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Vasculitis 

Este trastorno infrecuente hace que el sistema inmunitario ataque los vasos sanguíneos. 

La vasculitis es una enfermedad autoinmune que provoca inflamación y estrechamiento (estenosis) de los vasos sanguíneos, es decir, arterias, venas y capilares.  Estos vasos transportan la sangre hacia y desde el corazón y los órganos del cuerpo.  

En casos graves, la afección puede dañar los órganos o causar la muerte.  

Los tipos de vasculitis se agrupan según el tamaño de los vasos sanguíneos afectados. La mayoría de los tipos de vasculitis son raros e incluyen: 

Los síntomas de la vasculitis pueden aparecer una o varias veces a lo largo de muchos años. La enfermedad afecta a personas de todas las edades, razas y sexos.
 

Causas

La vasculitis se presenta cuando el sistema inmunitario ataca por error los vasos sanguíneos al confundirlos como invasores externos. Aún no se entiende del todo qué es lo causa esto. Estas afecciones puede presentarse solas o junto con otras enfermedades reumáticas, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico (LES/lupus) o el síndrome de Sjögrens. Otros posibles factores desencadenantes incluyen una infección (hepatitis B o C) o un efecto colateral de un medicamento. La vasculitis también puede vincularse con ciertos tipos de cáncer que afectan la sangre, como la leucemia y el linfoma.

Síntomas

Los signos y síntomas de la vasculitis varían y pueden ser desde leves hasta potencialmente mortales. Dependen del tipo de vasculitis, de los órganos afectados y de la gravedad de la afección. Algunas personas pueden tener pocos signos y síntomas. Otras pueden enfermarse mucho. A veces, los síntomas aparecen lentamente, a lo largo de meses, mientras que en otras ocasiones, los signos y síntomas se presentan con rapidez, en el transcurso de días o semanas.
Entre los síntomas comunes, se incluyen:

  • Fiebre
  • Pérdida del apetito
  • Adelgazamiento
  • Fatiga
  • Dolores y malestar generales

La vasculitis puede afectar los órganos, los aparatos y los sistemas del organismo. Es capaz de provocar diversos signos y síntomas, entre los que se incluyen:

  • Piel: manchas o bultos de color púrpura o rojo, grupos de puntos pequeños, manchas grandes e irregulares, hematomas o moretones, urticaria, picazón.
  • Articulaciones: dolor o artritis en una o más articulaciones.
  • Pulmones: falta de aire, toser sangre.
  • Tubo gastrointestinal: llagas en la boca, dolor de estómago. En casos graves, obstrucción del flujo sanguíneo a los intestinos, lo que puede causar debilidad y rotura de los intestinos.
  • Senos paranasales, nariz, garganta y oídos: infecciones de los senos paranasales (sinusitis) o infecciones crónicas del oído medio, llagas en la nariz. En algunos casos, sordera parcial.
  • Ojos: enrojecimiento, picazón, ardor. Sensibilidad a la luz, visión borrosa. En casos raros, ceguera.
  • Cerebro: dolor de cabeza, problemas para pensar con claridad, cambios del funcionamiento mental, síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular, como debilidad muscular y parálisis.
  • Nervios: entumecimiento, hormigueo y debilidad en diversas partes del cuerpo. Pérdida de sensación o fuerza en las manos y en los pies. Dolores fulgurantes en brazos y piernas.

En casos graves, la vasculitis puede provocar el cierre de los vasos sanguíneos, lo que impide la circulación de la sangre, o hacer que se hinchen y posiblemente revienten (aneurisma).

Diagnóstico

La vasculitis se diagnostica según los signos y síntomas, los antecedentes médicos, un examen físico y los resultados de las pruebas.

  • Análisis de laboratorio: los análisis de sangre y orina pueden mostrar cantidades anómalas de células sanguíneas y anticuerpos (proteínas) en la sangre.
  • Biopsia: a menudo es la mejor manera de llegar a un diagnóstico firme de vasculitis. Durante una biopsia, el médico toma una pequeña muestra de un vaso sanguíneo u órgano afectado para estudiarla bajo el microscopio, buscar signos de inflamación o daño al tejido.

Otros análisis y exámenes que puede hacer el médico dependen de los síntomas y pueden incluir:

  • Angiografía
  • Análisis de orina
  • Ecocardiograma
  • Radiografía de tórax.
  • Pruebas funcionales pulmonares
  • Ecografía abdominal
  • Tomografía computarizada
  • Resonancia magnética
  • Medición de la presión arterial
  • Electrocardiograma (ECG)
     

Tratamiento

El tratamiento depende del tipo de vasculitis, de qué órganos están afectados y de la gravedad de la afección. El objetivo principal del tratamiento de la vasculitis es reducir la inflamación en los vasos sanguíneos afectados. Las personas con casos graves de vasculitis reciben tratamiento con medicamentos de venta con receta. Las personas con formas leves de la enfermedad pueden beneficiarse con medicamentos antiinflamatorios o analgésicos de venta libre, como parecetamol, aspirina, ibuprofeno o naproxeno.

Entre los medicamentos de venta con receta comúnmente utilizados para tratar la vasculitis, se incluyen los corticoesteroides y las drogas antirreumáticas modificadoras de la enfermedad (DMARD). Los corticoesteroides, como la prednisona, la prednisolona y la metilprednisolona, ayudan a reducir la inflamación de los vasos sanguíneos. Los médicos pueden recetar drogas antirreumáticas modificadoras de la enfermedad, como la azatioprina, el metotrexato y la ciclofosfamida, si la vasculitis es grave o si los corticoesteroides no funcionan bien. Estos medicamentos atacan el origen de la inflamación.

Autocuidados

Además de seguir cuidadosamente el tratamiento indicado, los pasos a continuación ayudan a controlar la vasculitis:  

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