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La familia de la espondiloartritis

Todas estas enfermedades afectan las articulaciones de la columna vertebral o de la pelvis, pero tienen muchas otras diferencias y pueden ser difíciles de diagnosticar.

Por Linda Rath | 11 de abril de 2022

El término espondiloartritis (EsA) hace referencia a una familia de enfermedades reumáticas inflamatorias que tienen algunas características clave en común, entre ellas:

  • Inflamación, dolor y rigidez de las articulaciones de la columna vertebral y de la pelvis.
  • Entesitis: inflamación en la zona de unión de un ligamento o tendón con el hueso. Si alguna vez no pudo practicar algún deporte debido a la tendinitis de Aquiles, sabe lo que es la entesitis.
  • Un gen llamado HLA-B27. Tener el gen no significa que presentará alguna de las afecciones que forman parte de la familia de la espondiloartritis. El gen solo no causa la enfermedad, y alrededor del 98% de las personas que lo tienen nunca sufren dolor de espalda. Por otro lado, las personas de ascendencia africana presentan muchas menos probabilidades de tener el gen HLA-B27, pero igual pueden sufrir espondiloartritis.

Todo queda en familia

El tipo más común de espondiloartritis es la espondiloartritis axial (EsAx), un término que abarca la espondilitis anquilosante (EA) y la espondiloartritis axial no radiográfica (EsAx-nr). Los nombres son confusos, pero lo importante es que ambos tipos mayormente causan inflamación en las articulaciones de la columna vertebral y de la pelvis.

La espondilitis anquilosante también se conoce como espondiloartritis axial radiográfica (EsAx-r) porque provoca daños en los huesos que pueden verse en las radiografías. Tradicionalmente, se la consideró una forma grave de espondiloartritis axial, ya que el daño estructural que provoca puede limitar la movilidad de la columna vertebral en algunas personas. La espondiloartritis axial no radiográfica, en la que el daño articular no se ve en las radiografías, se define desde hace mucho tiempo como una etapa temprana de la espondilitis anquilosante. 

Esas definiciones han cambiado en los últimos años. Ahora, la espondilitis anquilosante y la espondiloartritis axial no radiográfica se consideran dos regiones en un espectro de afecciones inflamatorias, en lugar de etapas tempranas o tardías de una sola enfermedad. Muchas personas que tienen espondiloartritis axial no radiográfica nunca sufren espondilitis anquilosante, y algunos pacientes con espondilitis anquilosante solo tienen síntomas leves. Existen muchos matices en el medio que varían bastante según la persona.  

Algunas con espondiloartritis presentan artritis fuera de la columna vertebral, especialmente en las grandes articulaciones de los brazos o de las piernas (lo que se conoce como artritis periférica). Aunque las personas con espondilitis anquilosante y espondiloartritis axial no radiográfica también pueden tener artritis periférica, presentan los síntomas principales en la columna vertebral y en las articulaciones sacroilíacas, donde la columna vertebral se conecta con la pelvis.

La familia de la espondiloartritis también incluye:

  • Artritis psoriásica (AP). Hasta el 70% de las personas con artritis psoriásica presentan inflamación tanto periférica como en la columna vertebral, pero quienes tienen un tipo conocido como artritis psoriásica axial solo presentan artritis en la columna vertebral.
  • Artritis reactiva. Normalmente, se activa debido a una infección intestinal, urinaria o del aparato genital, lo que a menudo se trata con antibióticos. Por lo general, este tipo de artritis desaparece sola.  
  • La artritis enteropática está relacionada con las enfermedades intestinales inflamatorias como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Al igual que la espondilitis anquilosante, a menudo afecta la columna vertebral, pero rara vez destruye las articulaciones o causa discapacidad.

¿Cuáles son los síntomas?

El síntoma principal de la espondilitis anquilosante y de la espondiloartritis axial no radiográfica es el dolor en la zona lumbar, es decir, la parte baja de la espalda. El dolor de espalda tiene numerosas causas, desde lesiones y sobrepeso hasta depresión y tabaquismo. Para muchas personas y médicos, la artritis se encuentra a lo último de la lista. Ese es uno de los motivos por los cuales lleva años diagnosticar la espondiloartritis. Otra razón es que puede pasar una década o más antes de que el daño a los huesos pueda verse en las radiografías. Para ayudar a distinguir el dolor relacionado con la espondiloartritis de otras causas, preste atención a lo siguiente:

  • Dolor y rigidez que comienzan gradualmente y duran al menos tres meses.
  • Dolor que se alivia cuando se mueve, hace ejercicio o estira, y que empeora cuando descansa. En el caso de una lesión de columna, suele ser al revés.
  • Rigidez matutina que le dificulta levantarse de la cama, pero que mejora en el transcurso del día.

Las afecciones que abarca el término genérico "espondiloartritis" son sorprendentemente variadas y los síntomas pueden coincidir. Además de dolor de espalda, podría tener:

  • Psoriasis, una enfermedad de la piel que se caracteriza por manchas rojas y picazón.
  •  Inflamación ocular llamada uveítis, que afecta a entre el 30% y el 40% de las personas con espondiloartritis.
  • Inflamación en el tubo digestivo que puede causar dolor abdominal, adelgazamiento no buscado y diarrea intensa.

¿A quiénes afecta la espondiloartritis?

Muchas enfermedades que forman parte de esta familia, en especial la espondilitis anquilosante y la espondiloartritis axial no radiográfica, afectan a adultos jóvenes, a menudo cuando aún están estudiando o recién empezando una carrera o formando una familia. Aunque por mucho tiempo se creyó que los hombres con espondilitis anquilosantes superaban a las mujeres en una proporción de tres a uno, ahora se sabe que a las mujeres se las infradiagnostica, en especial cuando el daño óseo no se ve en las radiografías. En estudios de investigación más recientes, se sugiere que la espondiloartritis no distingue entre hombres y mujeres, y los afecta por igual. Los estadounidenses de raza negra suelen presentar menos probabilidades de tener espondilitis anquilosante que los de raza blanca, pero tienden a padecer formas más graves de la enfermedad.  

¿Cuáles son las causas?

El motivo por el cual ciertas personas tienen espondiloartritis continúa siendo un misterio. Entre el 80% y el 95% de las personas que sufren espondiloartritis axial tienen el gen HLA-B27, pero la mayoría de las personas que tienen este gen nunca padecen artritis. Aunque la presencia del gen HLA-B27 puede aumentar la predisposición a la espondiloartritis axial y a enfermedades relacionadas, es necesario un factor desencadenante para que se active. Se están investigando varios factores desencadenantes posibles, entre ellos, la tensión mecánica en la espalda, aunque no se ha encontrado un vínculo claro hasta el momento. También es posible que el factor causante sea la disbiosis, un desequilibrio de los microbios naturales en el intestino. La disbiosis es la causa principal de muchas enfermedades inflamatorias crónicas, entre ellas, la enfermedad intestinal inflamatoria y la artritis reumatoide.

¿Cómo se diagnostica la espondiloartritis?

Es difícil diagnosticar la espondiloartritis en general y la espondilitis anquilosante y la espondiloartritis axial no radiográfica en particular. Actualmente, no hay criterios de diagnóstico para la espondiloartritis axial. La última actualización, que se conoce como los criterios de New York, fue en 1966. Los criterios de New York dependen en gran medida de los resultados radiográficos, pero las radiografías, e incluso la resonancia magnética, no siempre son confiables ni se interpretan de manera precisa. Además, los criterios de 1966 dejan fuera la uveítis como síntoma definitorio, aunque se presenta en al menos un tercio de los pacientes con espondilitis anquilosante. Otro motivo de preocupación es que, debido a la falta de criterios de diagnóstico, puede ser más fácil confundir un dolor de espalda común con la espondiloartritis axial no radiográfica, lo que puede derivar en un tratamiento innecesario.

Los criterios del grupo de estudio europeo sobre espondilitis y los criterios Armor funcionan mejor. Para que se le diagnostique espondiloartritis mediante los criterios Armor, un paciente no necesita dar positivo en la prueba del gen HLA-B27, pero debe presentar otros síntomas asociados con la espondiloartritis, como dolor de talones o de glúteos, o debe tener antecedentes personales o familiares de enfermedad intestinal inflamatoria o psoriasis. Sin embargo, sigue siendo difícil diagnosticar esta familia de enfermedades. Lo mejor es encontrar a un médico con experiencia en las numerosas manifestaciones de la espondiloartritis y que tenga buen criterio clínico.

¿Cómo se trata la espondiloartritis?

El tratamiento de primera línea para el dolor de columna vertebral consiste en medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID) como el naproxeno, el ibuprofeno y el celecoxib. Para muchas personas con espondilitis anquilosante o espondiloartritis axial no radiográfica, estos medicamentos junto con el ejercicio son suficientes para controlar los síntomas.

Si los NSAID no le brindan alivio o si tiene artritis periférica grave, junto con el médico podría considerar utilizar un inhibidor del factor de necrosis tumoral (TNF) como el infliximab (Remicade), el adalimumab (Humira) o el certolizumab (Cimzia). El certolizumab es el único inhibidor del TNF aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para tratar la espondiloartritis axial no radiográfica, pero los médicos recetan el resto de manera extraoficial basándose en los estudios de investigación y en su experiencia clínica. Otra opción es utilizar un bloqueador de interleucina (IL)-17 como el secukinumab (Cosentyx) o el ixekizumab (Taltz), ambos aprobados por la FDA para tratar la espondiloartritis axial no radiográfica Todos estos medicamentos, llamados biológicos, son costosos y pueden tener efectos colaterales graves. Por lo tanto, asegúrese de analizar cuidadosamente las ventajas y las desventajas con el médico.

El ejercicio es importante para todas las personas con artritis, pero es una parte fundamental del tratamiento si tiene espondilitis anquilosante o espondiloartritis axial no radiográfica. Alivia el dolor mejor que los medicamentos y es la única manera de mantener la salud y la movilidad de la columna vertebral. El American College of Rheumatology (ACR) recomienda que todas las personas con espondiloartritis axial reciban fisioterapia y hagan ejercicios que "promuevan la extensión y la movilidad de la columna vertebral" con regularidad. En particular, la natación es fantástica para la salud de la espalda.

John Flynn, MD, profesor de medicina y director de la clínica de espondiloartritis de Johns Hopkins Medicine en Baltimore, también promueve los beneficios del ejercicio. "Les indico fisioterapia a todos mis pacientes", afirma y señala que el ejercicio puede desacelerar la evolución de la enfermedad.

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