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La inflamación y el sistema inmunitario

La inflamación de todo el cuerpo es la raíz de la mayoría de las enfermedades crónicas, y usted puede controlarla más de lo que cree.

Por Linda Rath | 8 de junio de 2022

Si los expertos tienen razón, muchas personas se encuentran en un estado de inflamación crónica.

Es diferente de la inflamación aguda, que causa dolor e hinchazón cuando se tuerce un tobillo o tiene una infección grave de los senos paranasales. Con una inflamación aguda, su sistema inmunitario está haciendo exactamente lo que se supone que debe hacer: liberar un torrente de químicos para ayudar a curar heridas, combatir infecciones y limpiar los desechos celulares.

En teoría, su sistema inmunitario también sabe cuándo reducir el torrente a un goteo a medida que mejora. Sin embargo, es posible que esto no siempre suceda, porque factores como el envejecimiento, la obesidad y una dieta estadounidense típica cambian la forma en que las células inmunitarias se comunican entre sí y con los microbios que las regulan. Cuando el sistema inmunitario no recibe la señal de apagarse, sigue produciendo glóbulos blancos, los socorristas del cuerpo. Es ahí cuando la inflamación aguda se convierte en una inflamación a largo plazo o crónica.

Enfermedades relacionadas con la inflamación

La inflamación crónica puede ser responsable de alrededor del 80% o más de las enfermedades no transmisibles, entre ellas:

Preste atención a su intestino

Si la inflamación tiene consecuencias tan graves para la salud, ¿cómo se confunde tanto el sistema inmunitario, que existe para protegernos?

La mayoría de los factores que descarrilan el sistema inmunitario se pueden rastrear hasta el microbioma, la colección de billones de bacterias, virus, hongos y otros microbios, en su mayoría favorables, que viven dentro suyo, principalmente en el intestino, pero también en todo el cuerpo. Estos microbios son los primeros maestros de su sistema inmunitario, ya que lo entrenan para atacar a los invasores extraños pero no a sus propias células. Cuando algo altera el microbioma de manera importante, sus señales al sistema inmunitario pueden salir mal y provocar una inflamación crónica.

Estos microbios tienen un rol importante en el hecho de que esté sano o enfermo y, debido a que existe una comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro, también pueden afectar su estado de ánimo y comportamiento.

Creciendo juntos

La comunicación (llamada diafonía) entre el microbioma y el sistema inmunitario comienza cuando usted nace y dura hasta la muerte, aunque puede sufrir algunos cambios importantes en el camino. Los bebés que nacen por vía vaginal reciben su primera dosis de microbios en el canal de parto. Es probable que los bebés nacidos por cesárea tengan un microbioma menos diverso, lo que puede predisponerlos a una mayor probabilidad de alergias infantiles, asma y obesidad.

Su sistema inmunitario y su microbioma crecen juntos. Las bacterias en la leche materna alimentan el nuevo microbioma, estimulan los sistemas inmunitario y digestivo, y contribuyen al desarrollo del cerebro de un niño. Al mismo tiempo, el microbioma entrena a las células inmunitarias para que reconozcan la diferencia entre los organismos nocivos, como el coronavirus, y los favorables.  También ayuda a construir y mantener la barrera que separa el tracto digestivo del resto del cuerpo. Esta barrera de múltiples capas contiene células inmunitarias que ayudan a defenderlo contra los patógenos, lo que ayuda a proteger su salud.

A lo largo de la vida, puede encontrar decenas de cosas que alteren o modifiquen el microbioma. Los antibióticos, la mala alimentación, el embarazo, las infecciones, la vejez, el estrés, el trauma, la obesidad, incluso la discriminación racial, de género o socioeconómica, pueden causar cambios drásticos en el microbioma, que suelen ser la raíz de la inflamación crónica.

El microbioma y la inflamación

Hay varias formas en que su microbioma podría contribuir a la inflamación, pero generalmente comienzan con un cambio que provoca un desequilibrio en la cantidad y los tipos de microbios, a menudo llamado disbiosis.

Un microbioma saludable está finamente equilibrado. Mantiene la diversidad al no dejar que ninguna especie domine, ahuyenta a los patógenos y regula el sistema inmunitario a través de una diafonía constante con las células inmunitarias. Cuando se interrumpe este equilibrio, los microbios inflamatorios pueden tomar el control y provocar una respuesta inmunitaria inflamatoria. En algunos casos, la barrera intestinal comienza a romperse. Esto permite que las proteínas y otras moléculas grandes escapen al torrente sanguíneo y desencadenen una respuesta inmunitaria.

¿Puede controlar su microbioma?

No hay duda de que un microbioma desregulado puede conducir a un sistema inmunitario fuera de control e inflamación crónica. Es posible que no pueda controlar todo lo que afecta su sistema inmunitario, pero puede controlar algunos factores en el microbioma.

  • Antibióticos. Pueden destruir el microbioma. Los antibióticos pueden salvar vidas, pero a veces se toman innecesariamente por una infección menor o incluso por la sospecha de una. Si su médico los prescribe, asegúrese de que realmente los necesite y comprenda el porqué.
  • Alimentos. Admitámoslo: los estadounidenses comen muchos alimentos poco saludables en grandes cantidades, como carnes rojas, azúcar, grasas inflamatorias, refrescos y comidas rápidas y altamente procesadas, con muchos conservantes y otros químicos mezclados que pueden desequilibrar el microbioma. Por otro lado, muchos estudios han demostrado que una dieta de estilo mediterráneo, rica en verduras, frutas, cereales integrales, aceite de oliva y pescado azul como el salmón, puede reducir drásticamente la inflamación en afecciones que van desde enfermedad cardíaca hasta gota. Algunos estudios también descubrieron que los flavonoides en frutas y verduras pueden ayudar a proteger la barrera intestinal.
  • Peso. Las células grasas son proinflamatorias y el exceso de peso es un disruptor clave del microbioma y la barrera intestinal. Algunas investigaciones también relacionan la inflamación relacionada con la obesidad con trastornos neurogenerativos como la enfermedad de Alzheimer.
  • Estrés y trauma. Los factores estresantes de la vida y el trauma imponen un costo no solo en la salud y el bienestar físico y mental, sino también en el microbioma, lo que lleva a una respuesta inmunitaria inflamatoria descontrolada.

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