Coma lo correcto para su tipo de artritis
Conozca las dietas que pueden ayudar a aliviar el dolor y la inflamación y a desacelerar la actividad de la enfermedad.
Por Michele Andwele | 18 de junio de 2021
Cuando usted tiene artritis o una enfermedad relacionada, recibir los nutrientes correctos puede ayudar a aliviar el dolor y la inflamación y mejorar su salud en general.
Si bien no existe una poción mágica en el supermercado, hay estudios que demuestran que ciertos alimentos tienen propiedades antiinflamatorias y beneficios específicos para formas inflamatorias autoinmunes de artritis, como la artritis reumatoide (AR) y la artritis psoriásica (AP), así como la gota, la artrosis y la osteoporosis. Una dieta antiinflamatoria puede desacelerar la actividad de la enfermedad y reducir los síntomas.
Artritis inflamatoria autoinmune
La mayoría de los estudios sobre la nutrición y las formas inflamatorias autoinmunes de artritis se han concentrado en la artritis reumatoide. Muchos han descubierto que una dieta rica en ácidos grasos omega-3, antioxidantes y fitoquímicos que aportan al organismo nutrientes antiinflamatorios ayuda a aliviar los síntomas de AR.
En una dieta de estilo mediterráneo, estos nutrientes se encuentran en las frutas y vegetales, el pescado, el aceite de oliva, los granos sin refinar, los frutos secos, las semillas y los frijoles. Además, la dieta mediterránea incluye el consumo moderado de aves de corral, lácteos y huevos, y minimiza las carnes, especialmente las carnes rojas, los alimentos altamente procesados y refinados y las grasas no saludables, incluidas las grasas saturadas. Los estudios que examinan el impacto de la dieta en la AR han demostrado mejoras en el dolor, la rigidez matutina, la función física y reducción de los marcadores de inflamación en la sangre, según un metanálisis publicado en 2020 en Nutrition Reviews. Se ha demostrado que los ácidos grasos omega-3 del salmón, las sardinas, la caballa, el arenque, el atún y otros pescados de agua fría son especialmente beneficiosos por sus propiedades antiinflamatorias.
Los estudios también han demostrado que el aceite de oliva extra virgen es beneficioso para la artritis reumatoide. Los investigadores descubrieron que el oleocantal, un compuesto presente en el aceite de oliva, ayudó a controlar la inflamación crónica y los procesos inflamatorios y a reducir el daño de los cartílagos de las articulaciones. Estudios anteriores determinaron que, de manera similar al ibuprofeno, el oleocantal previene la producción de las enzimas proinflamatorias COX-1 y COX-2.
Para conocer los efectos de alimentos específicos sobre la artritis inflamatoria, los investigadores encuestaron a pacientes con AR respecto de 20 alimentos diferentes. Entre ellos, los arándanos, el pescado, las fresas y la espinaca fueron los que con mayor frecuencia se informaron como alimentos que ayudan con los síntomas de AR, mientras que los postres y los refrescos azucarados fueron los que con mayor frecuencia se informaron como alimentos que emporan los síntomas, según un informe publicado en 2017 en Arthritis Care and Research.
El té verde también puede ser beneficioso para algunas personas con artritis inflamatoria. Según un estudio publicado en 2016 en Arthritis & Rheumatology, un fitoquímico antiinflamatorio presente en el té verde conocido como EGCG (epigalocatequina-3-galato) bloquea los efectos de la AR.
Varios estudios han observado los efectos de las dietas vegetarianas y veganas en la AR remontándose a la década de 1990, antes de que se usaran ampliamente los medicamentos biológicos. Y aunque hace tiempo que se sabe que limitar el consumo de alimentos inhibe la inflamación, los investigadores también han descubierto que un período de ayuno seguido de una dieta vegetariana también puede beneficiar a los pacientes con artritis inflamatoria, aunque es importante destacar que los pacientes continuaron con sus medicamentos durante los ensayos. Según el metanálisis de 2020 en Nutrition Reviews, los estudios demuestran que la restricción de las calorías durante 7 a 10 días seguida de una dieta vegetariana durante un año o más, dio como resultado una reducción del dolor, la rigidez matutina y los biomarcadores inflamatorios. Un estudio publicado en 2019 en Nutrients relacionó el ayuno intermitente con la reducción de la actividad de la enfermedad en la artritis psoriásica.
Algunos estudios también han descubierto que una dieta rica en fibra ayuda a reducir los niveles de proteína C reactiva (PCR) en la sangre, un marcador de inflamación asociado con la AR y otras formas inflamatorias de artritis. Algunas buenas fuentes de fibra alimenticia son los granos integrales y las legumbres, como la avena, el arroz integral, los frijoles y la cebada.
Artrosis
Tener una dieta nutritiva equilibrada es importante para alcanzar y mantener un peso saludable, lo cual es fundamental para la salud de las articulaciones. Cada libra de peso extra agrega cuatro libras de presión en las articulaciones que soportan el peso, incluidas las rodillas, las caderas y los tobillos. Esto no solo puede empeorar el daño articular y el dolor, sino que las células grasas también contribuyen a la inflamación en el cuerpo. Se ha demostrado que la incorporación de la actividad física a la dieta para reducir el peso es más eficaz para bajar de peso y también puede aliviar los síntomas de la artrosis.
Los investigadores han estudiado numerosos alimentos y nutrientes diferentes para determinar su posible impacto en la progresión y los síntomas de la artrosis. Algunos estudios han descubierto que las deficiencias de las vitaminas D y K se asocian con mayor daño en los huesos y cartílagos y un empeoramiento de la artrosis. La vitamina D, que proviene de la exposición al sol, es difícil de obtener de los alimentos. Las pocas fuentes alimentarias son los pescados grasos, los hongos y los alimentos fortificados, como la leche y algunos jugos de naranja y cereales. Los vegetales de hoja son buenas fuentes de vitamina K.
Al menos otro estudio descubrió que quienes comían más fibra alimenticia eran menos propensos a tener síntomas de artrosis de rodilla.
Las grasas alimenticias también parecen tener un efecto en la progresión de la artrosis. Un estudio de la Iniciativa contra la Artrosis de los NIH, publicado en 2017 en Arthritis Care & Research, descubrió que las grasas saturadas, como las que se encuentran en las carnes rojas, se asocian con la progresión de la artrosis de rodilla, mientras que las grasas monoinsaturadas, como el aceite de pescado, y las grasas poliinsaturadas, como el aceite de oliva extra virgen, parecen tener un efecto protector contra la artrosis.
Las frutas, en particular los arándanos, las frambuesas, las fresas y las granadas, que son ricas en polifenoles como las antocianinas y la quercetina, tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que pueden ayudar a prevenir y controlar la artrosis, según un estudio de 2018 publicado en Food & Function.
El brócoli y otros vegetales crucíferos contienen un compuesto llamado sulforafano que, según demuestran las investigaciones, también puede inhibir la inflamación y desacelerar la progresión de la artrosis. Y algunos estudios han hallado que consumir leche (pero no queso) o comer ajo, cebollas y puerros puede estar relacionado con una menor progresión y síntomas de artrosis.
Sin embargo, los resultados de las investigaciones sobre alimentos o nutrientes específicos suelen ser desiguales, y las personas no se alimentan basándose en alimentos o nutrientes individuales; consumen dietas que contienen alimentos variados, por lo que algunos investigadores han adoptado un enfoque más amplio.
En un estudio de 2020 publicado en Arthritis Research and Therapy, las dietas de los participantes del estudio se evaluaron en función de un índice inflamatorio. Los investigadores hallaron que las dietas con mayores puntuaciones inflamatorias tenían una mayor asociación con la artrosis de rodilla. Eso se debe, en parte, a que esas dietas también solían estar asociadas al aumento de peso y, por tanto, implicaban un mayor índice de masa corporal y más presión en las rodillas.
Y en un estudio que examinó la dieta de estilo mediterráneo publicado en 2017 en The Journal of Nutrition, Health and Aging, los participantes que siguieron la dieta durante 16 semanas presentaron una disminución de los niveles de una proteína inflamatoria en la sangre y mejoras significativas en la amplitud de movimiento de la cadera y la rodilla en comparación con los que no siguieron la dieta.
La conclusión: una dieta que incorpora más alimentos antiinflamatorios y menos alimentos inflamatorios, como una dieta mediterránea o DASH, tiene menos probabilidades de empeorar la artrosis -y puede proteger contra esta enfermedad- que una dieta rica en carnes, azúcares y alimentos procesados.
Gota
De todas las formas de artritis, la gota podría ser la que tiene la relación más evidente con la dieta. Cuando el organismo descompone la purina, una sustancia presente en muchos alimentos, se forma ácido úrico. Las personas que tienen gota, una forma inflamatoria de artritis, tienen dificultad para eliminar el ácido úrico o lo producen en exceso. El ácido úrico se acumula y forma cristales que se alojan en las articulaciones, lo que provoca dolor intenso en ellas.
Evitar los alimentos que contienen altos niveles de purinas es un aspecto fundamental para controlar la gota. Estos alimentos incluyen las carnes (especialmente las carnes rojas como la carne de res, el cerdo y el cordero, y las vísceras), la mayoría de los productos de mar (tanto pescados como mariscos) y los caldos y salsas a base de carne. Los refrescos y alimentos azucarados con fructosa también aumentan los niveles de ácido úrico. Existe una fuerte asociación entre el consumo de alcohol, especialmente de cerveza, y un mayor riesgo de ataques de gota.
Varios estudios han hallado que seguir una dieta mediterránea reduce los niveles de ácido úrico en la sangre y, por tanto, el riesgo de desarrollar gota o ataques de gota.
Más recientemente, un estudio publicado en el número de diciembre de 2020 de Arthritis & Rheumatology vinculó la dieta DASH con menores niveles de ácido úrico en la sangre, especialmente en personas con niveles excesivamente altos. Los investigadores asignaron a más de 450 personas a diferentes dietas durante ocho semanas: una dieta típica estadounidense (el grupo de control), una dieta típica estadounidense pero con más frutas y vegetales, o la dieta DASH con muchas frutas y vegetales, lácteos bajos en grasa y baja en grasas, grasas saturadas y colesterol. En comparación con la dieta típica estadounidense, la dieta DASH redujo significativamente el ácido úrico, especialmente en aquellas personas con niveles elevados.
Otro estudio, publicado en junio de 2021 en American Journal of Clinical Nutrition, sugiere que una dieta de estilo DASH con hincapié en las proteínas de origen vegetal reduce el ácido úrico más que las dietas similares que hacen hincapié en las bajas cantidades de carbohidratos o en las grasas insaturadas.
Algunos estudios se han concentrado en alimentos específicos. Por ejemplo, las investigaciones sugieren que los componentes de las cerezas, tanto dulces como ácidas, les confieren propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que ayudan a reducir la frecuencia de los brotes de gota, así como el daño en los huesos y articulaciones, según un estudio de 2019 publicado en Therapeutic Advances in Musculoskeletal Disease. Estos componentes incluyen las antocianinas, que se encuentran en los frutos y vegetales rojos, azules y morados, y el flavonol quercetina. Varios estudios también sugieren que la vitamina C puede reducir el ácido úrico y tener un efecto protector contra la gota, otro motivo para aumentar el consumo de frutas y vegetales como los cítricos, los pimientos, el brócoli y las coles de Bruselas.
Utilizando los datos de los 14,809 participantes de la Tercera Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición, investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard confirmaron que el consumo de café -pero no de té- se asocia con una reducción de los niveles de ácido úrico. Varios estudios también han vinculado el consumo de productos lácteos, incluidos la leche y el yogur, a la reducción de los niveles de ácido úrico.
Osteoporosis
La colección de investigaciones sobre nutrición y osteoporosis sugiere que es posible proteger la salud de los huesos y reducir el riesgo de fracturas comiendo alimentos ricos en calcio, incluidos leche, yogur y otros productos lácteos así como vegetales de hoja, mariscos, algunos productos de soya, y semillas y frutos secos, incluidas almendras, semillas de chía y de girasol. También es clave para la fortaleza de los huesos la vitamina D, que proviene de la exposición al sol y de fuentes alimentarias que incluyen el salmón, el atún, la caballa, las yemas de huevo, algunos hongos y alimentos fortificados como la leche.
El calcio y la vitamina D son históricamente los dos nutrientes considerados esenciales para la salud de los huesos, pero en los últimos años se ha prestado atención a otros nutrientes y dietas.
Según las recomendaciones de nutrición publicadas en 2017 en EFORT Open Reviews, comer más frutas y vegetales es necesario para la buena salud de los huesos. Estos contienen fitoquímicos y micronutrientes necesarios para la reconstrucción y resorción ósea y para reducir la inflamación y la agresión oxidativa. Las frutas deshidratadas -en particular las ciruelas pasas- son ricas fuentes de vitaminas y minerales que fortalecen los huesos, como la vitamina K, el boro, el cobre y el potasio.
Un informe del Framingham Osteoporosis Study, publicado en 2015 en Current Osteoporosis Reports, indica que las vitaminas A, B, C y E se encuentran entre otros nutrientes útiles para la salud de los huesos.
Una dieta rica en frutas, vegetales y productos de mar también se vincula con mayor densidad mineral ósea y menor riesgo de fracturas, mientras que se ha hallado que una dieta rica en grasas y alimentos procesados es perjudicial para la salud de los huesos. Un análisis de estudios publicados en 2021 en Nutrients avala el consumo de una dieta de estilo mediterráneo rica en frutas, vegetales, granos integrales y productos de mar y el consumo moderado de alcohol (vino tinto), pero beber más que con moderación es perjudicial para los huesos.