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¿Qué es la artritis?

Saber qué es la artritis puede ayudar a las personas a tratarla mejor y a sentirse más saludables. Obtenga más información sobre los tipos de artritis y en qué difieren.

Por Linda Rath | Fecha de actualización: 9 de junio de 2022

La artritis no es una sola enfermedad. El término hace referencia al dolor articular o a la enfermedad articular, y existen más de 100 tipos de artritis y afecciones relacionadas. Personas de todas las edades, razas y sexos viven con artritis, y es la principal causa de discapacidad en los EE. UU. Es más común en mujeres y, aunque no es una enfermedad provocada por el envejecimiento, algunos tipos de artritis se presentan más en personas mayores que en jóvenes.

Entre los síntomas de artritis comunes, se incluyen la hinchazón, el dolor, la rigidez y la amplitud de movimiento disminuida de las articulaciones. Los síntomas varían de leves a intensos, y pueden aparecer y desaparecer. Algunos permanecen prácticamente sin cambios durante años, pero también pueden empeorar con el tiempo. La artritis grave puede producir dolor crónico y dificultad para llevar a cabo actividades cotidianas. Además, caminar y subir escaleras puede ser doloroso y extenuante cuando se tiene un caso grave de artritis.

La artritis también puede provocar cambios permanentes en las articulaciones. Estos cambios pueden ser visibles, como nudos en las articulaciones de los dedos, pero, a menudo, el daño solo puede verse en una radiografía. Algunos tipos de artritis pueden afectar el corazón, los ojos, los pulmones, los riñones y la piel, además de las articulaciones.

Tipos de artritis

Artrosis

La artrosis es, por amplio margen, el tipo más común de artritis. Puede dañar casi cualquier articulación, pero afecta principalmente las manos, la columna vertebral, las caderas y las rodillas. Antes, se consideraba que la artrosis era una enfermedad de desgaste en la que el cartílago —la capa protectora en los extremos de los huesos— se gastaba tras años de uso. Pero conforme avanzó la investigación, cambió lo que se pensaba de la artrosis. Ahora, los médicos saben que la artrosis es una enfermedad que afecta toda la articulación, no solo el cartílago. Los huesos en las articulaciones afectadas se debilitan, el tejido conjuntivo que mantiene unida la articulación se deteriora y la inflamación daña el revestimiento de la articulación. Contrariamente a lo que se creyó durante décadas, la inflamación desempeña una función clave en la artrosis, al igual que lo hace en la mayoría de los otros tipos de artritis.

Asimismo, crece la opinión generalizada de que la artrosis inflamatoria es uno de los varios subtipos de artrosis. Entre otros subtipos, se incluye la artrosis relacionada con lo siguiente:

  • Lesiones postraumáticas, como una fractura o una rotura de ligamento cruzado anterior
  • Daño relacionado con el trabajo, debido a tareas agotadoras, como agricultura y construcción
  • Factores relacionados con el estilo de vida, como sobrepeso, falta de ejercicio y mala alimentación  

Aunque la prevalencia de la artrosis tiende a aumentar con la edad, no es una parte inevitable del envejecimiento. Las personas pueden ayudar a prevenir problemas articulares si permanecen activas, mantienen un peso saludable y limitan la ingesta de alimentos que agudizan la inflamación, como la carne roja, los alimentos ultraprocesados y el azúcar. ¿Qué conviene comer? Frutos rojos, vegetales de hoja, salmón silvestre, cereales integrales y aceite de oliva.

Si usted ya tiene dolor y rigidez de leves a moderados en las articulaciones, la actividad física habitual, las terapias con calor y frío, el consumo prudente de analgésicos de venta libre y el uso de dispositivos de apoyo pueden serle de ayuda para tratar los síntomas.

Si los síntomas articulares son intensos, limitan la movilidad y afectan la calidad de vida, puede ser buena idea hablar con el médico sobre una solución quirúrgica.

Artritis inflamatoria autoinmune

Un sistema inmunitario saludable es protector. Genera inflamación para curar infecciones y cicatrizar lesiones. Sin embargo, cuando se tiene artritis inflamatoria, el sistema inmunitario está hiperactivo y ataca tejido sano, incluidas las articulaciones de la columna vertebral, las manos y los pies. En algunas personas, la inflamación se vuelve sistémica y daña los ojos, la piel, el corazón y otros órganos. Muchos tipos de artritis inflamatoria, aunque no todos, se consideran enfermedades autoinmunes debido a que el sistema inmunitario pierde la capacidad de distinguir lo propio de lo ajeno y ataca el cuerpo que, se supone, debe proteger.

La artritis reumatoide (AR) es la forma más común de artritis inflamatoria autoinmune. La artritis psoriásica (AP), la espondiloartritis axial (EaAx), la gota y la artritis juvenil son menos comunes y pueden ser más difíciles de diagnosticar.

Se desconoce qué es lo que causa artritis inflamatoria en cada caso, pero la opinión generalizada es que algo en el entorno, un virus, el estrés o el tabaquismo, por ejemplo, puede activarla en personas genéticamente predispuestas. En estudios de investigación recientes, también se destacó la función compleja y crítica de los microbios intestinales en enfermedades inflamatorias relacionadas con el sistema inmunitario, como la artritis reumatoide y la artritis psoriásica.  

Los billones de microbios mayormente inocuos que viven en el intestino, en la piel y en la boca, en conjunto el microbioma, regulan las células inmunitarias en todo el cuerpo y determinan el funcionamiento del sistema inmunitario frente a diversas enfermedades. Cuando estas inmensas comunidades microbianas se desequilibran debido a una mala alimentación, un tratamiento con antibióticos o algún otro factor, es posible que ya no regulen la respuesta inmunitaria de manera normal. Se cree que este es uno de los factores clave que causan la artritis reumatoide y otras afecciones inflamatorias de tipo autoinmune.

Cuando se trata de tipos de artritis autoinmune e inflamatoria, el diagnóstico y el tratamiento tempranos son fundamentales. Disminuir el ritmo de la enfermedad puede ayudar a minimizar o prevenir el daño articular permanente, además de reducir el dolor y mejorar la función y la calidad de vida. La remisión (que se define como la disminución casi total o la desaparición de los signos y síntomas de la enfermedad) es siempre el objetivo, pero para algunas personas, una actividad reducida de la enfermedad puede ser una meta más realista.  

Por lo general, la mejor manera de lograr esto es mediante una combinación de medicamentos y estilo de vida saludable: ejercicio habitual, sueño reparador, alimentación saludable y menos estrés. Los medicamentos dependen de varios factores: el tipo de artritis, la intensidad de los síntomas y qué tan bien una persona responde a un medicamento en particular. Para algunas personas, el primer medicamento que prueben, tal vez, no sea la mejor opción. Además, algunos medicamentos para tratar la artritis tienen efectos colaterales desagradables o pierden su eficacia con el tiempo. Es posible que hagan falta algunos intentos hasta encontrar el medicamento adecuado.

Artritis infecciosa

Una infección micótica, bacteriana o viral es lo que provoca la artritis infecciosa. Por lo general, comienza cuando una infección en otra parte del cuerpo se traslada a una articulación, usualmente, la rodilla. Síntomas como hinchazón, dolor y fiebre pueden ser repentinos e intensos, pero el tratamiento con antibióticos o antimicóticos, por lo general, cura la infección con bastante rapidez. La mayoría de las infecciones virales duran una semana o dos, y desaparecen por sí solas. Es posible que algunas personas que tengan artritis infecciosa necesiten que se les drene el fluido articular para eliminar el fluido sinovial infectado, reducir el dolor y la inflamación, y prevenir el daño articular.   

Gota (artritis metabólica)

La artritis gotosa o metabólica, comúnmente conocida como gota, aparece como resultado de la acumulación, en las articulaciones, de cristales de ácido úrico que causan dolor. Estos cristales son un subproducto de la descomposición de las purinas, sustancias que normalmente se encuentran en las células humanas y en muchos alimentos, en especial carne roja, carnes provenientes de órganos, algunos mariscos y el alcohol. Normalmente, el cuerpo elimina el exceso de ácido úrico, pero cuando esto no ocurre, esta sustancia se puede acumular en las articulaciones, lo que provoca crisis de dolor intenso, en especial, en el dedo grande del pie.

Sin embargo, la mayoría de las personas que tienen concentraciones elevadas de ácido úrico nunca presentan gota, y muchos pacientes con gota tienen concentraciones normales de ácido úrico. Algunos estudios de investigación sugieren que podría haber ciertos factores, además del ácido úrico, que podrían desencadenar la gota. Entre los posibles culpables, se incluyen el daño provocado por la artrosis, las alteraciones del microbioma e incluso la presencia de glóbulos blancos en el líquido dentro de las articulaciones.

Algunas personas tienen un solo ataque de gota, o brote, y nunca tienen otros síntomas. Por lo general, no necesitan medicamentos. A las personas que tienen más de un brote de la gota o que presentan síntomas intensos, generalmente, se les recetan medicamentos para reducir la cantidad de ácido úrico. Esos medicamentos pueden tener efectos colaterales graves (y es posible que no resuelvan el problema real), así que además de tomar medicamentos, a los pacientes se les aconseja adoptar una alimentación mayormente vegetariana, con poco contenido de purinas y rica en frutas, vegetales, cereales integrales, aceite de oliva y pescado con bajo contenido de purinas.

Qué puede hacer

El primer paso es recibir un diagnóstico preciso para saber qué es lo que le causa dolor articular. Hable con su médico de atención primaria sobre los síntomas. Tal vez deriven su caso a un reumatólogo o traumatólogo, médicos que se especializan en la artritis y otras afecciones del aparato locomotor. Existen muchas medidas que se pueden tomar para mantener la función de las articulaciones, la movilidad y la calidad de vida. Es esencial informarse sobre la enfermedad y las opciones de tratamiento, dedicar tiempo a la actividad física y mantener un peso saludable.

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