no estudiaron diferentes dosis y tipos de PPI, lo que podría explicar la diferencia en los resultados. Y, dado que los pacientes con artritis ya tienen un mayor riesgo de fracturas y otros problemas relacionados con los PPI, recomendaron tener precaución al recetar estos y otros medicamentos no esenciales.
  • Mayor riesgo de enfermedades autoinmunes. Utilizando una base de datos de casi 300,000 pacientes, un estudio de 2021 encontró que las personas que toman PPI tenían un riesgo mayor al 300% de desarrollar una enfermedad autoinmune en comparación con los que no tomaban PPI. Las enfermedades autoinmunes oscilan entre enfermedades reumáticas como lupus y artritis reumatoide y problemas de tiroides (comunes en personas con artritis) y púrpura trombocitopénica, un trastorno sanguíneo caracterizado por un bajo número de plaquetas coagulantes de la sangre. El riesgo fue alto, independientemente de la dosis de PPI. Los investigadores consideran que los PPI alteran negativamente la composición del microbioma intestinal.

Otras opciones

Algunos médicos creen que los PPI se recetan más de lo necesario, incluso para las personas que necesitan protección o alivio. Dicen que deberían reservarse para las enfermedades más graves, como la esofagitis erosiva y las úlceras hemorrágicas.

Para las personas con artritis que toman NSAID, los medicamentos bloqueadores de ácido denominados bloqueadores de los receptores H2 son una opción más segura, según Theodore Fields, MD, reumatólogo del Hospital for Special Surgery y profesor de medicina en el Weill Cornell Medical College, ambos en New York City. Él dice que: "Desde que surgieron datos que aumentaron la lista de posibles efectos colaterales de los PPI, como bajos niveles de magnesio, mayor riesgo renal y mayor riesgo de fracturas... muchos [médicos] sustituirán los PPI por [bloqueadores de H2]".

Los bloqueadores de H2 incluyen cimetidina (Tagamet) y famotidina (Pepcid). También existe la combinación de NSAID-bloqueadores de H2, Duexis. Los bloqueadores de H2 tienen efectos colaterales, pero parecen ser menos riesgosos que los PPI.

La gastroenteróloga Jacqueline Wolf, MD, profesora asociada de medicina en el Beth Israel Deaconess Medical Center en Boston, dice que los PPI no están indicados para la acidez estomacal común. En cambio, sugiere los siguientes cambios en el estilo de vida:

  • Perder peso, si es necesario
  • Deje de fumar
  • Comer porciones más pequeñas en las comidas
  • Dejar de comer al menos dos o tres horas antes de acostarse
  • Evitar la cafeína, las bebidas carbonatadas, el alcohol, la cebolla, el ajo, los cítricos y el tomate

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